
Indicaciones:
Este cóctel es muy recomendable sobre base social previamente macerada intelectualmente. No es necesaria una gran preparación por parte de los dirigentes, pero sí altas dosis de irresponsabilidad y/o falta de escrúpulos.
Ingredientes:
1) Utilización masiva de la demagogia (nota: las marcas pueden variar, pero funcionan igual de bien “Populismo” (Latinoamérica) y “Progresismo” (España)).
2) Utilización del erario para comprar voluntades y para el otorgamiento de subvenciones a grupos afines (nota: en un estado territorialmente fragmentado, hay que estar dispuesto a desembolsar mucho más)
3) Control de los medios de comunicación mediante canalización de dinero público a los grupos afines.
4) Utilización de una fuerza de choque mercenaria contra los adversarios políticos. (nota: se desaconseja, en sociedades buenistas, el empleo de camisas pardas, correajes vistosos y demás atrezzo paramilitar que puede alarmar a la población. Por el contrario, es mucho más recomendable que estas fuerzas se disfracen de sindicatos)
Dado que los puntos 2, 3 y 4 implican la utilización masiva del dinero público, inevitablemente se producen ciertos efectos secundarios perniciosos sobre la economía:
- Imposibilidad de control del gasto público.
- Crecimiento incontrolable del déficit.
- Progresivo desplazamiento de la iniciativa privada (improductiva, a efectos políticos)
Por eso, este cóctel resulta bastante indigesto para los ciudadanos. Esto hace necesario añadir un ingrediente más (un digestivo, podríamos decir):
5) Creación artificial de un enemigo para canalizar el descontento (nota: lo idóneo es que sea el adversario político) Actuaciones puntuales recomendadas:
- Creación de una memoria histórica ad hoc.
- Desenterramiento de cadáveres.
Puede adornarse con una sombrillita y unas bengalas. ¡Que lo disfruten!
Este cóctel es muy recomendable sobre base social previamente macerada intelectualmente. No es necesaria una gran preparación por parte de los dirigentes, pero sí altas dosis de irresponsabilidad y/o falta de escrúpulos.
Ingredientes:
1) Utilización masiva de la demagogia (nota: las marcas pueden variar, pero funcionan igual de bien “Populismo” (Latinoamérica) y “Progresismo” (España)).
2) Utilización del erario para comprar voluntades y para el otorgamiento de subvenciones a grupos afines (nota: en un estado territorialmente fragmentado, hay que estar dispuesto a desembolsar mucho más)
3) Control de los medios de comunicación mediante canalización de dinero público a los grupos afines.
4) Utilización de una fuerza de choque mercenaria contra los adversarios políticos. (nota: se desaconseja, en sociedades buenistas, el empleo de camisas pardas, correajes vistosos y demás atrezzo paramilitar que puede alarmar a la población. Por el contrario, es mucho más recomendable que estas fuerzas se disfracen de sindicatos)
Dado que los puntos 2, 3 y 4 implican la utilización masiva del dinero público, inevitablemente se producen ciertos efectos secundarios perniciosos sobre la economía:
- Imposibilidad de control del gasto público.
- Crecimiento incontrolable del déficit.
- Progresivo desplazamiento de la iniciativa privada (improductiva, a efectos políticos)
Por eso, este cóctel resulta bastante indigesto para los ciudadanos. Esto hace necesario añadir un ingrediente más (un digestivo, podríamos decir):
5) Creación artificial de un enemigo para canalizar el descontento (nota: lo idóneo es que sea el adversario político) Actuaciones puntuales recomendadas:
- Creación de una memoria histórica ad hoc.
- Desenterramiento de cadáveres.
Puede adornarse con una sombrillita y unas bengalas. ¡Que lo disfruten!
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