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Mostrando entradas de marzo, 2014

LA DOLCE BELLEZZA

Imposible ver La grande bellezza sin compararla con La dolce vita , pero no compiten en igualdad de condiciones porque el tiempo ha operado dos modestos milagros a favor de ésta última. Uno, si la película de Sorrentino se entiende como una caricatura del mundo real, la de Fellini -que también lo era- ha dejado de serlo para nosotros, que la percibimos como si correspondiera a la Roma real de 1960. Dos, los años han revestido de cierta magia a los ambientes más superficiales de La dolce vita . Esto ocurre, por ejemplo, con la Vía Veneto, posiblemente en su momento tan desprovista de significado como las terrazas de la Castellana o los bares del Paseo Marítimo de Palma, y convertida ahora en evocador estandarte de un sugestivo mundo, muy lejano del mundo superficial que Fellini pretendía mostrar. Por la misma razón no es descartable que, dentro de medio siglo, la Roma de comienzos del siglo XXI se haya convertido en un mundo onírico conocido como La gran belleza , en el que sus miste

LA HOJA DE LA GRAN RUTA

Pues ya tenemos hoja de ruta hacia la rebelión diseñada por la Assemblea Nacional Catalana . Parte de los siguientes hechos incontrovertibles: 1) que Cataluña es una nación singular “que se fundamenta en la voluntad colectiva de ser [1]” , 2) “que todos los esfuerzos hechos desde Cataluña por encontrar reconocimiento y acomodo” dentro de España han fracasado por la inconmovible obstinación de l’Estat espanyol, y 3) que la independencia “es la única herramienta para alcanzar mayores cotas de bienestar, de libertad, de igualdad, de fraternidad y de justicia” . La hoja de ruta para la secesión prevé distintos escenarios dependiendo de lo que ocurra el 9 de noviembre, día previsto para la consulta ciudadana, y establece acciones distintas dependiendo de que a) esta se celebre [a-1) completamente, a-2) un poquito], o b) no se celebre por b-1) renuncia de los políticos catalanes o b-2) por encontrarse presos o huyendo por el alcantarillado. En este último caso se prevé la creación de

ROBERT MICHELS Y LA LEY DE HIERRO DE LAS OLIGARQUÍAS

A diferencia de los grandes profetas políticos del siglo XIX, la intención de Robert Michels al escribir Los partidos políticos  (1911) es razonablemente modesta: “Este estudio no pretende ofrecer un sistema (político) nuevo. La finalidad principal de la ciencia no es crear sistemas, sino más bien promover su comprensión. Tampoco el propósito de la ciencia sociológica es descubrir ni redescubrir soluciones, pues no existen soluciones absolutas para muchos problemas de la vida de los individuos ni para los de la vida de los grupos sociales, y esas cuestiones deben permanecer abiertas. El propósito del sociólogo ha de ser, más bien, exponer de forma desapasionada las tendencias y fuerzas antagónicas, las razones y las refutaciones; exponer en resumidas cuentas, la trama y la urdimbre de la vida social. El diagnóstico preciso es el requisito indispensable de todo pronóstico posible” . Y al final ambos, diagnóstico y pronóstico, no resultan alentadores: “La democracia conduce a la o