Más adelante, cuando en 1863 Herzen reciba en su casa de Londres a representantes de Zemlya i Volya quedará desfavorablemente impresionado, pensará que se trata de unos patanes sin modales ni lecturas, y comentará:
“En algunos casos ellos tenían, en teoría, razón, pero no tenían en cuenta el complejo, intrincado, proceso de equilibrar lo ideal con lo real, y, por descontado, asumían que sus visiones y sus teorías eran las visiones y teorías de toda Rusia. Pero culpar a nuestros jóvenes pilotos de la tempestad que se avecinaba habría sido injusto. Es la característica común de la juventud.”
Y también:
“Con frecuencia no teníamos nada que decirnos. Estaban completamente ocupados con los detalles más nimios de sus círculos, más allá de los cuáles nada les interesaba. Una vez que habían descrito todo lo que les interesaba acerca de éstos, no había nada que hacer más que repetirlo, y vaya si lo repetían. Tenían poco interés en aprender, o en los asuntos públicos; realmente leían poco, y ni siquiera seguían regularmente los periódicos”.
En realidad, la mala impresión era recíproca. Herzen, que era educado, vivía confortablemente, y no iba permanentemente disfrazado de nihilista, les parecía un carcamal aburguesado, y se enfurecían cuando se resistía a sus sablazos:
“Mis nuevos conocidos consideraban que todo lo que yo hacía no era suficiente, y contemplaban con indignación a un hombre que se declaraba socialista y no distribuía sus propiedades a partes iguales entre gentes que querían dinero sin trabajar.”
Sin embargo, cuando en 1860 conoce al fundador del grupo su impresión es muy buena. Y, de hecho, será Ogarev quien proporcione el nombre a éste. La historia es la siguiente.
Nikolai Serno-Solovevich es hijo de un funcionario ennoblecido en reconocimiento a sus méritos. Es un veinteañero cuando, en 1855, Rusia es desalojada de Sebastopol, lo que marca su derrota en la Guerra de Crimea y el nacimiento de un profundo sentimiento de humillación nacional. Al igual que su padre, Serno ingresa en la administración civil, y junto con su hermano frecuenta el círculo de María Trubnikova, hija de un decembrista exiliado en Siberia. En él se habla de Vico, Prouhon, Lassalle, Saint-Simon, Louis Blanc y Herzen. En septiembre de 1858 resume sus impresiones sobre la situación en Rusia en un manuscrito que entrega al propio zar mientras pasea por los jardines de su palacio de Tsarskoe Tselo. Sus ideas son vehementes, pero no siempre realistas: “el Zar debe darse cuenta de que sólo los principios socialistas pueden actuar como guía para la transformación de Rusia”. Aún más: “en el trono de Rusia el Zar sólo puede ser, consciente o subconscientemente, un socialista”.
Con tales ideas su progreso en la administración civil no está garantizado, y en noviembre de 1959 Serno anuncia su intención de abandonarla. A principios de 1860 se encuentra con Herzen y Ogarev en Londres, e inmediatamente simpatizan. También Serno cree firmemente que la base para organizar la vida de los campesinos y el reparto de las tierras es la obshchina. El zar está preparando el decreto que emancipará a todos los siervos, y Serno cree que debe ser absolutamente ambicioso: los campesinos deberán recibir la totalidad de las tierras que están trabajando, que serán entregadas a las obshchinas, y no se les podrá exigir ninguna tasa de redención para compensar a los propietarios. Para eso está el estado, que, para financiar el proyecto, deberá reducir los gastos del ejército, la corte, y vender sus propiedades. Y, si resulta insuficiente, habrá que subir los impuestos. Ogarev colabora en la redacción de este proyecto, que se convertirá en el primer programa del naciente grupo. Y, además, le proporciona el nombre. ¿Qué es lo que necesita la gente?, se pregunta: ”Tierra y libertad” (”Zemlya i Volya”)
El proyecto también prevé la organización del grupo en células de 5 personas. Cada una de ellas deberá, a su vez, reclutar y organizar otra, de modo que únicamente conocerá a sus 4 compañeros de célula, y a los 4 de la que él mismo habrá creado. La idea no está mal: rellenar las celdas con gente competente es otro asunto. Serno vuelve a Rusia, pero sus andanzas ya han atraído la atención de la Tercera Sección, la policía secreta zarista. Ésta está mejorando rápidamente sus métodos, mientras que los emigrados londinenses continúan sin tomar excesivas precauciones. En julio de 1862 es interceptado un mensajero entrando en Rusia un número de cartas de Herzen, Bakunin y Ogarev. Una de ellas, dirigida a Serno, recomienda explorar la posibilidad de que Chernyshevski imprima su revista Sovremennik en Londres para sincronizar sus esfuerzos con Kolokol. Esto conduce al simultáneo arresto de Serno y Chernishevsky, que son enviados a la fortaleza de Pedro y Pablo. Serno aprovecha para escribir cartas al zar, y reanudar así la comunicación iniciada en Tsarskoe Tselo. Después es enviado a Siberia, y la correspondencia se interrumpe definitivamente.
Tras la desaparición de Serno, la calidad de los representantes de Zemlya i Volya decae rápidamente, y la dirección del grupo pasa a un tal Sleptsov. En ellos Herzen cada vez tendrá menos peso, desplazándose definitivamente el centro de gravedad ideológico hacia Chernishevsky. A finales de 1862 Zemlya i Volya se encuentra con un reto al que consagrará todos sus esfuerzos: la inminente insurrección polaca. El grupo siempre ha apoyado la independencia de las nacionalidades del Imperio. Ahora se arroja a la causa con todas sus fuerzas, y se estrella con igual ímpetu. Para empezar, contacta con los polacos presentándose como una fuerza política relevante en el escenario ruso. En diciembre un tal Segismund Padlewski, miembro del Comité Central nacional polaco, es enviado desde Varsovia a San Petersburgo. Lleva cartas de recomendación de Herzen y Bakunin, y pretende ponerse en contacto con el Comité Central de Zemlya i Volya para negociar su apoyo. Es un momento difícil, pues la importancia real de Zemlya i Volya es considerablemente menor de lo que han vendido a los polacos, y de hecho no existe nada parecido a un Comité Central. Sleptsov está convencido de que es inminente una revolución campesina, e intenta sin éxito convencer a los polacos para que esperen y hagan coincidir su insurrección con ésta.
En enero de 1863 estalla la revuelta. Sleptsov y otros miembros de Zemlya i Volya viajan a Londres para recabar el apoyo de Herzen. Para su asombro, le proponen, con gran arrogancia, que se convierta en un agente a sus órdenes. Mientras tanto, convencidos de la necesidad de contar con un medio de comunicación propio, improvisan una pequeña imprenta que expelerá un par de panfletos a lo largo del año. Pero en Rusia la revuelta polaca no ha sido vista unánimemente con simpatía, ni siquiera entre los turbulentos universitarios. En realidad, el apoyo decidido de Herzen marcará el inicio del declive de la influencia de “La Campana” entre los liberales rusos. Por su parte Zemlya i Volya no sobrevivirá a la ola de represión, y a final de año su nombre no será más que un mito para futuros movimientos revolucionarios. Alguno incluso resucitará el nombre.
Imágenes:
1.- El sitio de Sebastopol.
2.- Herzen y Ogarev.
3.- El pabellón Hermitage en Tsarskoye Tselo.
4.- Polacos esperando ser desterrados tras el fracaso de la revuelta.
“En algunos casos ellos tenían, en teoría, razón, pero no tenían en cuenta el complejo, intrincado, proceso de equilibrar lo ideal con lo real, y, por descontado, asumían que sus visiones y sus teorías eran las visiones y teorías de toda Rusia. Pero culpar a nuestros jóvenes pilotos de la tempestad que se avecinaba habría sido injusto. Es la característica común de la juventud.”
Y también:
“Con frecuencia no teníamos nada que decirnos. Estaban completamente ocupados con los detalles más nimios de sus círculos, más allá de los cuáles nada les interesaba. Una vez que habían descrito todo lo que les interesaba acerca de éstos, no había nada que hacer más que repetirlo, y vaya si lo repetían. Tenían poco interés en aprender, o en los asuntos públicos; realmente leían poco, y ni siquiera seguían regularmente los periódicos”.
En realidad, la mala impresión era recíproca. Herzen, que era educado, vivía confortablemente, y no iba permanentemente disfrazado de nihilista, les parecía un carcamal aburguesado, y se enfurecían cuando se resistía a sus sablazos:
“Mis nuevos conocidos consideraban que todo lo que yo hacía no era suficiente, y contemplaban con indignación a un hombre que se declaraba socialista y no distribuía sus propiedades a partes iguales entre gentes que querían dinero sin trabajar.”
Sin embargo, cuando en 1860 conoce al fundador del grupo su impresión es muy buena. Y, de hecho, será Ogarev quien proporcione el nombre a éste. La historia es la siguiente.
Nikolai Serno-Solovevich es hijo de un funcionario ennoblecido en reconocimiento a sus méritos. Es un veinteañero cuando, en 1855, Rusia es desalojada de Sebastopol, lo que marca su derrota en la Guerra de Crimea y el nacimiento de un profundo sentimiento de humillación nacional. Al igual que su padre, Serno ingresa en la administración civil, y junto con su hermano frecuenta el círculo de María Trubnikova, hija de un decembrista exiliado en Siberia. En él se habla de Vico, Prouhon, Lassalle, Saint-Simon, Louis Blanc y Herzen. En septiembre de 1858 resume sus impresiones sobre la situación en Rusia en un manuscrito que entrega al propio zar mientras pasea por los jardines de su palacio de Tsarskoe Tselo. Sus ideas son vehementes, pero no siempre realistas: “el Zar debe darse cuenta de que sólo los principios socialistas pueden actuar como guía para la transformación de Rusia”. Aún más: “en el trono de Rusia el Zar sólo puede ser, consciente o subconscientemente, un socialista”.
Con tales ideas su progreso en la administración civil no está garantizado, y en noviembre de 1959 Serno anuncia su intención de abandonarla. A principios de 1860 se encuentra con Herzen y Ogarev en Londres, e inmediatamente simpatizan. También Serno cree firmemente que la base para organizar la vida de los campesinos y el reparto de las tierras es la obshchina. El zar está preparando el decreto que emancipará a todos los siervos, y Serno cree que debe ser absolutamente ambicioso: los campesinos deberán recibir la totalidad de las tierras que están trabajando, que serán entregadas a las obshchinas, y no se les podrá exigir ninguna tasa de redención para compensar a los propietarios. Para eso está el estado, que, para financiar el proyecto, deberá reducir los gastos del ejército, la corte, y vender sus propiedades. Y, si resulta insuficiente, habrá que subir los impuestos. Ogarev colabora en la redacción de este proyecto, que se convertirá en el primer programa del naciente grupo. Y, además, le proporciona el nombre. ¿Qué es lo que necesita la gente?, se pregunta: ”Tierra y libertad” (”Zemlya i Volya”)
El proyecto también prevé la organización del grupo en células de 5 personas. Cada una de ellas deberá, a su vez, reclutar y organizar otra, de modo que únicamente conocerá a sus 4 compañeros de célula, y a los 4 de la que él mismo habrá creado. La idea no está mal: rellenar las celdas con gente competente es otro asunto. Serno vuelve a Rusia, pero sus andanzas ya han atraído la atención de la Tercera Sección, la policía secreta zarista. Ésta está mejorando rápidamente sus métodos, mientras que los emigrados londinenses continúan sin tomar excesivas precauciones. En julio de 1862 es interceptado un mensajero entrando en Rusia un número de cartas de Herzen, Bakunin y Ogarev. Una de ellas, dirigida a Serno, recomienda explorar la posibilidad de que Chernyshevski imprima su revista Sovremennik en Londres para sincronizar sus esfuerzos con Kolokol. Esto conduce al simultáneo arresto de Serno y Chernishevsky, que son enviados a la fortaleza de Pedro y Pablo. Serno aprovecha para escribir cartas al zar, y reanudar así la comunicación iniciada en Tsarskoe Tselo. Después es enviado a Siberia, y la correspondencia se interrumpe definitivamente.
Tras la desaparición de Serno, la calidad de los representantes de Zemlya i Volya decae rápidamente, y la dirección del grupo pasa a un tal Sleptsov. En ellos Herzen cada vez tendrá menos peso, desplazándose definitivamente el centro de gravedad ideológico hacia Chernishevsky. A finales de 1862 Zemlya i Volya se encuentra con un reto al que consagrará todos sus esfuerzos: la inminente insurrección polaca. El grupo siempre ha apoyado la independencia de las nacionalidades del Imperio. Ahora se arroja a la causa con todas sus fuerzas, y se estrella con igual ímpetu. Para empezar, contacta con los polacos presentándose como una fuerza política relevante en el escenario ruso. En diciembre un tal Segismund Padlewski, miembro del Comité Central nacional polaco, es enviado desde Varsovia a San Petersburgo. Lleva cartas de recomendación de Herzen y Bakunin, y pretende ponerse en contacto con el Comité Central de Zemlya i Volya para negociar su apoyo. Es un momento difícil, pues la importancia real de Zemlya i Volya es considerablemente menor de lo que han vendido a los polacos, y de hecho no existe nada parecido a un Comité Central. Sleptsov está convencido de que es inminente una revolución campesina, e intenta sin éxito convencer a los polacos para que esperen y hagan coincidir su insurrección con ésta.
En enero de 1863 estalla la revuelta. Sleptsov y otros miembros de Zemlya i Volya viajan a Londres para recabar el apoyo de Herzen. Para su asombro, le proponen, con gran arrogancia, que se convierta en un agente a sus órdenes. Mientras tanto, convencidos de la necesidad de contar con un medio de comunicación propio, improvisan una pequeña imprenta que expelerá un par de panfletos a lo largo del año. Pero en Rusia la revuelta polaca no ha sido vista unánimemente con simpatía, ni siquiera entre los turbulentos universitarios. En realidad, el apoyo decidido de Herzen marcará el inicio del declive de la influencia de “La Campana” entre los liberales rusos. Por su parte Zemlya i Volya no sobrevivirá a la ola de represión, y a final de año su nombre no será más que un mito para futuros movimientos revolucionarios. Alguno incluso resucitará el nombre.
Imágenes:
1.- El sitio de Sebastopol.
2.- Herzen y Ogarev.
3.- El pabellón Hermitage en Tsarskoye Tselo.
4.- Polacos esperando ser desterrados tras el fracaso de la revuelta.
Comentarios
Yo he abierto boca por la Russia de Donald Mackenzie Wallace, para seguir con Turgenev, , La Russie et les Russes.
También August Haxthausen, Études sur… la Russie (3º de 3 volúmenes; Andreas von Rosen (o Rozen), Aus den Memoiren eines russischen Dekabristen (Leipzig, 1869); K- Schedo-Ferroti (seud. de Theodor Fircks), Études sur l’avenir de la Russie, varios tomos : 1. La libération des paysans (Berlin, 1859) ; 9. Le nihilisme en Russie (Berlin/Bruxelles, 1867), etc., etc. Y por supuesto, las Memorias de Herzen (varios tomos).
Es cuestión de paciencia, cogerle el tranquillo y, eso sí, con el tranquillo no pillar a la vez una indigestión.
(Disculpe el desorden en las citas y lo incompleto de los enlaces. Un abrazo.)
Los 3 tomos del original alemán o de la versión francesa se han reducido a dos en inglés, con la ventaja de llevar buen índice alfabético de materias:
Tomo 1 (432 pp.)
Tomo 2 (463 pp.)
Además es descargable en PDF y en ePub.
Voy a releer con calma esta última entrada suya. Y luego, con más tiempo y mucha calma, descargar los tomos en inglés que D. Belosticalle indica.
Gracias. Le sigo y no me aburro. Mérito suyo, sin duda.
Un cordial saludo.