
Les presento a la Novísima Pasionaria (así la llaman). Es azafata, y se hizo famosa al defender agresivamente los derechos de los trabajadores de Alitalia, amenazados por un ERE, dramáticamente ataviada a tal fin con una soga alrededor del cuello para simbolizar el estrangulamiento de la clase obrera. Ahora ha decidido renunciar a su contrato fijo, tan trabajosamente ganado, y cambiar el liderazgo sindical por el de la casa del Grande Fratello, el Gran Hermano italiano, cuyo horario era incompatible con el de la línea aérea.
De manera similar, nuestro Presidente ha descubierto que, en la era del homo videns, son las audiencias, y no el Parlamento, el verdadero vehículo de la soberanía. Así que no debemos descartar que en España, dentro de unos años, las campañas electorales se realicen internando a los candidatos en la casa de Gran Hermano, donde podremos verlos hacer el chimpancé en calcetines. Incluso podría establecerse una democracia continua donde, sin tener que esperar cuatro años (que no hay programa que los aguante), los candidatos serían expelidos cada miércoles mediante votación del público.
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