Ir al contenido principal

LA RELIGIÓN POSMODERNA (1)

 

«Tal y como los viajeros experimentados saben, para comunicarse en una cultura completamente diferente no basta con aprender el idioma. También hay que aprender los lugares comunes, los sobreentendidos, las referencias culturales y la etiqueta, que definen como hay que comunicarse adecuadamente».

De esto van a tratar estas entradas. De proporcionar la cartografía necesaria para entender y adentrarse en este campo de minas, sembrado como si tal cosa en nuestra sociedad.

¿Qué es el wokismo? Su principal creencia es ésta: toda la sociedad está atravesada por corrientes de poder que determinan su topografía, creando islas de privilegio y abismos de opresión. Estos accidentes geográficos, privilegiados o marginados, coinciden con identidades: básicamente la raza, el sexo, el género y la orientación sexual –aunque hay otras más pintorescas-. La inclusión en una identidad proporciona una perspectiva única, que los ajenos a ella no pueden aspirar a tener. Además, estas identidades son acumulables: uno puede estar incluido simultáneamente en varias , quedando así inmerso a una superidentidad distinta de las que la agregan. Esto, si las identidades agregadas son de las marginadas, se llama interseccionalidad, y tiene consecuencias relevantes.

El caso es que la inmersión en una identidad determina inconscientemente nuestra manera de pensar. Las personas son, por así decirlo, esclavas de sus identidades, que son las que realmente determinan sus convicciones y valores. Reformulando en woke el materialismo histórico marxista, es la inclusión de las personas en una identidad lo que determina su consciencia. ¿La de todos? No. Algunos ya están despiertos –woke-. Se han atrevido a tomar la píldora roja de Matrix, y ahora la topografía de poder y opresión es perfectamente visible para ellos.

Que los humanos padecemos sesgos cognitivos que distorsionan nuestra percepción es indudable. Por ejemplo, tendemos –en efecto- a racionalizar nuestros privilegios en forma de derechos. El problema es que el wokismo lleva su planteamiento extraordinariamente lejos, como veremos. En realidad, el wokismo acaba convirtiéndose en el último avatar del gnosticismo, que pulula por la Tierra desde hace dos mil años.

Resumiendo –y siguiendo la analogía marxista- las identidades son la estructura, el relieve sobre el que se amolda inconscientemente la superestructura de una sociedad: la política, el derecho, las manifestaciones artísticas, e incluso la razón. ¿Quién ha creado este mundo? ¿Es accidental o hay detrás una voluntad? Esto realmente no suele ser explicado. El análisis se hace más bien contemplando qué identidades han sido oprimidas en algún momento histórico –las mujeres, las razas no blancas, los homosexuales…-  y denunciando el ejemplo como si perviviera en la actualidad. En todo caso, el constructor de estas líneas de poder es el lenguaje, que determina cómo percibimos la realidad. Por eso el woke permanece en constante alerta ante él.

Bien ¿y qué hay de malo? Si lo que hay detrás del wokismo es una lucha –aunque algo desquiciada- contra la discriminación ¿por qué preocuparse? La razón es que es un movimiento divisivo y antiilustrado que, camuflado con la defensa de valores indiscutidos, cuestiona los fundamentos de la democracia liberal.

(continuará)






Comentarios

Entradas populares de este blog

LA INAUDITA HISTORIA DE LOS BEBÉS ROBADOS

« Es lamentable la falta de interés de la justicia y de la derecha para que haya mecanismos para reparar estos delitos de lesa humanidad . El PSOE debe sumarse a este esfuerzo ». Los delitos de lesa humanidad a los que se refiere Enrique Santiago son los «bebés robados» del franquismo, y el esfuerzo que requiere del PSOE es seguir adelante con la proposición de ley presentada en 2020 en Cortes por ERC, PSOE y Podemos, Bildu y Baldo(ví), y que lleva atascada desde entonces. La exposición de motivos de la empantanada iniciativa nos cuenta esta historia. Queridos niños… « Durante décadas, y hasta etapas muy próximas, en España se ha producido, amparada en la impunidad, una de las mayores atrocidades que ha vivido nuestro país. Un número inmenso de niños fueron sustraídos en cárceles, clínicas y maternidades, y sus familias biológicas siguen sin saber su paradero a día de hoy ». No me dirán que no es una historia tremenda, y que la desolación de Enrique Santiago no está justificada. Se tr

VIERNES DE SEXO (10) (THIS IS THE END, MY FRIEND)

  Las dos primeras décadas de este siglo han presenciado cambios notables en la actividad sexual de los hombres. Un estudio de Peter Ueda expone que el porcentaje de estadounidenses entre 18 y 24 años, que reportan no haber mantenido relaciones sexuales en el último año, ha ascendido del 19% al 31% , y otras encuestas indican que -en ese mismo periodo- el porcentaje de hombres que llegan vírgenes a los 30 años ha subido del 8% al 27% . Estas tendencias –que se repiten en otros países- afectan abrumadoramente a hombres de bajo estatus, y no se repiten en mujeres, lo que indica –para empezar- que algunos hombres están follando más. ¿Qué está ocurriendo? Los sospechosos habituales son las redes sociales y el porno, pero no parece que, ni remotamente, la respuesta se encuentre allí.  Las apps de citas proporcionan datos interesantes.  - Ordenados en función de su atractivo para el otro sexo, el 20% de los hombres más deseados acapara la atención del 80% de las mujeres. Esto presenta un pa

ISRAEL Y EL DILEMA DEL TRANVÍA

Seguro que han visto mil veces el dilema: un tranvía circula sin frenos por una vía en la que hay tres personas despistadas. Sin embargo usted, que por alguna razón misteriosa maneja un cambio de agujas, puede desviarlo a otra vía donde también hay una persona despistada, pero sólo una. ¿Qué hacer? Este es el dilema favorito de los utilitaristas: si en una vía hay 3, y lo desvío a otra donde hay 1, ahorro 2. Perfecto, dilema moral resuelto y a otra cosa. Es una forma de cálculo satisfactoria para los totalitarios. Primero porque elude ciertos juicios morales previos (¿por qué circula el tranvía?; ¿por qué están ahí las personas?) pero sobre todo porque convierte a los humanos en números, que son más fáciles de manejar (¿qué importan unos millones de muertos actuales cuando está en juego la felicidad de todo el mundo en el futuro?) No es de extrañar que esta doctrina moral fuera desarrollada, con su mejor intención, por Jeremy Bentham, que al parecer sufría serias deficiencias en su