Alsina: Así que usted está a favor de que se celebre el referéndum
de autodeterminación.
Lupiáñez, rotundamente: Sí
Alsina: Y en contra, por consiguiente, de la posición de su
partido.
Lupiáñez sometido a estrés: Uh… sí… No
«Vas a la razón democrática del ser humano y te dices ¿qué
daño se hace depositando un voto en una urna? Ninguno. Simplemente es un acto
participativo». Así hablaba hoy Lupiáñez, alcalde de Blanes, en el programa de Alsina, y hasta ese
momento –tosquedad aparte- se ajustaba milimétricamente al discurso
usado por los nacionalistas para saltarse la ley. ¿Qué hay de malo en votar? ¿No
son las urnas la esencia de la democracia? ¿Hay algo más esponjoso que una
nube? Es un discurso fastidioso, porque el monstruo siempre se
mantiene cuidadosamente oculto: hasta el mayor zote sabe que hay
cosas que es mejor no explicitar. Pero Lupiáñez ha demostrado que no es persona que se deje constreñir por los dictados de la etiqueta, y el monstruo de la xenofobia ha
deambulado libremente.
«Somos diferentes, aquí se trabaj… las prioridades son otras.
La sociedad se mueve más por espíritus (sic) de construcción, de avanzar, de
esfuerzo, de responsabilidad, de compromiso».
Lupiáñez hará esta enumeración de virtudes catalanas tres
veces a lo largo del discurso. Pero entonces ¿el resto de los españoles no
construye, no avanza, no se esfuerza, no es responsable? Aquí el alcalde ha
sentido levemente la presión de la etiqueta y la exigencia del disimulo:
«Me preocupa muchísimo que se caiga en la demagogia en
relación a que los catalanes son diferentes (dice Lupiañez olvidando que ha
sido él quien lo ha afirmado). Aquí se vive de otra manera, Nosotros aquí
tenemos nivel de vida. Pero hay otras zonas donde la calidad de la vida es extraordinaria, y yo envidio esa calidad de vida que aquí
en Cataluña, posiblemente por esa responsabilidad, por ese compromiso, por ese
querer avanzar, pues se vive de otra manera. Igual ocurre en Dinamarca con
respecto al Magreb. Son actitudes enfrente de la vida diferentes».
¿Está Lupiáñez comparando al resto de España con el Magreb,
y a los nacionalistas catalanes con Dinamarca? Para ser exactos, parece estar
comparando Andalucía con el Magreb. Previamente ha explicado que él es de las Alpujarras,
y que su familia tuvo que emigrar a Barcelona para poder comer. Pero Lupiáñez
es condescendiente. Sabe que, si bien los nacionalistas catalanes son responsables,
comprometidos, industriosos etc., los andaluces, los españoles, y el resto de pueblos del
Magreb, tienen sus cosas pintorescas:
«En todas las partes del ecuador para arriba… Francia es
mucho más desarrollada a nivel de calidad de vida y nivel de vida (aquí
Lupiáñez se lía). La calidad de vida es la que es y el nivel de vida, como se
desenvuelve la gente socialmente, la luz, la calidad de vida, las relaciones humanas,
la relación con los vecinos, es mucho más afectuosa, más próxima en un sur
que en un norte»
Comentarios
Y qué decir de los andaluces que llegaron a Vizcaya: trabajadores como el que más. Este Lupiañez es un acomplejado charnego que cree lo que dice el amo sin comprobarlo mirando a sus padres ¿Eran estos vagos y jaraneros o los definiría como trabajadores? ¿EL PASAR EL EBRO, COMO UNA BAUTIZO, LOS LIMPIABA DE LA MANCHA DE LA VAGANCIA?
Si es genético (como dice el gran ..... Puyol, ¿el jornalero Lupiañez es un hombre débil y subdesarrollado?
Cuando le escuchaba me sentía ofendido por el insulto gratuito y por que procedía de un partido que dice abanderar los derechos de los ciudadanos.
¿Qué derechos, sr. Lupiañez? ¿Por ser catalán tiene derecho a decidir qué hacer con España y yo, como "resto del estado", no?
Un abrazo don Navarth.
Sísifo.
Mirlopica