El nombre no evoca mucho; el concepto es muy importante para entender el deterioro de la democracia liberal, a la que la « política de la eternidad » suplanta poco a poco. Hace referencia a la sustitución de la realidad por un relato; de los hechos por la propaganda; del presente por un pasado ficticio; del abandono de la razón a favor de emociones destructivas que el gestor del relato manipula. Es un proceso difuso pero muy real: podemos ver claramente alguna de sus manifestaciones pero, al no tener una visión completa, tendemos a infravalorarlas porque nos desconciertan. Por el contrario -aunque tampoco la entiendan- los gurús de la comunicación aprovechan la nueva situación: no es necesario que un mago tenga profundos conocimientos de neurociencia para burlar nuestros procesos cognitivos, y lo mismo pasa con los tahúres demoscópicos. Aventuremos algunos brochazos para describir el paisaje incompleto de la «política de la eternidad». ◾ El relato de la eternidad es vict...
* Todo parece indicar que Navarth es Fernando Navarro, former MP de Ciudadanos por Baleares en la XI y XII Legislatura