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EL FOCO Y LA MANCHA


Quien controla el foco puede –dirigiéndolo obsesivamente a una mancha de humedad en un rincón- convencer a algunos de que es necesario derribar el edificio entero aunque esté en perfecto estado. Y, de modo análogo, puede defender las bondades de otro cuyas prodigiosas grietas –que su foco se abstiene de iluminar- anuncian un inminente derrumbe. Es más: puede defender la transición del primer edificio, el que funciona, al segundo, el que es un desastre, y esta es la esencia de cualquier movimiento revolucionario. Ellos no suelen entender mucho de construcción, pero se mueven muy bien entre los cascotes.

Jugando con el foco y la mancha se puede, por ejemplo, afirmar que la sociedad más igualitaria es un reducto del patriarcado, y que la ciudad más segura esta poseída por una cultura de la violación: basta con enfocar y desenfocar selectivamente. Se puede, también, decir que la mitad de la sociedad -sometida a una espiral de silencio, y cuyos derechos se están pisoteando- se reduce a «uns poquets» ruidosos que se «autoodian». Se refiere Jéssica Albiach a esos que preferirían que se cumplieran las sentencias de los tribunales, y que se les impartiera un 25% de la enseñanza en castellano. Y dice que se «autoodian» porque «no soportan la cultura propia», que en papiamento nacionalista quiere decir el catalán cuidadosamente desinfectado de castellano.

El caso es que todos los estudios coinciden en que los niños a los que se priva de la enseñanza en su lengua materna tienen muchas probabilidades de engrosar las estadísticas de fracaso escolar; Albiach llama a esto «igualdad de oportunidades», y esto ya no es tanto manejo del foco como caradura. O más bien el ajuste de la disonancia que se produce entre la imagen que seguramente Albiach tiene de sí misma –la de una persona progresista que defiende a las personas y la igualdad- con su sumisión a la hegemonía nacionalista –que subordina las personas a la tribu y aborrece la igualdad. De sus dramáticos esfuerzos brota espontáneamente el doblepensar, y la percepción de la realidad se emborrona. De este modo ella puede seguir llamando «cohesión social» a la masa uniforme que se obtiene de triturar a los ciudadanos y seguir siendo «progresista». Eso es todo.

La intervención aquí.

Comentarios

Kepa Minondas ha dicho que…
Muy bien, Fernando, cada día mejor
Te perdió el Parlamento pero te ha ganado el blog
navarth ha dicho que…
Gracias, Kepa. Abrazo.

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