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LA MORAL FOTOELÉCTRICA


Anuncian en la radio una alarma compatible con mascotas: sólo se activa en presencia de personas, aunque sea el hijo que llega borracho, pero permanece inerte cuando pasa por delante de ella el perrito, aunque se esté cagando en la alfombra persa, o proceda a comerse la tesis doctoral. Es decir, la alarma discrimina según los actores y no según las acciones, y esto puede funcionar muy bien para preservar la seguridad de un hogar. Pero observen que la alarma moral de una parte significativa de la izquierda funciona exactamente igual, y esto es francamente disfuncional.

Esto se ha intensificado por la asimilación inadvertida de los dogmas woke por la izquierda, entre ellos la aplicación inmediata del esquema víctima-verdugo a todas las situaciones. Por eso el pasado 7 de octubre su alarma moral permaneció desactivada ante las atrocidades perpetradas por las «víctimas». Permaneció perfectamente muda cuando mil quinientos «verdugos» -mujeres, hombres, ancianos y bebés- eran torturados y/o asesinados. La alarma de las «feministas» se mantuvo silente ante la visión de mujeres exhibidas como trofeos, con cuerpos descoyuntados o sangre en los pantalones delatando las violaciones sufridas. Y entonces, transcurridas unas pocas horas, la alarma moral se activó y movió a la izquierda hasta la calle, para acompañar a las «víctimas» mientras coreaban -«desde el río hasta el mar…»- su voluntad de aniquilar a los «verdugos». Observen que la alarma, que había permanecido ciega ante la realidad, se activó ante una mera posibilidad: la de que los «verdugos» planearan responder a la masacre perpetrada por las «víctimas».

Es decir, este algoritmo moral sólo activa la indignación de la izquierda cuando actores predefinidos desempeñan papeles previamente asignados. Podríamos decir, entonces, que la izquierda sufre un «sesgo de encasillamiento»: sólo ve en la pantalla a Lee Van Cleef cuando hace de malo, y a Henry Fonda cuando hace de bueno. Tal vez por eso cuando la izquierda –los «buenos»- indulta delincuentes, pone a violadores en libertad, o permite que menores tuteladas sufran abusos, su paisaje moral sólo muestra tumbleweed,  esos matojos rodantes que suelen cruzar un paraje desértico. Obviamente ese paisaje habría sido mucho más animado si esos papeles hubieran sido desempeñados por la derecha, es decir, los «malos».

¿Doble rasero? ¿Doble moral? Sí, claro, ese es uno de los efectos. Para también envilecimiento moral. Porque obsérvese que el problema del encasillamiento provoca la indiferencia ante las malas acciones de los «buenos» en la realidad, pero permite una enorme indignación ante las malas acciones de los «malos» en la fantasía -el relato- que la propia izquierda construye. Y es por eso, queridos niños, por lo que la izquierda asiste con indiferencia a la destrucción de la democracia por la izquierda: porque al menos no gobierna la derecha.

Comentarios

Bruno ha dicho que…
La que se armaría si indultaran o amnistiaran a Zaplana, a Bárcenas o la que se armó en la censura por la frase fake de destrucción masiva.
Pero a Fei oooohhhHHH!!!! no se le ocurre nada. Señalar que eso es como una ley de Franco, una ley del fin de la democracia, la ley del embudo... En fin, la ley trampa que decían. O la ley veleta. Hay gente que gana mucho dinero inventando eslogans levantiscos. Sólo le falta decir que el melenas de la sombra es un caballero. Sin un par.
Lo de la moral dicotómica fotoeléctrica no lo entenderá Ione que creerá que tenemos a una hembra dentro de cada placa solar.. Es moral alterna.
navarth ha dicho que…
Moral alterna es también una buena definició, Don Bruno. Saludos.

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