Es por eso que, bombardeados por el mensaje del heteropatriarcado y la discriminación actual de la mujer, somos capaces de percibir lo desaforado del mensaje pero no de darle valor cero, de decir que esa batalla ya ha sido ganada, la discriminación contra la mujer desterrada y el machismo derrotado precisamente en la cultura que las cacatúas acusan de heteropatriarcal. En su lugar nos vemos obligados a emitir los disclaimers de rigor -«se ha avanzado pero aún queda mucho por hacer»- antes de argumentar en contra. Y de este modo el mensaje desaforado ha conseguido dos efectos: que se pondere un poco en su dirección por la vía del disclaimer y que se hable de él, lo que a su vez sirve para que un no-problema actual vaya adquiriendo peso en la agenda política, que es lo que las cacatúas querían desde el primer momento.
Los que llevamos bastantes años en foros de internet conocíamos desde hace mucho la estrategia repetitiva e incluso intuitivamente habíamos encontrado el tratamiento contra ella: «don’t feed the troll». Pasen un buen domingo.
Comentarios
El cuco sigue una estrategia parecida, exagera las características de los huevos del nido donde los hospeda para que los que los van a criar les den prioridad. Como los nombres inventados por Sabino, y su patrón narrativo, los cuernos de los cascos vikingos, las falditas escocesas… O como la manipulación de la percepción de la mayoría social mediante el ruido repetitivo o como las tetas de silicona. Ya sea visual, sonoro o narrativo, lo falsificado por exageración nos es más atractivo. Todo es estética, hasta la razón. Peligrosísimo, pero es el bicho que somos.
*Me he terminado vuestro libro sobre Sabino. Me ha encantado.
Te refieres a “El patriota insufrible”