Ir al contenido principal

SOCIALISTAS QUE SUFREN


Hasta ahora era un chollo. Eran diputados o cargos públicos, y vivían bien. A veces les ponían un micrófono, les llevaban en un coche oficial, o los sentaban en la primera fila de un acto o una celebración, lo que contribuía a darles una impresión de su propia importancia. Pero sobre todo se sentían bien. Reconfortados al verse a sí mismos luchando -cómodamente, sí- por el bien. Porque la derecha también podía llegar a disfrutar del poder, pero siempre con un cierto sentimiento de culpa. ¡Y cómo se aprovechaban ellos! Habían conseguido convertir la política en un plano inclinado en el que ellos, los buenos, ocupaban la parte superior, y la derecha interpretaba el papel de Sísifo. Era genial: como ellos estaban al lado de los desfavorecidos y oprimidos podían marchar con la cabeza erguida mientras disfrutaban del poder. ¿Y ahora? Ahora sufren un poquito. No mucho, y durante poco tiempo.

¿Y los votantes? «Haga este experimento: intente recordar cómo ha llegado hasta aquí. Si no lo consigue es que está dentro en un sueño». Esto decía en Origen Leonardo DiCaprio –acodado en la barra de un bar onírico- a su interlocutor. Y es perfectamente aplicable a los votantes recalcitrantes del PSOE. Intenten ustedes, votantes a los que Sánchez ha arrastrado hasta este bar infecto, recordar cómo han llegado hasta aquí. Fue por la igualdad, dirán. Pero entonces mirarán a su alrededor y se verán acompañados de los separatistas que aborrecen la igualdad. No, no, ahora me acuerdo: era por los pobres, por los trabajadores, por los desfavorecidos. Pero lo dicen en esa misma barra quimérica abrazados a todas las causas woke que convierten al pobre y desfavorecido trabajador en un machista y racista opresor.

Es un sueño, amigos. Despierten. La realidad demuestra que los que siguen en el PSOE no votaban porque estuvieran muy preocupados por la igualdad o los pobres, sino por sentirse bien. O por las mismas razones –o la ausencia de ellas- que lleva a uno a ser del Atleti en vez del Madrid, o viceversa. Cosas del voto identitario. Entiendo su sufrimiento actual, pero no se preocupen: es más fácil distorsionar la realidad que cambiar el voto, y el ajuste de disonancia ya está funcionando en ustedes. Recuerden -si pueden- la última vez que acudieron a las urnas: les habría ofendido que alguien insinuase que estarían junto a Bildu –Bildu, nada menos- o Esquerra, y votaron al que les aseguró que eso no pasaría –sí, sí: recuerden eso y tal vez consigan salir de la pesadilla-. Si siguen ahí, acodados en la barra del sueño bebiendo PSOE, es que el ajuste de disonancia ha funcionado. En su sueño –que ya es su realidad- Bildu ya no es tan malo como el PP.

No digas que fue un sueño, advertía Kavafis a los barones socialistas: el sordo murmullo de indignación que escucháis es real, como la comparsa invisible de Alejandría. Desde luego no encontraremos a Marco Antonio entre los diputados que se levantaron como un resorte para dejar desvalida la Constitución. El PSOE ha quedado reducido a un Jack-in-the-box que dicen los ingleses, un payaso con un muelle que emerge de una caja, un mal sueño.

Comentarios

viejecita ha dicho que…
¡ Qué bueno , Don Navarth, y qué triste !
Kepa Minondas ha dicho que…
Muy bueno, Fernando. Te superas de día en día
navarth ha dicho que…
Muchísimas gracias, amigos. Sí es triste, sí
Thomson/Thompson ha dicho que…
Buenísimo, Fernando. Un placer leerte siempre.
Al ha dicho que…
No se preocupen: es más fácil distorsionar la realidad que cambiar el voto, y el ajuste de disonancia ya está funcionando en ustedes.

Creo que es la esencia de su excelente artículo d Navarth.
Sólo señalar que lo que usted dice no sólo es aplicable al votante socialista. Al fin y al cabo no son seres humanos diferentes que los que votan otras opciones. La capacidad de distorsionar la realidad para que se adecúe a nuestra previa postura es prácticamente universal.

Entradas populares de este blog

LA INAUDITA HISTORIA DE LOS BEBÉS ROBADOS

« Es lamentable la falta de interés de la justicia y de la derecha para que haya mecanismos para reparar estos delitos de lesa humanidad . El PSOE debe sumarse a este esfuerzo ». Los delitos de lesa humanidad a los que se refiere Enrique Santiago son los «bebés robados» del franquismo, y el esfuerzo que requiere del PSOE es seguir adelante con la proposición de ley presentada en 2020 en Cortes por ERC, PSOE y Podemos, Bildu y Baldo(ví), y que lleva atascada desde entonces. La exposición de motivos de la empantanada iniciativa nos cuenta esta historia. Queridos niños… « Durante décadas, y hasta etapas muy próximas, en España se ha producido, amparada en la impunidad, una de las mayores atrocidades que ha vivido nuestro país. Un número inmenso de niños fueron sustraídos en cárceles, clínicas y maternidades, y sus familias biológicas siguen sin saber su paradero a día de hoy ». No me dirán que no es una historia tremenda, y que la desolación de Enrique Santiago no está justificada. Se tr

ISRAEL Y EL DILEMA DEL TRANVÍA

Seguro que han visto mil veces el dilema: un tranvía circula sin frenos por una vía en la que hay tres personas despistadas. Sin embargo usted, que por alguna razón misteriosa maneja un cambio de agujas, puede desviarlo a otra vía donde también hay una persona despistada, pero sólo una. ¿Qué hacer? Este es el dilema favorito de los utilitaristas: si en una vía hay 3, y lo desvío a otra donde hay 1, ahorro 2. Perfecto, dilema moral resuelto y a otra cosa. Es una forma de cálculo satisfactoria para los totalitarios. Primero porque elude ciertos juicios morales previos (¿por qué circula el tranvía?; ¿por qué están ahí las personas?) pero sobre todo porque convierte a los humanos en números, que son más fáciles de manejar (¿qué importan unos millones de muertos actuales cuando está en juego la felicidad de todo el mundo en el futuro?) No es de extrañar que esta doctrina moral fuera desarrollada, con su mejor intención, por Jeremy Bentham, que al parecer sufría serias deficiencias en su

EL GOSPLÁN VERDE

Cuando en 1992 se firmó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático se fijó como objetivo reducir las emisiones de CO2 sin obstaculizar «que el desarrollo económico prosiga de manera sostenible». Y esta filosofía –necesidad de combatir el calentamiento sin perder de vista otros asuntos relevantes- se incorporaría en septiembre de 2015 a la Agenda 2030 , que definió 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.  En ellos la lucha contra el cambio climático aparece junto a la reducción de la pobreza, la mejora de la sanidad y la educación y el crecimiento económico como medio último de conseguir todo lo anterior. Sin embargo sólo tres meses más tarde se firmó el Acuerdo de París sobre Cambio Climático, que mencionando aún la reducción de la pobreza y el crecimiento económico, añadió un objetivo concreto de incremento máximo de la temperatura (1,5º con respecto a la era preindustrial) y un marco temporal (2050). Este cambio tuvo su importancia: como se trataba de un obj