Así se dirige Sabino a sus paisanos en septiembre de 1894:
“Vuestra raza,
singular por sus bellas cualidades, pero mas singular aun por no tener ningún
punto de contacto o fraternidad ni con la raza española, ni con la francesa,
que son sus vecinas, ni con raza alguna del mundo, era la que constituía
vuestra Patria Bizkaya, y vosotros, sin pizca de dignidad y sin respeto a
vuestros padres, habéis mezclado vuestra sangre con la española o maketa, os
habéis hermanado y confundido con la raza más vil y despreciable de Europa y
estáis procurando que esta raza envilecida substituya a la vuestra en el
territorio de vuestra Patria” (Bizkaitarra
nº 15, septiembre de 1894)
Terrible panorama. Los maquetos, ante la pasividad de los
vascos, se están mezclando con éstos y contaminando su raza. Es un problema
serio, porque tanto más degenerará la raza vasca “cuanto más se roce con la
maketa; la cual, por su carácter genuino, es vil, rastrera, servil y fementida”
(Bizkaitarra nº 22, febrero de 1895)
Porque para Sabino la esencia vasca reside en la raza. El
idioma, las tradiciones o las leyes se pueden aprender o cambiar. En cambio la
raza no se puede adquirir, ni recuperar cuando se contamina:
“(…) mientras la lengua, siempre que haya una buena gramática y un buen
diccionario, puede restaurarse aunque nadie la hable; la raza, en cambio, no
puede resucitarse una vez perdida.” (Bizkaitarra
nº 16, octubre de 1894)
Se trata de una visión platónica (aunque en bruto). La idea
platónica de lo vasco permanece pura e inalterable en el éter (en este caso, la
fantasía de Sabino), pero va degenerando, y alejándose del ideal, al mezclarse
con lo maqueto. Para Sabino la raza constituye la sustancia de lo vasco, y todo lo demás es accidental:
”Si nos dieran a
elegir entre una Bizkaya poblada de maketos que sólo hablasen el Euskera y una
Bizkaya poblada de bizkainos que sólo hablasen el castellano, escogeríamos sin
dubitar esta segunda, porque es preferible la sustancia bizkaina con accidentes
exóticos que pueden eliminarse y sustituirse por los naturales, a una sustancia
exótica con propiedades bizkainas que nunca podrían cambiarla”
A continuación la cosa se pone peor:
“Asimismo: si nos
pusieran de un lado la muerte total y absoluta de Bizkaya, esto es, la
extinción de su raza y su lengua y la desaparición de todo escrito y toda
memoria referente a sus leyes e historia y hasta su mismo nombre, y del otro
una Bizkaya maketa, independiente y regida por las leyes de nuestros padres,
poseedora de nuestra lengua y heredera de nuestra historia, optaríamos por lo
primero.”
Vizcaya sin la raza vasca está muerta, aunque perviva el
idioma vasco, los fueros, las tradiciones.... y sus habitantes no vascos. Estos,
en el mejor de los casos, le traen sin cuidado a Sabino: si desaparece la raza,
mejor que desaparezca todo lo demás. Al menos así el vascuence y las
instituciones vascas no quedarán contaminadas por lo maqueto. Lo corrobora en
un artículo titulado La pureza de raza
(Bizkaitarra nº 24, marzo de 1895):
“Si se diera una
Bizkaya, libre sí, pero constituida por la raza española (..) no quedaría más
que el nombre de Bizkaya, por causa
de quedar el territorio que en otras épocas ocupaba la nación bizkaína. Verdad
es que en ese caso valiera más le
hundiera un terremoto a este último, para que así desapareciese también el
nombre”
De este modo averiguamos cuáles son, de mejor a peor, los
escenarios que Sabino puede imaginar:
- Vizcaya con habitantes de raza vasca, independientes, que hablan vascuence y se rigen por sus leyes.
- Vizcaya con habitantes de raza vasca, aunque hablen español y no sean independientes.
- Vizcaya hundida por un terremoto.
- Vizcaya poblada por maquetos, aunque hablen vasco.
Lo expuesto puede inducir a sospechar que el
vascuence no es para Sabino más que una herramienta para mantener separadas las
razas, y que como tal no debe ser revelado a los maquetos. Él mismo lo confirma:
“Tanto están obligados
los bizkainos a hablar su lengua nacional, como a no enseñársela a los maketos
o españoles. No el hablar éste o el otro idioma, sino la diferencia del
lenguaje es el gran medio de
preservarnos del contagio de los españoles y evitar el cruzamiento de las dos razas.
Si nuestros invasores aprendieran el Euskera, tendríamos que abandonar éste,
archivando cuidadosamente su gramática y su diccionario, y dedicarnos a hablar
el ruso, el noruego o cualquier otro idioma desconocido para ellos, mientras
estuviésemos sujetos a su dominio.”
La preocupación por la degeneración de la raza vasca debida
a la mezcla con los maquetos impregnará toda la obra de Sabino. Véase otro
ejemplo de Baserritarra (Aldeano),
el periódico que sustituirá a Bizkaitarra:
“Nada importa, pues, la extinción de nuestra
lengua; nada, el olvido de nuestra historia; nada, la pérdida de nuestras
propias y santas instituciones y la imposición de las extrañas y liberales;
nada, esta misma esclavitud política de nuestra patria; nada, absolutamente nada,
importa todo eso, en sí considerado, al
lado del roce de nuestro pueblo con el español, que causa inmediata y
necesariamente en nuestra raza ignorancia y extravío de inteligencia, debilidad
y corrupción de corazón, apartamiento total, en una palabra, del fin de toda
humana sociedad.” [1] (Baserritarra
nº 11, julio de 1897)
Y a todo esto ¿de dónde ha salido esta raza vasca, tan singular?:
“Esta raza
originalísima no es celta, ni fenicia, ni griega, ni latina, ni germana, ni
árabe, ni se parece mas que en ser humana a ninguna de las que habitan el
continente europeo, el africano, el asiático, el americano y las islas de la
Oceanía. Está aislada en el universo de tal manera que no se encuentran datos
para clasificarla entre las demás razas dé la Tierra”. (Bizkaitarra nº 16, octubre de 1894)
La raza vasca no es comparable a ninguna otra de las
conocidas. Pero ¿y las desconocidas? De la crítica que hace a De l’origine des basques de Lewy
d’Abartiague se desprende que Sabino valora la posibilidad de que los vascos se
desarrollaran simultáneamente en Europa y la Atlántida:
”La existencia de la
Atlántida en algún tiempo la prueba M. d’Abartiague con datos tal vez
incontestables; pero de ello no se deduce que nuestra raza pasara de ella al
continente europeo, sino más bien que habitara simultáneamente el occidente y
mediodía de éste, el norte de África y dicha extensa tierra hoy cubierta por el
océano”
En cualquier caso Sabino contempla con simpatía esta
posibilidad:
“La hipótesis atlántica
es, pues, la última consecuencia de su folleto, el cual es recomendable
principalmente porque no se halla en él rastro de esa influencia española exenta de criterio científico”
Porque cuando hay que ser científico Sabino acude al
criterio de M. d’Abartiague.
Seguiremos inevitablemente hablando de la raza en estas entradas.
_________________
[1] No parece muy alejado el planteamiento de Sabino de este
otro:
“Si el judío conquistara (...) las naciones de este mundo, su corona
sería la guirnalda fúnebre de la raza humana y el planeta volvería a girar en
el espacio despoblado como lo hacía millones de años atrás. (...).
De ahí que yo me crea
en el deber de obrar del Todopoderosos Creador: al combatir a los judíos,
cumplo la tarea del Señor”
Imágenes: 1) Dantzaris,
de Valentín de Zubiaurre; 2) Romería, de José de Arrúe.
Comentarios
Afortunadamente, los vascos eran aventureros, y se fueron a recorrer el mundo, y a luchar en el ejército del rey español de turno, y se casaron con las chicas más guapas, y con más dote que encontraron. donde las encontrasen.
Y las chicas vascas, si eran guapas, y si tenían tierras, también eligieron a los mejores maridos que pudieron, fueran de donde fueran.
Y, por cierto; ¿Se sabe algo del RH de los hermanos Arana ? Porque ese factor se suele considerar distintivo de los vascos auténticos, aunque hay muchos españoles, de "raza" impura y mezclada, y viviendo en todas partes, no solo en el País Vasco, que SÍ tenemos el RH- ...
La Revelación de Sabino: La Raza Ardiente.
Habrá que ir leyendo anteriores entradas para aprender.
Don Luigi la diferencia de Sabino con Moisés es que, en lugar de tener que llevar a los vascos a la tierra prometida, pretendía sacar de ella a patadas a los maquetos/egipcios.
Don Hdayala le recomiendo que no se pierda la serie, entre otras cosas porque está hecha en colaboración nada menos que con Don Belosticalle.
Saludos.
Y como si los faraones asegurasen, a todo el que quisiera escucharles, que eran oprimidos por los judíos...
__________
Ya sin broma. Muchos sabinólogos, en especial los sabinianos o sabinófilos, cortan un pelo a lo largo para concluir que lo de Sabino no fue racismo propiamente dicho. O que no lo fue más allá del ‘racismo’ que se llevaba en su tiempo.
Esa salida me parece burda. De entrada, no es inocente. Lo que se quiere decir es que ‘el racismo de Sabino Arana no eran el racismo de Hitler – ergo, los nacionalistas vascos no son/somos racistas a lo nazi’.
La falacia está en suponer que un concepto objetivo-científico (como raza) no varía con el avance de la ciencia. Obviamente, ni Sabino ni Hitler estaban a día de hoy en sus nociones biológicas. Pasa con todo concepto: respiración, digestión, célula, etc.
Si acaso, es hoy cuando se discute y diluye la noción de ‘raza’, porque la biología actual no encuentra una definición satisfactoria. Pero antes, no. En tiempo de Sabino, el que rendía culto a la raza era un racista de tomo y lomo, aunque no supiera serología ni genética molecular etc.
El buen Sabino sólo contaba con los apellidos y la heráldica para su molino; pero deja claro que trata de limpieza de sangre, o sea de herencia biológica, y por tanto es racista sin paliativos.
Fíjense en esto: cuando Arzallus se apodera del factor sanguíneo Rh (desde luego, sin entender de lo que habla), el hombre revienta de gozo, porque ve una prueba de que ‘la raza vasca existe’.
Un saludo a todos, y boga avante (con espacio intermedio), bravísimo Navarth.