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WILD WILD COUNTRY

¡Atención spoiler! Dejen inmediatamente de leer, vayan a Netflix y vuelvan después de haber visto el documental.


En la imagen Bhagwan Shree Rajneesh, gurú hindú que imparte revelación mediante la alternancia de silencios y sentencias sencillas con apariencia de profundidad y susceptibles de muchas interpretaciones. Desde un punto de vista puramente racional recuerda un poco a Míster Chance, pero indudablemente conoce la naturaleza humana. Regenta una comunidad en la India, y gran número de fieles occidentales acuden para disolverse en el calor de la tribu. Nada fuera de lo normal, pero en un momento dado, quizás para huir de la justicia hindú, los rajneeshitas deciden trasladarse a los Estados Unidos. La secta dispone de mucho dinero –muchos de sus adeptos son acaudalados-, lo que le permite adquirir un rancho de 26.000 hectáreas: Big Muddy en Oregón.


Hay que decir que el hombre nuevo que predica Bhagwan aspira a combinar la espiritualidad oriental con la ciencia –y aún el capitalismo- occidental. Entre sus adeptos hay técnicos y arquitectos que no desdeñan el progreso científico, y que consiguen convertir el gran lodazal en un rancho bien cuidado e irrigado. Rebautizado como Rajneeshpuram Big Muddy llegará a tener 7.000 habitantes, aeródromo y código postal: el 97741.

Es importante entender que estamos ante una secta, un grupo excluyente con vocación totalitaria incompatible por definición con una sociedad abierta. Este es el centro del conflicto que los aturdidos habitantes de Oregón no sabrán formular cabalmente cuando aquella comience a expandirse. De manera poco efectiva enfocarán sus críticas en un aspecto accesorio pero llamativo: las orgías en las que los bhagwanitas alcanzan éxtasis espirituales y de los otros.


He aquí una teoría: existe una serie de tipos humanos que se van repitiendo en las distintas sociedades a lo largo de la historia. Aunque difieran en las accesorias, sus características fundamentales permanecen inmutables, y por eso pueden ser reconocidos en los escenarios más diversos con los disfraces más variados. La capacidad para detectarlos y presentarlos es una de las razones del éxito de Shakespeare, y en esta historia aparecen tipos con nitidez shakesperiana. El primero es el déspota, la persona que utiliza a las personas para alcanzar y mantener el poder y que con frecuencia las atormenta incluso sin necesidad, quizás para evidenciar el nivel alcanzado en la jerarquía del grupo. Todos hemos conocido alguno, en el trabajo, en la política -cierto líder actual encaja perfectamente en la categoría- o incluso encarnado en la persona de un funcionario poco colaborativo. En Rajneeshpuram el papel es desempeñado por Ma Anand Sheela.


Al establecerse en los Estados Unidos Bhagwan se ha relajado un poco, lo que tal vez sea imputable al exceso de sexo y vehículos de lujo. La situación ha ido escalando hasta que el gurú ha entrado en contacto con unos adeptos acaudalados de Hollywood: además de facilitarle nuevos placeres, lo han introducido en drogas no habituales como el gas de la risa. Ahora la mirada de Bhagwan ha cambiado: de escrutar el alma del oyente y desentrañar los secretos del cosmos ha pasado a reflejar un divertido estupor. Y la lógica de su discurso también se ha resentido. Poco a poco ha dejado de hablar en público, y se limita a pasear sonriente repartiendo bendiciones en todas direcciones. En estas circunstancias ha ido delegando gradualmente las tareas de gobierno en Sheela, hasta entonces su secretaria personal.

El mandato de Sheela llega en un momento importante para la expansión de la secta. Experta en usar las fisuras de una ley en la que no cree –y supongo que esto también les suena en la política actual-, ha conseguido controlar por la fuerza de los votos Antelope, un pequeño pueblo cercano al rancho cuyos poco sofisticados vecinos asisten con impotente alarma a la marea roja que los engulle. Con el rancho incorporado a la ciudad Sheela puede crear una policía armada de la secta, a la que dota de armas semiautomáticas –al menos 100 Kalashnikov AK-47 y 20 Uzis- y el orwelliano nombre de Fuerza de Paz de Rajneeshpuram.


El siguiente paso es controlar todo el condado de Wasco. Un día Sheela manda una cuadrilla de autocares en todas direcciones. Su objetivo declarado es recoger indigentes, los desheredados de la tierra a los que todas las sociedades han marginado pero a los que ahora los bhagwanitas van a devolver su dignidad; el real, que voten a favor de la secta para conseguir controlar también el condado. Pero la fiscalía ha comenzado a ponerse en marcha, y con una serie de argumentos legales consigue desactivar la posibilidad de sufragio mendicante. Ahora los vagabundos, a los que se les ha dado unas expectativas exageradas, constituyen un grupo turbulento que amenaza la tranquilidad de la secta. Sheela toma entonces una serie de medidas expeditivas: para garantizar el buen comportamiento de los desheredados de la tierra comienza a prescribir regularmente narcóticos en su cerveza vespertina -posteriormente los reembarcará en los autobuses y los irá depositando en ciudades cercanas-; para conseguir una mayoría en las futuras elecciones emprende sobre los vecinos no afines una campaña de envenenamiento con salmonella; para neutralizar a las autoridades decide asesinar al fiscal.

Aparece aquí otro de los tipos humanos: el asesino. En este caso se trata de una adepta australiana incorporada desde el origen a la secta y que, racionalizándolo de las maneras más pintorescas, se presentará voluntaria a todas las iniciativas homicidas que Sheela proponga. El asesino, obvio es, acaba siendo siempre herramienta necesaria del déspota.


Tal vez porque empieza a atisbar un horizonte penal incierto, o por mera codicia, Sheela acaba fugándose a Europa con unos cuantos adeptos –asesina incluida- y 45 millones de dólares pertenecientes a la secta. Los bhagwanitas quedan en estado de shock, y Bhagwan se ve obligado a recuperar el habla. En una escenografía chocante el gurú mantiene el tono doctrinal, pero el contenido ha descendido a niveles muy groseros: Sheela es una criminal, ha planeado crímenes, ha pretendido bombardear la fiscalía –esto no lo sabíamos- , toma drogas duras, nos ha birlado el dinero, y en resumen debe ser devuelta cargada de cadenas. El discurso proporciona al FBI la oportunidad de enviar un ejército de investigadores al rancho, que entre otras cosas, descubren el asombroso sistema de grabaciones que Sheela tenía organizado, una pequeña Stasi en un rincón de Oregón. Ella por su parte se encuentra concediendo exclusivas al Stern y posando en pelotas.

¿Por qué esta historia extraordinaria en tan poco conocida fuera de Estados Unidos? Posiblemente porque, a pesar de tener todos los ingredientes necesarios, no acaba en baño de sangre. Justo cuando las autoridades estadounidenses planean el asalto al rancho para desmantelarlo por completo un jet despega con destino a las Bermudas llevando al líder espiritual en su interior. A pesar de haber sido abandonados por segunda vez, los adeptos bhagwanitas se mantendrán fieles a la secta hasta el final, y esto, huida del líder y fidelidad perruna de los adeptos, también tiene ecos en nuestro paisaje político. Posiblemente es normal: es muy duro renunciar al caudal de lealtad invertido aunque el depositario demuestre fehacientemente no merecerlo, y en este sentido la lealtad perruna del alcalde electo de Rajneeshpuram configura un tercer tipo universal.


Vean la serie si es que aún no lo han hecho. Disfrutarán, además, de los testimonios de todos los protagonistas.

Comentarios

Pussy Cat ha dicho que…
¡Que interesante, Fernando! Prácticamente solamente son series lo que vemos de la tele, así que este consejo cae en terreno abonadísimo.
Bruno ha dicho que…
No veo series pero creo que en catalufia no han llegado a los extremos de la sicaria pragmática. Aunque el acoso social genera la muerte social. ¿Llegará Tractoria a bombardear lo que no sea tractoria? Creo que por otra parte apunta al déspota clásico. Lo tiene cerca, más abajo. Y puede que su espejito del alma le corte la cosita.
¡Suerte en su trabajo, rodeado de fieras!
Ifigar ha dicho que…
Interesante y acongojante que un loco de tal calibre, y sus secuaces, conseguieran engatusar a un grupo tan grande de personas. Habrá que echarle un vistazo. Gracias por la recomendación Fernando, y aprovecho para agradecerte tu visita a la pitiusa mayor y el interesante encuentro ayer.
Un saludo. Iván.
P D : Mi recomendación (que no es en Netflix, sino HBO...)
https://es.hboespana.com/series/the-handmaids-tale/6575c701-6c3d-4b14-9d98-ba67e102dfa1
Anónimo ha dicho que…
Muchas Gracias Don Navarth
Que todo el mundo habla de ese documental, pero que como nosotros no estamos nada más que en el Movistar +, no tenemos ni Netflix, ni HBO, y casi no vemos televisión , no me había enterado bien de qué iba la cosa.
Y que acabo de terminar, recién llegado a mi kindle, donde lo tenía comprado, y en espera de que saliera en ese formato, "Macbeth", de Jo Nesbo , ( que tengo todos los de Harry Hole, y me compro todo lo que publica a medida que sale traducido al inglés ), y que el libro, que me ha dejado hecha virutas, y eso que he leído el Macbeth original chorrocientas veces, y he visto la película, pero que esta actualización me ha dejado K.O.
Y este resumen suyo, con su spoiler, ( que es como me gustan a mí las críticas ), me ha hecho meter" Wild Wild..." en mi carrito de Amazon, para que me lo manden en cuanto Netflix lo permita.

Buen domingo y de nuevo
Muchas Gracias
Viejecita
Anónimo ha dicho que…
Quería decir, que se me ha quedado en el tintero, que la "señora" de esta serie de la que nos habla, me ha recordado mucho a ese Macbeth actualizado. Sólo que el Macbeth de Nesbo sigue teniendo , a pesar de todo, algunas cualidades que lo hacen "quisible", y que es por esas cualidades por lo que el libro le deja a una hecha virutas.
Ya siento
Viejecita
navarth ha dicho que…
El documental es buenísimo, y siento mucho el spoiler –aunque avisé- . Tomo buena nota de las recomendaciones. Gracias por la tuya, Iván. Un placer la visita a Ibiza, como siempre.
Unknown ha dicho que…
Poco más puedo añadir, querido Fernando, simplemente insistir en que se vea esta serie.

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