Estamos
ante una «grave problemática social»:
los jóvenes salen por la noche. Para luchar contra ello «es crucial poner la mirada en (…) la construcción de la masculinidad hegemónica y en cómo esto se traduce
en relaciones de poder y violencia sobre las mujeres en la cotidianidad de su
ocio nocturno». Esto no es trivial porque, aunque las no iniciadas en la
Teoría pueden creer que en la noche hay ligoteo, se equivocan: disfrazada de
sexo, hay una búsqueda insaciable de poder a través de la violencia: «podemos correr el riesgo de entender las
violencias sexuales, sobre todo en sus formas más sutiles, como el resultado
“normal” de la sociabilidad entre sexos; olvidando con ello, que lo que
constituye la finalidad de este tipo de conductas es el ejercicio del poder de
los hombres sobre las mujeres»
Todo
es poder y violencia. Las jóvenes deben entender que «lo que se denomina sexualidad es una dinámica de control propia de la
dominación masculina, que va desde el espacio íntimo hasta el institucional,
y desde una mirada hasta la violación». ¿Desde una mirada? Sí: «la violencia sexual se presenta como un
continuo, que va desde la violencia más hostil, extrema e identificada
claramente como tal, la violación; hasta la violencia aparentemente más
sutil, normalizada y no identificada, los piropos, por ejemplo». Por
si no les ha quedado claro por esta desenfadada forma de poner comas, la
violación «es tan solo la punta del
iceberg de una gran cantidad de violencias de género que pasan
desapercibidas, están normalizadas o incluso son aprobadas a nivel social».
Desgraciadamente
–para los autores del informe- nos queda un largo camino hasta meter enterito
el iceberg en el Código Penal: «aún queda
por hacer a nivel legislativo, ya que gran parte de las violencias sexuales que
sufren las mujeres en su cotidiano (…) no están recogidas en las leyes y no son vistas como violencias
sexuales». Vamos tan lento por «la cultura
de la violación predominante en nuestra sociedad» ¿En España? ¿A qué se
refiere exactamente? «La cultura de la
violación es “el entorno en el cual la violación ostenta una posición
preponderante y en el cual la violencia sexual infligida contra la mujer se
naturaliza y encuentra justificación tanto en los medios de comunicación como
en la cultura popular (…) La
cultura de la violación es la manera en que la sociedad se manifiesta hacia la
violación y otros tipos de violencia sexual, bajo un prisma de aceptación
validado social y culturalmente». Porque la violación es «ni más ni menos que un proceso
consciente de intimidación por medio del cual todos los hombres
mantienen a todas las mujeres en un estado de temor».
Diríase
que el encargado de mantener a las mujeres en un estado injustificado de temor
es el estudio Noches seguras para todas, financiado por el
Ministerio de Igualdad –es decir, por ustedes-. El estudio pretende denunciar «la
violencia sexual que las mujeres sufren y que los hombres ejercen en contextos
de ocio nocturno». Si desean ahorrarse la lectura de sus 181 páginas, su
sumario ya les puede dar una idea:
4.
APORTACIONES TEÓRICAS EN MATERIA DE VIOLENCIA SEXUAL
•
La violencia sexual, una cuestión de poder patriarcal
•
Cosificación sexual de las mujeres, violencia simbólica y violencia sexual
•
La hipersexualización de los cuerpos de mujeres racializadas
•
La cultura de la violación y la aceptabilidad social de la violencia sexual
contra las mujeres
•
El terror sexual como arma de opresión de las mujeres
•
Violencia sexual y ocio nocturno
Como
pueden apreciar por el sumario y los párrafos escogidos el estudio asume todos
los Dogmas del wokismo. Y como tantos movimientos fundamentalistas consigue
aunar lo siniestro con lo ridículo. Porque curiosamente podría ser un manual de
la Sección Femenina. Véase el epígrafe «ESTRATEGIAS DE LOS HOMBRES PARA ACCEDER
A LOS CUERPOS DE LAS MUJERES EN CONTEXTOS DE OCIO NOCTURNO» -permítanme el
spoiler: la preferida por los vástagos del heteropatriarcado es lo que el estudio
denomina «sumisión química oportunista», vulgarmente suministrar alcohol
y/o drogas-. Y véase también lo poco que le gusta la liberación sexual:
«Bajo
la idea de la liberación sexual que trasgrede toda moral sexual occidental, y
que parece igualar a los sexos, las mujeres pasaron a ser objetos sexuales y
objetos de consumo ligados al mercado capitalista al servicio del placer
masculino. Voces del feminismo actual (…) están de acuerdo en
señalar la revolución sexual como el momento histórico donde la cosificación
sexual e hipersexualización de las mujeres se acentúa bajo las nuevas
estructuras patriarcales de un liberalismo económico y sexual, que invisibiliza
este tipo de violencia de género».
En
fin, es un documento del que los futuros historiadores podrán obtener valiosa
información sobre nuestra sociedad –o al menos echarse unas risas- y que sin
duda vale los 48.000 € que han pagado ustedes.
Comentarios
Y dice usted "y que sin duda vale los 48.000 € que han pagado ustedes." ¿ Ustedes ? O sea, que usted ha conseguido no contribuir ? ¿ Como lo ha hecho ?
Yo estaría dispuesta a contribuir el doble en otras cosas , como pagar bien a los médicos y sanitarios, como construir pabellones con cápsulas de esas como las que tienen en Japón, para que nadie tuviera que dormir en la calle,y que se pudieran dar una ducha caliente cada día, y lavarse la ropa... aunque no fueran "deserving poor".
Pero que me saquen dinero para esas cosas, o para mariscadas de los liberados sindicales, de la militancia, para eso no me apetece soltar un céntimo.
Carca que es una