
Todo lo que va saliendo a la luz de Unión Mallorquina va revelando la telaraña que el partido tejió mediante un empleo creativo de los fondos públicos. Por ejemplo, una red de voluntarios reclutados entre personas de cierta edad. Estos voluntarios eran investidos con el título de ‘angelots’ (angelotes), recibían un carnet con su foto y la imagen de un ángel derramando sus bondades, y eran enviados para que pregonaran las ventajas del Credo Uemita entre sus vecinos y allegados. Estas ventajas eran evidentes, al menos para los angelots, que inmediatamente eran contratados por alguna empresa que les proporcionaba un sueldo mensual sin tener que pasar por el desagradable trámite de ir a trabajar. ¿Y qué ganaban estas empresas? Pues todo parece indicar que obtenían sustanciosos contratos de las licitaciones dependientes de Unión Mallorquina, con lo que el círculo quedaba cerrado y todos contentos.
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