Ya saben, la disonancia cognitiva se produce cuando nuestra manera de vivir, nuestras convicciones declaradas y la realidad no encajan armoniosamente. Por ejemplo, al intentar simultanear las proposiciones «creo en los valores de la honradez y la deportividad» y «apoyo al Barça» después de que se haya descubierto que su orondo presidente aumentó significativamente las partidas presupuestarias dedicadas al soborno arbitral.
La disonancia cognitiva nos hace sufrir; el ajuste de disonancia nos ofrece una puerta de escape. Y el mecanismo es sencillo: actúa sobre la parte más débil, es decir, la realidad. El ajuste de disonancia permite convertirla en plastilina, quizás porque la verdad y los hechos no nos interesan tanto como creemos. Así, gracias al ajuste de disonancia, podemos retorcer ambos, atribuir todo a una persecución contra el Barça –como Pujol con la Banca Catalana- y seguir siendo barcelonistas sin tener que emitir complicados juicios o emprender incómodas acciones.
Pero si funciona tan bien ¿por qué es una maldición? Porque el ajuste de disonancia nos hace más tontos, amics. Y más malos. Verán el ajuste no es tan limpio como para no dejar pequeñas huellas en nuestra capacidad de razonamiento y en nuestro juicio moral. Lo primero es obvio: las deformaciones «todos lo hacen» e incluso «ha sido una maniobra defensiva» se sostienen mientras no sean sometidas a gran tensión, por lo que uno se acostumbra a no profundizar demasiado en la argumentación e incluso a desconfiar de ella. Pero se necesita algo más: como el culé percibe que lo ocurrido no está del todo bien debe exagerar, para compensar, la maldad del adversario. Así la mangancia del Barcelona acaba dejando al barcelonista igual de aficionado pero con un sordo resentimiento hacia el Madrid, y eso está feo. El ajuste de disonancia actúa, si quieren, como un lecho de Procusto posmoderno, una falsa promesa de reposo de la que se sale moral e intelectualmente tullido.
Y ahora apliquen la lección del Barça a los votantes del PSOE. Piensen en esos que ya han interiorizado que Bildu es un partido más democrático que cualquiera de derechas, y a los que ya no solivianta la alianza con el etnicismo xenófobo que los desprecia. Imaginen hasta qué páramo moral e intelectual van a acompañar a Sánchez guiados por la maldición del ajuste de disonancia, es decir, por la tétrica luz que alumbra el camino del sectarismo. Tengan un buen día.
Comentarios
¿Buen día? ¿Después de que me hagas ver que los votantes del PSOE seguirán tragando y votando encantados?
Buendía dice el tío
Amos, anda
(Ah, y Asensio no estaba en fuera de juego y su gol era válido)
El interés de los partitócratas de seguir comiendo y engullendo. El interés de Florentino, por ejemplo, de que no se le vacíe el estadio nuevo.
Todos tenemos manías y disonancias. Comportamientos, etc.
Pero algunos están salvajemente alimentados.
Agenda 2030: "No tendrás nada y será feliz".