Pero Otegui es un oportunista político: quiere llegar al poder para materializar su visión totalitaria. Sánchez es un oportunista vacío: quiere conseguir el poder por un mero placer narcisista. Serán, por tanto, los oportunistas políticos los que marquen su agenda. Lo más desagradable -y, me temo, lo más perdurable- son los ajustes de disonancia de sus votantes. Al funcionar las siglas como marcador identitario -y una vez estigmatizado el adversario; muchas iniciativas legislativas están orientadas principalmente a este fin- los votantes reordenaran sus posiciones en torno a las evoluciones del líder hueco de su partido. Es decir, quieren seguir votando al PSOE, así que Bildu -que es su socio- no puede ser malo. Lo llaman «mover la ventana de Overton», pero se parece bastante al envilecimiento. Vienen malos tiempo, y se necesita con urgencia un partido de centro izquierda con capacidad para escandalizarse ante estas cosas.
« Es lamentable la falta de interés de la justicia y de la derecha para que haya mecanismos para reparar estos delitos de lesa humanidad . El PSOE debe sumarse a este esfuerzo ». Los delitos de lesa humanidad a los que se refiere Enrique Santiago son los «bebés robados» del franquismo, y el esfuerzo que requiere del PSOE es seguir adelante con la proposición de ley presentada en 2020 en Cortes por ERC, PSOE y Podemos, Bildu y Baldo(ví), y que lleva atascada desde entonces. La exposición de motivos de la empantanada iniciativa nos cuenta esta historia. Queridos niños… « Durante décadas, y hasta etapas muy próximas, en España se ha producido, amparada en la impunidad, una de las mayores atrocidades que ha vivido nuestro país. Un número inmenso de niños fueron sustraídos en cárceles, clínicas y maternidades, y sus familias biológicas siguen sin saber su paradero a día de hoy ». No me dirán que no es una historia tremenda, y que la desolación de Enrique Santiago no está justificada. Se tr
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