Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2015

UN POCO DE ARTE MODERNO

Visita primaveral a la exposición de Nikki de Saint Phalle (1930-2002) en el Guggenheim de Bilbao. Las obras de Saint Phalle son muy graciosas. Como ella, además, era muy guapa (recuerda un poco a Dominique Sanda) se le perdona incluso que se dedicara a hacer arte a tiros. Recomiendo, pues, a todo el que pueda que vaya a ver la exposición, y me pongo a hablar de lo que realmente me apetece. El Guggenheim, como otros muchos museos, proporciona a sus visitantes una audio guía, un aparatito que les cuenta lo que están viendo en cada momento, algo que ante el arte moderno resulta muy recomendable. En la planta inmediatamente inferior a la de Saint Phalle se exponen unas obras de Georg Baselitz . Baselitz se hizo famoso en 1963 al exponer un cuadro titulado La gran noche al garete ( Die große Nacht im Eimer ) que mostraba lo que parecía ser un niño dotado de un pene hipertrofiado en el acto de masturbarse. El niño peinaba un flequillo similar al de Hitler, lo que añadía cierta conf

a.t.p. HOBBES Y EL CONTRATO SOCIAL

Es el momento de hablar sobre las teorías basadas en el ‘contrato social’. Y empecemos diciendo que, si para el utilitarismo la fuente de legitimidad de la política está en la maximización de la felicidad de la sociedad, y para el marxismo en la eliminación de la explotación del proletariado por los capitalistas (eliminando de paso a éstos en el proceso), para las teorías basadas en el contrato social su fundamento moral se encuentra en el consentimiento de los gobernados. Todas las versiones del contrato social parten de un supuesto ‘estado de naturaleza’, una situación prepolítica en la que el hombre vivía no sometido a autoridad alguna. A partir de ese estado de naturaleza, y con el fin de evitar las inevitables inseguridades y sobresaltos que lo acompañan, los hombres convienen en restringir parte de sus libertades confiriendo poder sobre ellos a un gobernante. Por lo tanto, cuanto más desagradable se considere ese estado prepolítico de partida, mayores serán la cantidad de libe

a.t.p. MARX (APÉNDICE): ALLENDE CONTRA EL PATO DONALD

”Este libro (…) converge hacia todo un contexto de lucha para derribar al enemigo de clase en su terreno y en nuestro terreno. Esta crítica no puede entenderse como anárquica. No son cañonazos al aire como quisieran Hugo, Paco y Luís*, sino otra forma de golpear unida a todo el proceso de una potencial revolución chilena que entronca en la necesidad de ahondar más y más el cambio cultural. Es justamente para saber cuánto de Pato Donald queda todavía en todos los estratos de la sociedad chilena. Mientras su cara risueña deambule inocentemente por las calles de nuestro país, mientras Donald sea poder y representación colectiva, el imperialismo y la burguesía podrán dormir tranquilos” . * Son los sobrinos del pato Donald En 1970 la Unidad Popular de Salvador Allende obtuvo el 36,2% de los votos, una mayoría exigua frente al 34,9% del conservador Jorge Alessandri y el 27,8% de los demócrata-cristianos de Radomiro Tómic. Los conservadores ofrecieron la presidencia a éstos siempre que el

a.t.p. MARX: LA DICHOSA PLUSVALÍA

El Marx posterior a la redacción del Manifiesto es básicamente economista, lo que quiere decir que se dedica a elaborar una teoría económica que sirva de base y justificación a su visión de las cosas. Obsérvese que si para Marx es la estructura (la economía) la que determina la superestructura (la ideología), al leer El capital se tiene la impresión de que él ha recorrido en sentido contrario la secuencia que ha teorizado, diseñando una estructura económica en la que pueda encajar su personal superestructura. De modo que partiendo de su visión de una sociedad irremediablemente dividida en clases antagónicas tiene que llegar a su teoría de la explotación y la plusvalía. Y como en otras facetas de Marx, la tarea constituye un fracaso científico pero un gran éxito comercial. En 1867 el primer libro de El capital es publicado en Hamburgo. Marx desarrolla su teoría de la plusvalía en una secuencia de cuatro etapas: 1) Primera premisa: teoría del valor . Para Marx, en las cosas qu

a.t.p. MARX: EL MATERIALISMO HISTÓRICO

Nunca se debe comenzar un texto con una frase que incite al bostezo, pero en este caso hay que hacerlo: puede decirse que Hegel tiene una visión teleológica y determinista de la historia. Teleológica porque entiende que está orientada hacia un fin: servir de escenario para la materialización de los sucesivos avatares de una especie de Razón cósmica, o Idea Universal, que se va encaminando hacia su plenitud [1]. Determinista, porque cree que su curso está predeterminado y es inexorable. Entonces, si el movimiento de la historia está prefijado se podrá predecir siempre que se conozcan las leyes que lo rigen, es decir, la filosofía de Hegel. Marx sale de la Universidad de Jena convencido de que la historia puede ser científicamente profetizada, pero en lugar de asignar la causa de sus movimientos a la Razón, lo deposita en la acción de dos pares de fuerzas “contradictorias” que la propulsan “dialécticamente”: una, la lucha de clases; otra, los desfases entre la distribución de la propi

a.t.p. MARX (con permiso de la Complutense)

”Es un hecho, y en cierta medida un hecho cargado de gran melancolía, que las ingentes obras del intelecto no surgen de procesos abstractos del cerebro y la imaginación, sino que están profundamente arraigados en la personalidad” . Paul Johnson, Intelectuales . Raymond Aron distingue entre el Marx economista, el sociólogo y el filósofo. Schumpeter suma, con acierto, a Marx el profeta, categoría que también considera Paul Johnson mientras añade ciertos atributos personales relevantes para el análisis de su obra: colérico y desastroso gestor de su propia economía [1]. Edmund Wilson [2] suma un par de cualidades más, la prepotencia y la intolerancia. Marx mismo se consideraba ante todo un científico, y contraponía orgulloso esta cualidad frente a los denominados desdeñosamente “socialistas utópicos”, a los que tanto debía. Pensaba que con la luz de la razón, y la dudosa herramienta de la dialéctica, había conseguido desentrañar los mecanismos de la historia, y no concebía otra posi