Casi sin resistencia se ha instalado una religión en nuestras sociedades. Es religión porque tiene todos sus ingredientes: sirve de guía espiritual y proporciona sentido a la vida; exige adhesión a los dogmas; permite la exhibición virtuosa y la estigmatización del hereje, lo que, a su vez, permite el ascenso en estatus. Para los que nos hartamos de decir que somos liberales, debería ser una preocupación: es nuestra mayor amenaza interna. Y, a diferencia de las religiones tradicionales, con esta no hay separación entre Iglesia y estado: ya tiene incluso un Ministerio. Esta religión posmoderna es intolerante; aborrece la disidencia y proscribe la libre expresión; elimina la igualdad; sustituye la persona por el grupo identitario; desconfía de la razón. Y es especialmente insidiosa porque se camufla tras las banderas de causas justas. Por esa razón, los que perciben el peligro no se atreven a alzar la voz porque saben lo sencillo que es convertirlos en espantapájaros y triturarlos. El wokismo y el ecologismo-gretista son los temas fundamentales de esta religión posmoderna que, de paso, por ciertas inercias históricas, odia a occidente: sus herejes son siempre autóctonos.
En fin, estas cosas religiosas -como pone en evidencia el hilo de Shellenberger- acaban teniendo un enorme impacto en el mundo real.
Las hembras del grillo mormón depositan los huevos en los machos, que los llevan en su interior, los alimentan y los cuidan hasta que nacen los pequeños grillos. Es decir, el grillo mormón macho invierte más tiempo, recursos y esfuerzo en su descendencia que la hembra, y esto tiene dos consecuencias: 1) los machos son más selectivos a la hora de escoger pareja y 2) las hembras –que son más grandes, fuertes y agresivas- compiten entre sí para ser elegidas por el macho. Esta es la fundamental teoría de la « inversión parental » que Robert Trivers formuló en 1972, y funciona exactamente igual –aunque a la inversa- en la especie humana. Sí, amigos, las hembras humanas son más selectivas que los machos y emparejan hacia arriba. Analizando la app de citas OKCupid se comprueba que las mujeres califican al 80% de los hombres como menos atractivos que la media, y este 80% recibe sólo un 30% de respuestas a sus avances: un sesgo evidente. En cambio los hombres afinan mucho más y consideran qu...
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