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Mostrando entradas de marzo, 2022

GUERRA Y MUNDO

Buttercup: Nunca saldremos del Pantano de Fuego. Westley: Qué tontería, lo dices porque nadie lo ha logrado antes. Hoy La Vanguardia se pregunta: ¿Acaso está infravalorada la paz? Lo hace en un artículo sobre la pacifista Bertha von Suttner, autora de Abajo las armas y primera ganadora femenina del Premio Nobel. ¿Cómo es posible –se pregunta el periódico- que Europa desoyera sus admoniciones y se precipitara en la Primera Guerra Mundial? ¿Estamos ciegos? ¿Estamos locos? Y con esto revela un planteamiento tácito, invisible y bastante extendido en nuestra sociedad: puesto que la guerra es terrible, puesto que somos racionales y podemos controlar las situaciones, debería ser posible desterrarla. En todos los términos del planteamiento yo, como Buttercup, soy más pesimista. El primatólogo Richard Wrangham ha señalado una de las características distintivas del sapiens: somos excepcionalmente cooperativos dentro de nuestro grupo, y extraordinariamente destructivos hacia los de fuera. Cent

LA REALPOLITIK Y EL GLOBO

En política encuentras de todo. Gente con vocación de servicio público, y vendedores de crecepelo; tipos inteligentes con diagnósticos –y a veces tratamientos- acertados, y merluzos que no ven más allá de sus narices; dialogantes y sectarios; abnegados y aprovechados; constructivos y destructivos. Pesados, muchos pesados. Y jetas, muchos jetas. De la feliz conjunción de estos dos últimos nace el Realpolitiker . El Realpolitiker es el que ha descubierto que la mejor manera de hacer que un globo ascienda es soltar lastre –y tener un globo, claro-. Y el descubrir que es capaz de hacer descubrimientos lo hace feliz, porque hasta ese momento sospechaba de sí mismo, frecuentemente con razón, que no valía para nada. El cambio entonces es radical: el Realpolitiker pasa a verse como el poder en la sombra, el maestro de marionetas o el hombre que acaricia el gato, según su bagaje cinematográfico –del otro no suele tener-. Es frecuente que acabe en puestos de importancia en los partidos, como l

LOS PIQUETES DE PADRÓN

No hace ni un año que el Gobierno despenalizaba la actuación de los piquetes violentos y ahora los tiene enfrente. No le hace ninguna gracia, y es normal: los gobiernos de izquierda se han acostumbrado a tener a los sindicatos «de clase» como una muleta electoralista, y les desconcierta que surjan otros que incluso podrían acabar representando a los trabajadores. El Gobierno ha recurrido al expediente habitual: es que éstos son de extrema derecha. No parece que esta vez vaya a colar: el comodín del fascismo también está sometido a utilidad marginal decreciente, y parece haber alcanzado cierta saturación. El caso es que hace mucho tiempo que partidos y sindicatos no representan a una clase –y en todo caso ¿cómo se definen actualmente las clases?-. La adscripción actual a partidos de izquierda no parece provenir tanto de motivos económicos como religiosos, de modo que incluso podría ocurrir –digamos- que una banquera se identificase con la izquierda. Todo esto provoca tensiones, claro. P

11-M

Vistos los dos documentales sobre el 11-m. El de Amazon Prime « El desafío: 11-m » es interesante y clarificador, especialmente en la parte del juicio. El de Netflix es más bien un falso documental contra los que debía habernos inmunizado -20 años ya de Bowling for Colombine - Michael Moore. El argumento está prefijado y vestido con testimonios cuidadosamente escogidos –otros son igual de cuidadosamente omitidos- para darle apariencia de asepsia informativa. Sin embargo tiene un mérito indudable: muestra perfectamente la conexión del atentado con Al-Quaeda –durante mucho tiempo pensamos que los asesinos eran una célula local, radicalizada pero que operaba con autonomía-. Al final, permanece la tristeza. Por supuesto por los compatriotas muertos, pero además falto la grandeza necesaria y se desató un repugnante cálculo electoral: si ha sido ETA, gana el PP; si ha sido Al-Qaeda, gana el PSOE -la situación, obviamente, no era simétrica, y conviene preguntarse por qué en cada caso-. El PP

EL PROMEDIO Y LA IGLESIA IRENISTA

Fue Daniel Kahneman quien nos hizo ver que somos racionales, sí, pero de aquella manera. Dado que nuestro tiempo -y nuestras ganas- son limitados, al analizar situaciones complejas empleamos atajos, sesgos o « heurísticos », que también se llaman así. Son una consecuencia de la evolución, y con frecuencia funcionan bien. Aquellos cazadores-recolectores que salían corriendo al ver moverse unas hojas sobrevivían, se reproducían –si tenían el encanto suficiente- y así conseguían replicar sus genes. En cambio los filósofos que analizaban si eran las hojas o nosotros los que nos movíamos, reflexionaban sobre la posibilidad del conocimiento, y admiraban la trayectoria del depredador que se abalanzaba sobre ellos, sólo aportaban a la posteridad a través de los genes de este último. Lo que quiero decir es que somos los descendientes de los prudentes, y hemos heredado sus sesgos, atajos y heurísticos. Por ejemplo, nuestros antepasados sabían que ante una muchedumbre en marcha con antorchas l

DELIRIO AMERICANO

El mundo se divide entre los afortunados que leen a Carlos Granés y los que aún no lo han descubierto (luego están los que, en vez de a Carlos Granés, leen a Agamben, pero estos son se merecen nada). El caso es que la teoría política y la filosofía son claramente insuficientes para explicar las corrientes dominantes de la sociedad. Gramsci hablaba de «cultura» al detectar -para su sorpresa-que había fuerzas ocultas más decisivas que la lectura de El Capital , y tenía razón. Un ejemplo ¿cómo pudo la Escuela de Frankfurt moldear la cultura de la posguerra si no había manera de leer a la Escuela de Frankfurt? Pues porque la verdadera revolución, juvenil y banal, la estaban protagonizando beatniks y hippies, para los que Marcuse no era más que un adorno culto. Un señalizador sexual, diría Geoffrey Miller, con una función equivalente a la cola del pavo real. Pues bien, en El puño invisible Granés nos contó cómo el arte y la moda iban moldeando la política a la vez que las ideologías. En

LA IGLESIA EN EL ESTADO

Este hilo de Michael Shellenberger es sólido. Los tártaros que acechan el oasis liberal se han dado cuenta de que tenemos una fisura dentro, y la han estado explotando. Casi sin resistencia se ha instalado una religión en nuestras sociedades. Es religión porque tiene todos sus ingredientes: sirve de guía espiritual y proporciona sentido a la vida; exige adhesión a los dogmas; permite la exhibición virtuosa y la estigmatización del hereje, lo que, a su vez, permite el ascenso en estatus. Para los que nos hartamos de decir que somos liberales, debería ser una preocupación: es nuestra mayor amenaza interna. Y, a diferencia de las religiones tradicionales, con esta no hay separación entre Iglesia y estado: ya tiene incluso un Ministerio. Esta religión posmoderna es intolerante; aborrece la disidencia y proscribe la libre expresión; elimina la igualdad; sustituye la persona por el grupo identitario; desconfía de la razón. Y es especialmente insidiosa porque se camufla tras las banderas de