Dada su condición de volátil centro del universo, Zapatero necesita gente como Juan Pedro Valentín para orientar a sus fieles, que dan lo mejor de sí mismos por su religión pero se pueden despistar ante la velocidad de los giros. El valor de Valentín radica en su tono. En él, el tono sustituye al contenido, lo que es muy conveniente cuando este no existe o no huele muy bien. Con su voz bien modulada, Valentín señala a los fieles donde está la Meca en cada momento, a fin de que puedan postrarse adecuadamente y no enseñar inadvertidamente las posaderas al Profeta. También podría decirse, aunque es algo más ordinario, que Valentín es el mamporrero que ayuda a apuntar correctamente las energías de los adeptos.
Don Juan: Del mismo modo arregladas mis cuentas traigo en el mío: en dos líneas separadas los muertos en desafío y las mujeres burladas. Después de leer estas entradas, ustedes están en condiciones de entender cabalmente qué representa esta escena. Don Juan Tenorio y Don Luis Mejía, alardean de los machos que han despachado respectivamente (competición intrasexual, derivada del principio de inversión parental de Robert Trivers) y presumen de hembras con las que han conseguipo aparearse. Son 32 machos muertos y 72 cópulas, lo que demuestra, de paso, que el sapiens puede ser muy destructivo con sus congéneres. Observaran que Don Juan dice «burladas», lo que permite sospechar que ha fingido amor –un fiable indicador de compromiso y predisposición de emparejamiento a largo plazo cuando es de verdad- a cambio de las cópulas. Es decir, Don Juan relata una sucesión de conflictos en los que una de las partes (él) buscaba emparejamientos a corto plazo mientras que las otras pretendían un compro...
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