
El País exige la adhesión del PP al Gobierno: “Sólo la unidad de todos los partidos en torno al Gobierno, máximo responsable de la lucha antiterrorista, puede hacer frente a la voluntad de la banda de destrozar, una vez más, cualquier esperanza de paz” Y esta obligación de adhesión impuesta al PP incluye la de asumir el papel que le toca representar en la película de la paz: el de malvado. Porque en toda película tiene que haber un malo, y no puede ser Zapatero que “tenía todo el derecho del mundo a intentar la paz”, aunque fuera a escondidas, pues a fin de cuentas, las suyas eran “aspiraciones legítimas de un presidente del Gobierno”
Pero esto plantea un problema de orientación ¿dónde debe dirigirse el PP para presentar su adhesión incondicional? Es decir ¿dónde va a estar Zapatero? ¿Combatiendo a ETA o negociando con ella? Ayer, en su comparecencia, recurrió a su palabrería habitual para no decir nada, y lo que dejó entrever es que sus esfuerzos se dirigirán a convencer a ETA de que vuelva a sentarse a negociar. El País, por su parte, intenta dar pistas: “es condición necesaria la recomposición de la unidad democrática”. ¿Debe finalizar, por tanto, el acoso y marginación del PP? No lo parece, a juzgar por la continuación de la frase: “Ello pasa por el compromiso de la oposición de no utilizar los eventuales atentados de ETA como arma de confrontación”. En resumen, el PP debe dejar de tocar las narices ya que “al Gobierno corresponde tejer las complicidades necesarias para alcanzar un nuevo Pacto Antiterrorista...” ¿Ah sí? “...abierto a todas las fuerzas democráticas” ¡Ah, bueno! Abierto, por ejemplo, a ERC. Y, por que no, a la mitad legalizada de ANV.
Pero esto plantea un problema de orientación ¿dónde debe dirigirse el PP para presentar su adhesión incondicional? Es decir ¿dónde va a estar Zapatero? ¿Combatiendo a ETA o negociando con ella? Ayer, en su comparecencia, recurrió a su palabrería habitual para no decir nada, y lo que dejó entrever es que sus esfuerzos se dirigirán a convencer a ETA de que vuelva a sentarse a negociar. El País, por su parte, intenta dar pistas: “es condición necesaria la recomposición de la unidad democrática”. ¿Debe finalizar, por tanto, el acoso y marginación del PP? No lo parece, a juzgar por la continuación de la frase: “Ello pasa por el compromiso de la oposición de no utilizar los eventuales atentados de ETA como arma de confrontación”. En resumen, el PP debe dejar de tocar las narices ya que “al Gobierno corresponde tejer las complicidades necesarias para alcanzar un nuevo Pacto Antiterrorista...” ¿Ah sí? “...abierto a todas las fuerzas democráticas” ¡Ah, bueno! Abierto, por ejemplo, a ERC. Y, por que no, a la mitad legalizada de ANV.
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