En su último libro Not born yesterday el psicólogo evolucionista Hugo Mercier pone en duda la tradicional credulidad de las masas. Es cierto -dice Mercier- que se muestran dispuestas a seguir a líderes muy poco recomendables, pero no es porque éstos les hayan convencido, sino porque dicen a las masas exactamente lo que quieren oír. No es –por ejemplo- que la sociedad alemana de los años 30 se volviera antisemita por Hitler, sino que el mensaje de éste caló precisamente porque la sociedad ya lo era. Es decir, el líder exitoso no es aquél que con su virtud, su elocuencia, sus ideas, su ejemplo, su belleza o lo que sea es capaz de galvanizar el entusiasmo de la masa en la dirección apropiada, sino aquel que con sus antenas es capaz de detectar y predecir el zeitgeist, y se apresura a ponerse en la dirección en la que la ola del momento moverá a la masa. Como Charles Chaplin en Tiempos Modernos, pero a propósito. Lo gracioso es que, con frecuencia, ni siquiera el líder oportunista entiende cabalmente el mecanismo. Más bien atribuye su éxito a sus excepcionales cualidades personales, y al quedar descabalgado de la ola permanece con expresión de desconcierto y resentimiento.
Puestas así las cosas ¿cuál sería entonces el papel de los líderes? No dirigir, sino permanecer el mayor tiempo posible delante de la masa, independientemente de dónde se dirija. Y lo más sencillo es excitarlas contra alguien, porque ni Hugo Mercier es capaz de discutir que la persona disuelta en la masa no es estrictamente reflexiva, propende a las emociones más destructivas y elude la responsabilidad sobre el resultado. Esto es un extremo, claro: no todos los líderes son esa ameba perfecta desprovista de esqueleto que es Sánchez. Y –en el otro extremo- seguro que todavía existe alguno que, como Lincoln, está provisto de una brújula y un mapa. Pero estos últimos son héroes a los que el ecosistema no favorece: en el actual brotan con vigor los Redondos y Bolaños.
Comentarios
Y es que, este mes de agosto tan duríssimo, estoy yendo cada día, en La Argos, al correspondiente del año 2012, cuando Don Lindo, Don Artanis, y Usted, ( y luego, Don Benjamin Grullo) estuvieron al mando, y se dedicaron a hablar de "los malos del cine".
¡ Diez años ya ! ¡ Y cuantos de los que escribían cada día se han muerto !. Pero yo sigo disfrutando con todos ustedes mientras releo...
Muchas gracias, pues