El Gobierno de Sánchez se inauguró con la foto del Falcón y se clausurará con la teleserie. ¿Qué no la va a ver nadie más que para descojonarse? Desde luego, pero le da igual. Sánchez –Narciso contemplándose en la tele- quiere que le paguemos el álbum Hofmann con el que dará la lata a sus infortunados amigos: aquí estoy saludando a un jefe de estado; aquí, doy un discurso en Naciones Unidas; observad, niños, qué prestancia. Esa sucesión de imágenes resumirá su Gobierno. Mejor dicho: esa sucesión de imágenes es su Gobierno. Nunca existió un proyecto real más allá del relato plano como un lenguado, tontorrón, inconexo y destructivo. Queda el triste papel de ministros, diputados, y barones socialistas, reducidos, no ya a actores secundarios, sino a mero atrezzo. Ahorraríamos dinero si en el futuro el Consejo de Ministros y la bancada socialista se sustituyeran por vistosos decorados con los participantes congelados en distintas posturas -una expresión concentrada, un abucheo a la oposición, una ovación al presidente- en función de las necesidades fotográficas de Sánchez.
Hoy les traigo los hábitos sexuales del combatiente ( Calidris pugnax ), un pájaro originario de Finlandia que luce un vistoso plumaje superior que recuerda un poco a Mildred Roper con una estola de visión. Este plumaje –ya lo habrán sospechado a estas alturas- cumple una función similar a la cola del pavo real: atraer a las hembras. Y los que desarrollan un plumaje más vistoso, que son los de mayor estatus, más agresivos y con más altos niveles de testosterona, parecen atraerlas más. Exactamente igual que en los humanos. Puesto que el plumaje se transmite genéticamente, también habrán sospechado que está correlacionado con alguna ventaja genética: la hembra que se encapricha del combatiente emplumado está, inconscientemente, escogiendo buenos genes. Pero lo curioso es que, dentro de su competición intrasexual por las hembras, los combatientes machos han desarrollado tres estrategias de apareamiento que se corresponden con tres tipos de plumaje. El biólogo David Lank explica que la m...
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