Al mismo tiempo que la comunidad de Putney es acosada por sus vecinos, otro grupo de perfeccionistas se ha establecido en un antiguo aserradero en el arroyo Oneida, en el condado de Madison, Nueva York. Ante los apuros de Noyes lo invitan a que los acompañe y dirija su Comunidad, y éste acepta. El resto de la comunidad de Putney lo acompaña. Nace así la Comunidad Oneida.
Inicialmente Oneida obtiene ingresos de la venta de sus excedentes agrícolas, pero su situación económica no es favorable. La edición del periódico local [1] consume la mayor parte del beneficio, y además Oneida debe sufragar los gastos de otras comunidades perfeccionistas en desarrollo, entre ellas la de Wallingford (Connecticut) y la de la ciudad de Nueva York. La situación financiera mejora cuando el cuñado de Noyes, próspero comerciante, orienta la actividad hacia el sector servicios: Oneida se dedica a comprar productos en los condados del este, y a revenderlos en los del centro y oeste, mucho más inhóspitos. Pero el salto a la prosperidad lo da en 1848, cuando Sewell Newhouse se incorpora a la Comunidad. Newhouse ha diseñado y patentado una trampa de acero especialmente eficaz para atrapar castores. La trampa Newhouse se pone de moda entre los tramperos, y Oneida se convierte en proveedora de la Hudson’s Bay Company, dedicada al comercio de pieles.

Con la tranquilidad económica asegurada, Noyes pude dedicarse de lleno a la búsqueda del perfeccionismo. Los principios sobre los que se erige son la búsqueda de la perfección individual, la renuncia al interés individual a favor de los de la comunidad, y la propiedad en común. En Putney Noyes ha podido comprobar como la implantación del “matrimonio compuesto” le ha granjeado la desaprobación social; ahora en Oneida experimenta otro de sus efectos secundarios: la proliferación incontrolada de embarazos. Así que, para facilitar la extensión del “matrimonio compuesto”, se ve obligado a desarrollar otra institución perfeccionista: la ”continencia masculina”. Esta no hace referencia a la castidad, algo que, según Noyes, ni siquiera es exigida a los ángeles: se refiere a la contención de la eyaculación [1]. En El Perfeccionista Noyes se dedica no solo a dar una cobertura teológica a la técnica…
“Ciertamente malgastar la simiente no es natural. Dios no puede haber diseñado al hombre para que siembre la semilla en la orilla del camino, donde no espera que crezca, o en el mismo campo donde la simiente ya ha sido sembrada y está creciendo; y sin embargo esa es la práctica del hombre durante el acto sexual ordinario. Siembra semillas habitualmente donde no desea que crezcan”
. … sino también instrucciones concretas de funcionamiento. Noyes es consciente de que cuanto más cercano está el clímax más difícil es retener el orgasmo, y propone como alegoría estar remando en las cercanías de una catarata: a una prudente distancia del borde uno puede fácilmente dar media vuelta y alejarse remando, pero si se acerca demasiado la corriente lo arrastra y no hay vuelta atrás. Por tanto Noyes recomienda a los que se inician en la “continencia masculina” que practiquen el remo a cierta distancia del salto:
“Si quiere aprender, la experiencia le enseñará lo sabio que es limitar sus excursiones a la región de fácil remado, a no ser que tenga un objetivo (propagación) que merezca la pena el coste de dejarse llevar por la cascada”.

Otra institución básica de Oneida es la “camaradería ascendente”. Los adeptos de Noyes están jerarquizados según el nivel de perfección que han alcanzado, desde el estrato más bajo ocupado por los recién iniciados hasta los que prácticamente han alcanzado la perfección. Se considera que los miembros de mayor edad están en un nivel más alto de perfección, y por tanto ocupan un escalón superior de la pirámide. La posición en la “camaradería ascendente” tiene efectos prácticos inmediatos, ya que Noyes insiste en que aquellos que deseen mejorar deben mezclarse, en su sentido más amplio, con los espiritualmente superiores [2]. Noyes, como cúspide de la “camaradería ascendente” se reserva el derecho a iniciar sexualmente a todas las mujeres vírgenes. Puesto que la perfección está ligada a la edad, los más jóvenes de la secta se ven compelidos a relacionarse con los de más edad, para deleite de éstos. No siempre. Una mujer madura, insuficientemente perfeccionada y aún no inmune a los celos, abandona la comunidad alegando que las jóvenes son “requeridas para mantener relaciones sexuales hasta siete veces a la semana o más”.

En Oneida las relaciones exclusivas están proscritas, porque Noyes considera que la excesiva atención en una única persona crea subgrupos de afecto dentro de Oneida e impide el fluir del amor comunitario. Las penalizaciones impuestas a la fidelidad son severas, e incluyen degradaciones en la “camaradería ascendente” con la consiguiente reducción del éxito social en todos los niveles.
El funcionamiento conjunto del “matrimonio compuesto”, “la continencia masculina”, y la “camaradería ascendente” permiten a Noyes dedicarse a una nueva creación. En 1860 lee ‘El origen de las especies’ de Darwin, y se interesa por las teorías de Galton sobre la posibilidad de mejorar la especie humana mediante la selección de los progenitores. Como aún no se ha formulado el término “eugenesia”, Noyes crea el de ”estirpecultura”. La idea principal consiste en que, para perfeccionar la raza en su conjunto, sólo a los más altos en la “camaradería ascendente” debe serles permitida la procreación: “Las personas deben perfeccionarse, antes de transmitir perfección a su descendencia”. Los miembros de la comunidad aceptan de buen grado el programa. Las mujeres en edad y estado espiritual idóneo para estirpecultivar debían firmar una declaración incluyendo:
“1.- Que no nos pertenecemos en ningún concepto sino que pertenecemos, primero a Dios, y después al señor Noyes como su legítimo representante. 2.- Que renunciamos a todos los derechos o sentimientos personales en lo relativo a la crianza de los niños que pudieran en el más mínimo grado entorpecerlo en su selección de combinaciones científicas. 3.- Que dejaremos de lado cualquier tipo de envidia, infantilismo y egoísmo, y que nos alegraremos por todos los que sean elegidos candidatos; que, en caso necesario, nos convertiremos gustosas en mártires de la ciencia y con gusto renunciaremos a todo deseo de convertirnos en madres, si por cualquier razón el señor Noyes nos considera material no apto para la propagación. Sobre todo, nos ofrecemos como “sacrificios vivientes” a Dios y al verdadero Comunismo.”

Entre 1869 y 1879 el programa eugenésico de Noyes produce satisfactoriamente 58 especímenes. Noyes, que cree sinceramente en la superioridad de su línea familiar, aporta 10 estirpecultivos, y su hijo mayor 5. El resto de los miembros debe conformarse con un número que oscila entre 0 y 2. Tras ser destetados los niños son separados de sus madres e ingresados en la Casa de los Niños, un ala de la mansión reservada a tal fin. Se pretende que, desde el principio, aprendan a no desarrollar afectos exclusivos.
En 1854 A.J. Macdonald visita Oneida. Está recopilando información sobe las comunidades socialistas que han ido brotando en América, sobre las que pretende escribir un libro. Cuando Macdonald muere sin haber logrado su objetivo, Noyes adquiere los derechos sobre los textos y los agrupa en un volumen llamado “Historia del socialismo americano” [5]. La transición de Noyes hacia el socialismo ha sido gradual. A lo largo de los años 40 y los 50 en El Testigo, El Perfeccionista, y la Circular Oneida se ha dedicado a explicar la teología perfeccionista; a partir de entonces se van centrando en la socialista. En 1864 Noyes advierte en la Circular que ésta dejaría de ser una publicación estrictamente religiosa, y que los adeptos debían acostumbrarse a una serie de “herejías, innovaciones y novedades”. En 1876 Oneida es sustituido por El Socialista Americano. En su editorial de presentación Noyes afirma que pretende “conseguir un relato fiable de los hechos acerca de los progresos del socialismo en todas partes, y (…) ofrecer a los socialistas de todo tipo un medio liberal de intercambio y discusión (de ideas)”. Un ejemplo de la nueva orientación se contiene en uno de sus artículos: “Como pasar el domingo de manera científica”.

De manera simultánea a la transición al socialismo, Oneida ha ido triunfando decisivamente en el capitalismo. A finales de los 70 la producción de trampas de acero es sustituida por la de cubertería como principal línea de negocio. Pero Noyes, prematuramente envejecido, se enfrenta a un cisma en la comunidad. La divergencia no es estrictamente teológica ni ideológica: James Towner, uno de los miembros más antiguos, reclama su derecho a ser el iniciador sexual de las jóvenes. La discusión entre noyesianos y towneritas divide a la comunidad. Mientras tanto una revisión médica rutinaria de las mujeres de Oneida revela al exterior que éstas han sido iniciadas sexualmente muy poco después de sus primera menstruación, oscilando las edades entre los 10 y los 18, y estando la media en 13 años. El descubrimiento enfrenta a Noyes con una denuncia por estupro, y en 1879 emigra a Niagara Falls. Otra vez las cataratas. La comunidad, en su configuración religioso-ideológica, no sobrevive mucho tiempo la marcha de su líder. En 1881 los bienes de la comunidad son repartidos en forma de acciones entre los adeptos, que se convierten en socios. Nace así la compañía mercantil Oneida Ltd. que triunfará como fabricante de cubiertos y vajillas.

NOTAS:
[
1] El periódico El Perfeccionista es sustituido por la Circular Oneida.
[2] También conocida como coitus reservatus. No se debe confundir con el coitus interruptus: en este último la emisión seminal sí tiene lugar, aunque fuera del lugar donde se ha desarrollado la acción previa.
[3] Podría argumentarse que, del mismo modo que los espiritualmente inferiores se enriquecen con el contacto con los superiores, éstos últimos podrían resultar empobrecidos ante el contacto con los inferiores: Pero Noyes zanja la cuestión: los superiores son inmunes a la influencia de los inferiores. Y punto.
[4] Si aceptamos que el juego de la trasgresión constituye un elemento esencial del erotismo, sin duda la prohibición de las relaciones amorosas exclusivas convierten la fidelidad en Oneida en algo sexualmente excitante.
[5] El material recopilado por Macdonald se encuentra ahora en la Universidad de Yale.
Comentarios
¿ Sabe usted si Gandhi se inspiró en Noyes para su tipo personal de "continencia masculina?
Porque me parece calcado. Y las mujeres de su entorno, todas a su servicio, y con mucho título honorífico dentro de la organización, pero más pisadas que todas las cosas. ( Es que no aguanto a Gandhi ).
Y los Kibbutz originales hacían lo mismo con los niños pequeños, para evitar lo de los padres exclusivos...
¡En fin ! ¡ Y yo que creía que ser perfeccionista era una virtud !
Me intriga muchísimo a quién nos va a poner del 1 al 6 ( ambos inclusive ) en esta serie;
¿ A Platón y su República ? ¿ A los primeros cristianos ? ¿ A los hermanos franciscanos a los que se persiguió como herejes ? ¿ A Thomas More y su Utopia?, ¿ a Thoreau y su Walden ? ¿ A la Fabian Society ?
Eso de empezar una serie por el 7, es lo que tiene...
Fantástico, Navarth.
Viejecita, pensaba empezar con Saint-Simon (por cierto, éste siempre me ha recordado un poco a Navarth, el original de Vance), Fourier y Owen, y luego seguir por otros precursores del socialismo menos conocidos como Cabet. Y tal vez mencionar, de pasada, a Anatole France y “La isla de los pingüinos”. Este sí que escribe bien, el tío. Su propuesta abre nuevos campos. ¿Los fabianos? Buena idea. Pero con los franciscanos ya no me atrevo.
Yo tampoco tengo un gran aprecio por Gandhi, la verdad. Pero que no sé entere nuestro común amigo Lindo G.
Un abrazo a todos.
(Oui, c'est moi... Pero mi inepcia absoluta me ha impedido entrar con mi alias gatuno; pido excusas)
Eso es porque le conocen poco, queridos N y V. A Gandhi, me refiero. Bastaría con la adictiva lectura de "Esta noche, La libertad", genial y monumental reportaje de D. Lapierre y L. Collins para tener un información buena y documentadísima y, desde luego, no sesgada hacia la hagiografía(*), sino hacia la verdad de los hechos.
Mohandas Gandhi tiene tanto que ver con John Noyes como Juan Mari Arzak con Hannibal Lecter, aunque ambos tengan en común su gusto por la gastronomía exótica.
Gandhi, formado en otra matriz cultural y religiosa, hizo voto de "Bramacharya" que, en la moral hinduista, deja a los votos de castidad de la Iglesia Católica a la altura de una invitación a una orgía (y me refiero, claro, a los votos sinceros y llevados a efecto, no a las innumerables muestras de la debilidad de la carne y las caídas en tentaciones que se solventaban con el sacramento de la confesión diciendo "es horrible, padre, lo he vuelto a hacer", con una sonrisa de oreja a oreja).
Si eso, otro día les podría comentar algo sobre sus sobrinas nietas, Manú y Abá... pero mejor no; no es obligatorio ni conocer ni apreciar a ese hombrecillo raro que quiso escribir unas líneas en la historia para que su partera no fuera la violencia, como con tanto tesón siguen sosteniendo los "revolucionarios" de toda época.
Un abrazo a ambos y, Navarth, me pido primer para el Epub de esta magnífica serie.
(*)Por cierto, hay una fuente documental, preciosa, precisa y minuciosa sobre los errores, fallos, exageraciones y fracasos del llamado "mahatma" por Tagore (y testimonios de elevada consideración hacia él de gente muy relevante, como Albert Einstein, Romain Rolland, Lord Mountbatten, Bernard Shaw... De Winston Churchill, no): Su autobiografía, curiosísima por el elevado sentido autocrítico que la hace única en su género.
En una de mis vidas anteriores conocí en persona a Dominique Lapierre, y me pareció un papanatas pagado de sí mismo. Había disfrutado con "Oh Jerusalem" y con "Arde Paris" , que escribió a medias con Larry Collins, pero ya no volví a comprar nada de Lapierre.
Sí he leído lo que cuentan de Gandhi ; Churchill, Vikram Seth, Salman Rushdie, Paul Scott y algunos otros. Una tía mía le odiaba, porque su marido, con el que llevaba casada 30 años, inspirado por la película, hizo voto de castidad, sin consultarle a ella...
Y es que además, no me fío de las revoluciones. De ninguna. Que empiezan con un baño de sangre, y acaban con una vuelta a lo mismo de antes, sólo que con algunos figurones cambiados. O puede que a bastante peor, que no hay más que fijarse en Egipto o en Libia ahora...
Y la que se montó en La India, por causa de Gandhi ( no sólo de él, claro , pero él fue muy importante ) que todavía colea a pesar de la desmembración del país, es una buena muestra de ello.
Yo soy más partidaria de los pequeños cambios graduales , que se noten poco, pero que volviendo la vista atrás se da una cuenta de lo muchísimo que esos "esparadrapos" significaron en su día...
En fin, está claro que soy una antigua. ¡Que le vamos a hacer!
I
¡Hombre, digo, mujer! El resquemor de su tía es comprensible, pero debió dirigirlo más al cabestro de su marido que al pobre Mohandas, cuya cultura, formación, entorno familiar, social y religioso tenían tanta relación con el buen hombre (su tío político) como la de Madame Blavatsky con Hanna Arendt, por ejemplo.
Tengo el vanidoso honor de haberle escrito una refutación (publicada en "El País" en su día) a Salman Rushdie por una melonada que escribió acerca de Gandhi y de cómo estaba corrompido por la relación con industriales explotadores, cuando la realidad fue exactamente la contraria de la que manifestó ese aburridísimo escritor (Como lo supo muy bien el empresario Birla, dueño de la mansión donde Gandhi fue asesinado y al que le montó algunas huelgas por las condiciones en las que mantenía a sus trabajadores).
Pero hay más escritos y opiniones sobre G., algunos de ellos muy singulares, como el de la "oveja negra" de la familia Fraga-Iribarne, Ana, la hermana de D. Manuel (su librito: "El pensamiento político de Gandhi").
¿Qué tiene que ver lo de Egipto y Libia de ahora con la India de 1947?
"La que se montó en India" la montaron en principio los ingleses, esos "señores" que esclavizaron y humillaron a una población que consideraban sus servicores y arruinaron sumiendo en la miseria y la hambruna regiones enteras como el Champarán. La matanza de Amristsar no la hicieron hindúes, musumlmanes y Sijs, sin tropas al mando del general Dwyer y yo estoy absolutamente persuadido de que los "Satyagrahis" de Gandhi evitaron un derramamiento de sangre que hubiera sido mucho mayor sin ellos. Asumieron que se les infligiera daño, sin infligirlo ellos. Eso sólo ya resta un importante factor a la ecuación de la barbarie que se produjo fatalmente, por el fanatismo desatado de hindúes y musulmanes, que fueron quienes "la siguieron montando" (Los Sijs, en mucha menor medida), no Gandhi y sus partidarios, que pretendieron "desmontarla" y lo consiguieron en algunas parcelas, desdichadamente pocas.
(Continúa)
(Concluye)
Es arriesgado hablar de Gandhi sin hacerlo sobre su enorme labor en Sudáfrica y de cómo el General Smuts, su encarnizado adversario que le encarceló numerosas veces, terminó siendo un admirador suyo al que respetaba hasta el punto de devolverle unas sandalias que el pequeño y frágil abogado le obsequió (hechas en uno de sus períodos de presidiario) para que trabajase cómodamente en sus huertas (Smuts era un reconocido botánico) "por no ser digno de llevarlas puestas".
Y olvidarse del milagro (sí, "milagro", se lo dice un ateo) de Calcuta, la detención de las matanzas horripilantes, en sólo cinco días, presenta un cuadro muy incompleto del panorama, como también abstraer del paisaje la gigantesca labor de Acharya Vinoba, el sucesor de Gandhi, adelantándose muchas décadas a Vicente Ferrer, con la puesta en marcha del movimiento "Budán", que a tantos seres ha rescatado de la indigencia dándoles una vida digna de ser llamada como tal.
Y es que Mohandas Gandhi no estaba, por las "revoluciones" (al estilo de la francesa o rusa), sino, precisamente, por esos "pequeños cambios graduales" que usted indica, más atentos a librarse de los defectos que permiten las muchas servidumbres humanas que a los grandes cambios estructurales que terminan siendo un vulgar "quítate tú que me pongo yo". Por eso Gandhi consideró que había fracasado (la partición de India le partió el corazón) en su empeño de limpiar de lacras su sociedad y no celebró nada el 15 de agosto de 1947. Nada en absoluto.
Y pese a lo que opine de Dominique Lapierre (yo no creo que sea un papanatas en absoluto. Vehemente, sí, un rato largo), su libro escrito en comandita con Larry Collins sobre el complejísimo proceso de la independencia de India es una obra maestra, repito que nada hagiográfica y sí un reportaje de primera magnitud como pocos habrán sido escritos.
Pero entiendo que si no le interesa el asunto no pierda su tiempo en lecturas que pudieran considerarse "forzadas" y que me provocaría una desazón considerable si se entendiese como tal su recomendación, que nada más lejos de mi ánimo.
Al publicar mi continuación el genial "Blogger" me ha trasladado a otro lugar que al pinchar el botoncito de continuidad me ha salido un avatar antiguo de mi Santa, con el que ha salido firmada mi conclusión.
Así que, que lo sepan. NICOLASA DE ACHICALLENDE es una reencarnación hindú de LINDO GATITO.
¡ Menudo baño !
Le prometo aguantarme la manía que le tengo a Lapierre ( no sé si usted lo conocerá en persona, que yo lo tuve de cliente, y me ponía de los nervios ), y leerme el de La India, en la versión inglesa, que el libro de Jerusalem y el de París me encantaron y se lo atribuyo a Larry Collins, al que nunca conocí, y al que, por tanto, atribuyo todo lo bueno de los libros que escribieron a medias...
Y sí, a ese tío mío, cuando se murió, le abrieron causa de beatificación, y yo dije que la que era para canonizarla directamente era su mujer... ( con gran escándalo del resto de la familia ).
Don Lindo, tengo que pedirle un favor. Después del baño que nos ha dado he ido a abrir “Esta noche la libertad”, y se ve que el archivo estaba estropeado. ¿Me lo podría volver a enviar?
Viejecita, sea o no aplicable a Gandhi estoy absolutamente de acuerdo con los esparadrapos a tiempo. Y lo siento por la castidad involuntaria de su tía.
p.d. Nicolasa de Achicallende ¿eh?
Estoy metiendo algunas horas extras en unas fábricas de colorantes, pero hago un hueco y le envío ahora mismo un ejemplar "especial". Confío en que no dé ningún problema.
Confío, también, en que culmine esta serie, que promete grandes revelaciones. Para su conversión a e-book conozco a un ocioso freak que podría habilitar una rápida versión en formato Epub, e incluso Mobi. Le he consultado y me ha dicho que ha encontrado una magnífica ilustración del falansterio de Fourier que parece el Palacio de Versalles y que podría habilitarse como portada. Ya se me están poniendo los incisivos draculinos.
Y... sí, Nicolasa... con el apellido tan levemente velado que no consigue camuflar el origen; cosas de mi Santa.
Me pasa con este Nick lo que al personaje de "Irma la Dulce", el dueño del garito "Chez Moustache". Era (según la gendarmería) un ladrón de gallinas rumano llamado Constantinescu, pero cuando se hizo con ese local le salió más barato dejarse bigote que comprar un letrero nuevo.
Así que cuando ocasionalmente vean por aquí a Dª Nicolasa, tradúzcanlo mentalmente por LINDO GATITO (o no, si no les apetece)
Es curioso lo de estos movimientos norteamericanos ‘transgresivos’ (noyesianos, mormones etc.), que parecieron novedosos, siendo así que cuando carecían de originalidad ideológica. Sería por ser americanos, y por su infraestructura económica próspera, supongo.
La promiscuidad o la poligamia eran de raíz europea, anabaptista-memnonita sobre todo.
En la misma línea de justificación bíblica tenemos, por otra parte, sociedades como los fratricelos (siglo XIV) o los herejes de Durango (s. XV). Y en el mismo espíritu, aunque ya sin organización asociativa, florece en el XVI-XVI la mística de Miguel de Molinos, el quietismo-iluminismo.
Por otra parte, la misma ortodoxia católica, mientras reconoce la aporía de realizar ningún ideal de perfección en esta vida, sin embargo crea o instituye la figura virtual: ‘estado de perfección’.
El monje, el obispo o papa (ojo, no el simple clérigo; ha de ser obispo en el escalafón, y no me pregunten por qué), esos viven en estado perfecto, por pecadores que sean.
El fenómeno no es exclusivo cristiano. Contaba Caro Baroja que en Berbería le hablaron de un santón famoso, «tan santo, tan santo, que podía beber orujo sin pecar, porque al paso del alcohol por su gañote, su propia perfección lo convertía en agua bendita».
La cogorza mística por lo visto ya no importaba tanto al legalismo coránico; aunque tambien supongo que la anécdota tendría su coña.
En fin (para no seguir dándola yo), la distinción entre ‘adeptos’ y ‘perfectos’ ha sido corriente en sectas secretistas, como los maniqueos y cátaros. En éstos, los perfectos (poseídos del Espíritu Santo) eran impecables y de moral más pura, aunque para sus enemigos todo era comedia. Los 'perfectos' de Noyes por lo menos eran más descarados.
Lo dicho, enhorabuena. Un abrazo.
«siendo así que carecían...»
(Caray, Belosti, que te van a tomar por el santón del cuento!)
¡ Don Belosticalle también se equivoca alguna vez !
Y encima lo señala para que nos demos cuenta...
Querido Belosticalle aparte de la interesantísimos comentarios sobre el origen ideológico de la promiscuidad, me ha encantado la leyenda del santo bebedor. Es muy notable como, de forma recurrente, al hablar de los pensadores del siglo XIX encontramos una y otra vez semejanzas, tanto con gnósticos, como con los distintos movimientos milenaristas. En la próxima entrada (en la anterior, realmente) hablaré de Cabet, que invoca directamente a los anabaptistas y a Juan de Leyden.
En lo de la extensión del comunismo a las relaciones personales, Cabet no se atreve a tanto como Noyes, y se limita a proponer “matrimonios de corta duración, basados sobre austeros principios de castidad, de pureza, de religión y de patriotismo”, lo cual, lo del matrimonio basado en el patriotismo, es sin duda romántico y excitante.
Un fuerte abrazo.