
RODRÍGUEZ ZAPATERO: Pepe, Pepe ¿estás ahí? Cambio
BLANCO: (Con voz adormilada) Huh. ¿Qué hora es? ¿Quién es?
RZ: Soy tu presidente. Te llamo desde el Fuerza Aérea Uno. Cambio.
B: (Incorporándose bruscamente y tirando el teléfono de la mesilla) Presidente ¿qué ocurre?
RZ: No te lo vas a creer. Unos terrori- digo unos hombres armados se han apoderado del avión. De mi avión. Del avión de todos los españoles que quieren vivir en democracia…
B: (Interrumpiendo) Sí, sí. Pero ¿qué hacemos? ¿Lo sabe Rubalcaba?
RZ: Sí. Y ahora está con Mesquida verificando que esto ha ocurrido realmente. De momento, dicen que aún no tienen datos suficientes, y que el apoderamiento de una aeronave por parte de hombres armados no quiere decir necesariamente que estemos ante un secuestro.
B: Pero ¿son de ETA?
RZ: Eso pensaba yo cuando he oído los disparos. Estaba comiendo y, con la servilleta aún puesta, he ido a decirles que no se impacientaran, que su presencia en las elecciones estaba asegurada y que lo de Navarra iba por buen camino, pero me han mirado con cara de pocos amigos. Entonces me he dado cuenta de que eran más bien oscuros, y he pensado que podían ser islamistas. Así que les he dicho que estaba dispuesto a hablar de Ceuta y Melilla y de una eventual retirada de las tropas de Afganistán. No parecían entenderme, así que me he quitado la servilleta del cuello, me la he puesto en la cabeza y he dicho “Arafat, Arafat” alzando el pulgar. Pero me han despedido de muy malos modos. ¡Tienes que averiguar quienes son, Pepe! Hasta entonces, no sabré en qué puedo ceder.
B: Déjamelo a mi, Presidente. Voy a llamar a Diego y pensaremos cómo echarle la culpa al PP de esto.
RZ: En el fondo esto es hermoso, Pepe. Este es un avión lleno de campesinos viejos y de mineros jóvenes. Aquí hay algo desconocido. Porque los terroristas también luchan por el pueblo, Pepe. ¿Pepe? ¿Estás ahí?
B: Tut-tut-tut
(Continuará)
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