El problema es que es difícil estar a Rolex y a setas. Vean lo que ha ocurrido con la izquierda norteamericana: dejó de ver a los pobres como los heroicos trabajadores de Las Uvas de la Ira, empezó a verlos como paletos machistas con peto, los paletos comenzaron a visualizar a los Demócratas como un puñado de pijos necesitados de inventar problemas para justificar su existencia, y alguien tan improbable como Trump llegó a Presidente. Y ya veremos qué pasa en el futuro, porque desandar ese camino no va a ser fácil. Entre otras cosas porque los políticos de izquierda ya han interiorizado las creencias que les dan votos, y realmente los pobres les parecen racistas, machistas, dudosamente estéticos y desagradecidos.
En todo caso el debate pobres-ricos es completamente falso, claro. Cuando la izquierda dice que quiere más dinero para los pobres lo que está diciendo es que quiere manejar más dinero. Quiere más dinero público que ella, sí, se encargará de repartir (véase el capítulo del enigmático blog Navarth dedicado a los políticos dadivosos), pero que sobre todo empleará en crear las redes clientelares que aseguren su permanencia en el poder. Para seguir haciendo el bien.
Si se piensa bien con lo de los pobres contra los ricos la izquierda -aparte de volver a desatar el tribalismo dentro de la comunidad- pretende apelar a otra de las emociones más potentes del sapiens. ¿La justicia? No, la envidia. Y la codicia: en el reparto que hagan estos tíos a costa de los ricos algo me caerá. El problema es que, dado su amor por lo público (que es lo que le permite hacer el bien), la izquierda ha llegado a desconfiar completamente de lo privado, que es lo que genera riqueza en una sociedad. Por eso todas las soluciones que pasan por desplumar en exceso al ganso de Colbert suelen terminar con el ganso emigrando a otras latitudes menos hostiles con su dinero y su capacidad de crear riqueza. Por eso el dilema no es tanto pobres vs ricos sino corto plazo –que es donde vive el político- contra largo plazo –que es donde habita la utilidad social y la prosperidad-. Y no seamos tan ingenuos como para no comprender que sacrificarán alegremente el largo plazo por el corto. Pero mientras tanto nos habremos entretenido –ellos más- y el que venga detrás que arree.
Comentarios
Eso de "la izquierda norteamericana dejó de ver a los pobres como los heroicos trabajadores de Las Uvas de la Ira, empezó a verlos como paletos machistas con peto.." y "Cuando la izquierda dice que quiere más dinero para los pobres lo que está diciendo es que quiere manejar más dinero" y " la izquierda.. pretende apelar a otra de las emociones más potentes del sapiens. ¿La justicia? No, la envidia. Y la codicia: en el reparto que hagan estos tíos a costa de los ricos algo me caerá." es de una evidencia manifiesta.
Muchas gracias
"El que venga detrás que arree "
Eso es lo que nos horroriza, a tantos viejecitos que llevamos años de años trabajando y ahorrando, pensando en dejar un pequeño colchón a nuestros hijos y nietos, que son los que vienen detrás, cuando nos vemos en el punto de mira de todos estos " expropiadores de las herencias de los ¿ricos? ".
Que conozco a unas cuantas familias que al morirse el patriarca ( o la matriarca ),han tenido que renunciar a su herencia, que entre la Plus Valía municipal, del muerto ,( mayor cuanto más tiempo hubiera pasado desde la adquisición hasta la muerte del causante ) y el impuesto altísimo de sucesiones , no tenían dinero suficiente para pagar .
Y cómo esas familias han visto luego, las distintas administraciones malbaratar esas herencias, o repartirlas a sus amigos y enchufados...