Ir al contenido principal

LAS LECCIONES DE CONSTANT PARA EL S. XXI


«Una sociedad en la que la garantía de los derechos no está asegurada, y la separación de poderes no está determinada, no tiene una Constitución». Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, artículo 16. 1789.

En 1795 Benjamín Constant se establece en París. Ha aplaudido las reformas de 1789, y le han horrorizado la furia y el caos desatados a continuación. Su intención es defender los nuevos valores surgidos en 1789 de la acción destructora de los extremismos, tanto contrarreformistas como revolucionarios. Procede entonces explicar cuáles son esos valores, que ya empiezan a ser conocidos como “liberales”: gobierno constitucional, libertad, igualdad ante la ley, sometimiento de los gobernantes a la ley, y una panoplia de derechos entre los que sobresalen la libertad de pensamiento, religiosa y de prensa. Constant se pone a ello mediante una serie de artículos, ensayos y panfletos, y su nombre comienza a ser conocido.

En ese momento “liberal” y “demócrata” no caminan juntos. Constant no cree que la sociedad esté preparada para el sufragio universal que, introducido en 1792, ha desembocado en la Convención y el Terror. Porque una sociedad con instituciones liberales requiere ciudadanos con virtudes liberales. Este es, de hecho, el significado que "liberal" ha tenido en Europa desde Roma: la virtud de actuar con generosidad, magnanimidad y defendiendo el interés común de la sociedad. La acusación de individualismo y egoísmo, que pronto comenzará a asociarse a los liberales, carece entonces de fundamento. ¿Qué es lo que separa al ciudadano virtuoso de la masa ciega? Sencillamente, la educación: Constant minusvalora la tentación permanente que el primero tiene de disolverse en la segunda.

Es ese deseo de preservar los nacientes principios liberales lo que llevará a Constant a apoyar a Napoleón el 18 Brumario de 1799, convirtiéndose en uno de los 100 tribunos que asesorarán al Cónsul. Pero éste tiene su propia agenda. Conocedor, como Constant, de la vulnerabilidad de las masas a la propaganda, y desprovisto de cualquier escrúpulo a la hora de utilizarla en su beneficio, Napoleón ejerce un férreo control de los medios: cierra 69 de los 73 periódicos parisinos, y convierte a los supervivientes en órganos de información gubernamental. En 1802, el mismo año en que restablece la esclavitud en las colonias, se convierte en Cónsul Vitalicio, y en 1804 directamente en Emperador. Para ello ha sido imprescindible la colaboración de la Iglesia: el concordato firmado con la Santa Sede culminará con el Catecismo Imperial de 1806, que adjudica la condenación eterna a todo el que discuta el poder político del coronado corso.

¿Y Constant? Ha sido desprovisto de su cargo de Tribuno en cuanto ha comenzado a denunciar la acumulación de poder por Napoleón. Ha extraído una importante lección: un poder dictatorial puede disfrazarse con proclamas liberales y engañar a la masa –otra vez la masa-. Constant llama a este mecanismo “usurpación”, pero triunfarán otros nombres más comerciales como “bonapartismo” o “cesarismo”.

Los acontecimientos se desarrollan vertiginosamente. Derrotado Napoleón, Luis XVIII otorga una Carta que intenta hacer pasar como constitución liberal. Pero en 1815 el Emperador escapa de Elba y promete él mismo gobernar bajo principios constitucionales. Sorprendentemente acude a Constant en busca de ayuda y –más sorprendente aún- éste acepta. Redacta un documento llamado solemnemente Acta Adicional a las Constituciones del Imperio, y más informalmente La Benjamina en honor a su autor, que a su vez está empezando a ser conocido como Constant el Inconstante por sus fluctuaciones en torno a Napoleón.

Constant produce ese año un texto canónico del liberalismo: Principios de política aplicables a todos los gobiernos representativos. Ha extraído lecciones de la revolución, del Terror y de la dictadura napoleónica, y entre ellas una fundamental: el poder ilimitado, ejercido en nombre del rey, de una asamblea o del pueblo, es algo muy peligroso. Confíale autoridad ilimitada a una persona, a varias o a todas, advierte Constant, y descubrirás que en todo caso es malo: todos los males de la Revolución provinieron de la ignorancia de este hecho elemental. Cuando no hay límites al poder, el individuo está desprotegido frente a él. Por eso son necesarios controles y contrapesos, y es imprescindible fragmentar el poder en partes que se vigilen recíprocamente. No importa tanto el tipo de gobierno, dice Constant, como la cantidad de gobierno; lo relevante no es a quién se confía el poder, sino cuánto poder se le confía.

Las lecciones de Constant son válidas dos siglos más tarde. Para que sobreviva el oasis son necesarias tanto instituciones liberales como virtudes liberales: da la impresión de que esto no es bien entendido. El mayor peligro sigue siendo la disolución del individuo en la masa, y la manipulación de ésta por los demagogos: por eso el mayor enemigo del liberal es el populista. Constant confiaba en la educación para elevar el nivel de la sociedad por encima de la turba, pero era excesivamente optimista: nuestra tendencia tribal es innata y especialmente excitable en determinadas circunstancias. Las actuales, desgraciadamente, están entre ellas, y el escenario está poblado de cesaristas y demagogos.

Comentarios

Bruno ha dicho que…
Aprobado general. No hacía falta tanto trabajo para pasar de curso con nota. Además ir a por nota es muy sospechoso.
Todo eso resulta que se lo saben muy bien los malos y les resbala a los otros.
¡Suerte!
viejecita ha dicho que…
Cuando salió su Adolphe, ( que me gustó cuando lo leí hace siglos ), no sé quien fue el que escribió que el autor había demostrado ser
"Trop Benjamin et pas assez Constant"

No conocía sus escritos políticos.
Así que los he buscado en Amazon, y tenían sus escritos políticos, y en francés, para mi kindle americano, y baratísimos (poco más de un dolar ), así que me los he comprado.
En cuanto termine de leer a Jan Valtin, con el que estoy difrutando y no consigo soltarlo, me pongo con Constan.

Y Muchas Gracias Don Navarth, por no olvidarse de nosotros con la que está cayendo.
Unknown ha dicho que…
Muy conveniente conocer los orígenes del liberalismo y volver a los principios liberales en tiempos como estos en los que el colectivismo se quiere imponer como principio fundamental de la sociedad.
Bruno ha dicho que…
Dña Viejecita, leer ese libro, me refiero a la Noche... supongo, hay otro posterior, es un no parar. Que lo disfrute. Muy ilustrativo. La vida de un activista a trompicones por la vida.
viejecita ha dicho que…
Gracias Don Bruno
Lo estoy disfrutando tanto, que, como no me chafe al final, me lo pienso comprar en edición buena y en papel. Ya tengo pensado qué libro "vestido" quitaré para hacerle sitio en mis estantes.
Bruno ha dicho que…
No he puesto nada del final ni de la moraleja del libro.
viejecita ha dicho que…
Don Bruno ,
El final y "la moraleja del libro ", lo conozco, que llegué a él por recomendación de Sergio Campos, en "Carta de Batalla", en el hilo "Escrituras en Libertad", donde contaba la vida de Valtin, y los artículos del Spiegel, y el libro...
Y siempre digo lo mismo ; soy de los que van al final de los libros , o de los capítulos de intriga, casi antes de empezarlos, y luego vuelvo de nuevo atrás, que así los disfruto con calma, y mucho más.

Entradas populares de este blog

LA INAUDITA HISTORIA DE LOS BEBÉS ROBADOS

« Es lamentable la falta de interés de la justicia y de la derecha para que haya mecanismos para reparar estos delitos de lesa humanidad . El PSOE debe sumarse a este esfuerzo ». Los delitos de lesa humanidad a los que se refiere Enrique Santiago son los «bebés robados» del franquismo, y el esfuerzo que requiere del PSOE es seguir adelante con la proposición de ley presentada en 2020 en Cortes por ERC, PSOE y Podemos, Bildu y Baldo(ví), y que lleva atascada desde entonces. La exposición de motivos de la empantanada iniciativa nos cuenta esta historia. Queridos niños… « Durante décadas, y hasta etapas muy próximas, en España se ha producido, amparada en la impunidad, una de las mayores atrocidades que ha vivido nuestro país. Un número inmenso de niños fueron sustraídos en cárceles, clínicas y maternidades, y sus familias biológicas siguen sin saber su paradero a día de hoy ». No me dirán que no es una historia tremenda, y que la desolación de Enrique Santiago no está justificada. Se tr

VIERNES DE SEXO (10) (THIS IS THE END, MY FRIEND)

  Las dos primeras décadas de este siglo han presenciado cambios notables en la actividad sexual de los hombres. Un estudio de Peter Ueda expone que el porcentaje de estadounidenses entre 18 y 24 años, que reportan no haber mantenido relaciones sexuales en el último año, ha ascendido del 19% al 31% , y otras encuestas indican que -en ese mismo periodo- el porcentaje de hombres que llegan vírgenes a los 30 años ha subido del 8% al 27% . Estas tendencias –que se repiten en otros países- afectan abrumadoramente a hombres de bajo estatus, y no se repiten en mujeres, lo que indica –para empezar- que algunos hombres están follando más. ¿Qué está ocurriendo? Los sospechosos habituales son las redes sociales y el porno, pero no parece que, ni remotamente, la respuesta se encuentre allí.  Las apps de citas proporcionan datos interesantes.  - Ordenados en función de su atractivo para el otro sexo, el 20% de los hombres más deseados acapara la atención del 80% de las mujeres. Esto presenta un pa

ISRAEL Y EL DILEMA DEL TRANVÍA

Seguro que han visto mil veces el dilema: un tranvía circula sin frenos por una vía en la que hay tres personas despistadas. Sin embargo usted, que por alguna razón misteriosa maneja un cambio de agujas, puede desviarlo a otra vía donde también hay una persona despistada, pero sólo una. ¿Qué hacer? Este es el dilema favorito de los utilitaristas: si en una vía hay 3, y lo desvío a otra donde hay 1, ahorro 2. Perfecto, dilema moral resuelto y a otra cosa. Es una forma de cálculo satisfactoria para los totalitarios. Primero porque elude ciertos juicios morales previos (¿por qué circula el tranvía?; ¿por qué están ahí las personas?) pero sobre todo porque convierte a los humanos en números, que son más fáciles de manejar (¿qué importan unos millones de muertos actuales cuando está en juego la felicidad de todo el mundo en el futuro?) No es de extrañar que esta doctrina moral fuera desarrollada, con su mejor intención, por Jeremy Bentham, que al parecer sufría serias deficiencias en su