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LAGRIMAS DE FACHITA


Confieso mi desesperación. En este momento el antisanchismo tiene las mejores banderas a su disposición. La bandera de la igualdad frente a la tentación xenófoba y egoísta de la plurinacionalidad: es absolutamente incomprensible que la izquierda actual, enamorada del nacionalismo, no se vea confrontada diariamente con esta contradicción insalvable. Pero es que también tiene el estandarte de la persona frente a las ridículas y regresivas políticas identitarias. La persona frente a los colectivos en los que la izquierda ha decidido parcelar la humanidad. Una trabajadora de un supermercado puede ser multada y perder su trabajo por la claudicación ante un victimismo neurótico. La izquierda -¿no nació para defender al trabajador?- permanece muda. ¿Y la derecha? También. Sigamos. Hemos padecido cuatro años en los que Frankenstein –disfrazado de defensor de las mujeres, las minorías y el ecologismo- ha intentado expandir el poder a costa de lo privado. Más regulación, más control: la pandemia, y unos estados de alarma declarados inconstitucionales, fueron exitosos campos de pruebas. Ahora empresarios y particulares pueden ser señalados impunemente desde el gobierno, y la iniciativa y la propiedad privada permanecen bajo sospecha, todos ellos supeditados a un interés público que coincide sospechosamente con el de los políticos. ¿No sería un buen momento de defender los valores liberales de toda la vida? ¿De defender la libertad? ¿De amparar a los ciudadanos frente a los abusos de un poder con vocación de ameba? Y ya que hablamos de liberalismo ¿qué decir de la libertad de expresión? ¿Hay que quedarse impasibles ante una Memoria Histórica que pretende imponer - ¡con una Fiscalía ad hoc!; ¡encomendada a Dolores Delgado!- un relato partidista como versión oficial? ¿Y no es el momento de denunciar las mordazas que imponen leyes delirantes? Y, en fin, la defensa de las instituciones, y la restauración de los mecanismos de la democracia liberal ¿no son buenas banderas? La persona, la igualdad, la libertad, España… ¿no son banderas estimulantes?

Pues en esta situación tan favorable, a pocas semanas de las elecciones, la situación es esta. Ciudadanos ha muerto por un seppukku que –para hastío de los espectadores- se prolonga en exceso. El PP prefiere, más que enarbolar banderas, volar bajo el radar de la corrección: eso lo deja enredado en contradicciones y vulnerable a la fabricación de hombres de paja por sus rivales. Y Vox, que se entretiene haciendo lonas ridículas, ha optado por la exitosa estrategia de convertirse en una secta. No existe aún una alternativa de centro izquierda capaz de defender esas mismas banderas -¿los Jacobinos?-, y es dudoso que el PSOE sobreviva al sanchismo. Por cierto, los opinadores que arrugan las naricitas ante los pactos de PP y Vox deberían explicar qué alternativa tienen en mente. Entretanto Frankenstein se frota sus numerosas manos, y no sé si España está en condiciones de aguantarlo otros 4 años.

Comentarios

viejecita ha dicho que…
Don Navarth:
Veo que ha cambiado la foto. El fachita de esta foto me da lo mismo, pero la pareja de la foto que estaba antes, me suena muchísimo , sobre todo la señora del sombrero, que me parece reconocerla de cuando yo era pequeña. Y no he conseguido averiguar quienes eran, ni en su twt, ni buscando fotos de nuestra postguerra... ¿ como la busco ?
¿ O mejor no la busco y me olvido ?
Ya siento darle la lata, que si ha cambiado la foto, por algo será.
Anónimo ha dicho que…
Buenos días Doña Viejecita. El contexto de la foto parece ser que es el desfile nazi en París en 1940.
viejecita ha dicho que…
Gracias Anónimo.
En ese caso, me parece que ya sé quien es la señora del sombrero. Buscaré fotos a ver si es ella en efecto.
viejecita ha dicho que…
Encontré la foto donde usted decía, Anónimo . Muchas gracias.

La fotografía está repetida varias veces, así que supongo que se difundiría bastante en la época. Pero no dice quienes son, ni el señor que llora, ni las dos señoras ... Da lo mismo. Que aunque las señoras no lloren, hechas puré sí que se ve que están.

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