Las hembras del grillo mormón depositan los huevos en los machos, que los llevan en su interior, los alimentan y los cuidan hasta que nacen los pequeños grillos. Es decir, el grillo mormón macho invierte más tiempo, recursos y esfuerzo en su descendencia que la hembra, y esto tiene dos consecuencias: 1) los machos son más selectivos a la hora de escoger pareja y 2) las hembras –que son más grandes, fuertes y agresivas- compiten entre sí para ser elegidas por el macho. Esta es la fundamental teoría de la «inversión parental» que Robert Trivers formuló en 1972, y funciona exactamente igual –aunque a la inversa- en la especie humana. Sí, amigos, las hembras humanas son más selectivas que los machos y emparejan hacia arriba. Analizando la app de citas OKCupid se comprueba que las mujeres califican al 80% de los hombres como menos atractivos que la media, y este 80% recibe sólo un 30% de respuestas a sus avances: un sesgo evidente. En cambio los hombres afinan mucho más y consideran que sólo un 50% de las mujeres son menos atractivas que la media, y aún este 50% recibe un 40% de respuestas. La regla 80/20 de Pareto se cumple dramáticamente para los hombres: ordenados en función de su atractivo para el otro sexo –y esto incluye, claro, su estatus y disponibilidad de recursos económicos- el 20% de los hombres más atractivos acapara la atención del 80% de las mujeres, y el 80% restante de hombres tiene que conformarse –discúlpenme- con el 20% restante de mujeres. En realidad esto presenta un panorama melancólico para todos excepto el 20% de hombres que están en posición de decidir en régimen de monopolio, algo que no disfrutan ni el 20% de mujeres más atractivas. Esto apunta hacia la poliginia –o, como diría @Spermifex, al fin del omegarcado- una sólida tendencia humana contenida
Pero además indica que un número creciente de hombres de menor estatus están quedando excluidos del mercado del emparejamiento. Ya tienen incluso un nombre: incels. La presión evolutiva hacia aquellos que se ven privados de la posibilidad de reproducción es enorme, y los impulsa hacia estrategias desesperadas: una sociedad con una bolsa de célibes involuntarios es, para empezar, más violenta. Y además hay que entender que muchos hombres jóvenes lo están pasando regular, y tal vez eso contribuya a explicar la brecha de suicidios que se abre entre hombres y mujeres a partir de la adolescencia. Sin embargo ellos no encajan en la categoría predefinida de víctimas sino en la de verdugos, machistas opresores de las mujeres a pesar de que no consiguen acercarse a ellas. Su situación no merece la simpatía del neofeminismo -que se burla de ellos por su incapacidad-, ni de los «aliados», -esos que han sustituido en su estrategia la antigua Fanta por el halago de los oídos feministas-, ni de la sociedad en su conjunto. Desde luego creo que este es un problema extrapolítico, y que son ellos los que tienen que sacarse las castañas del fuego aunque cada vez lo tengan más complicado. Pero piensen lo que ocurriría si esta brecha sexual funcionara a la inversa. Imaginen las homilías que nos estaría propinando Pam, y el victimismo que estaría exhibiendo el feminismo de género, todos ellos elevando la sequía sexual a la categoría de opresión patriarcal sistémica y estructural.
Comentarios
Lo que llevaría a un campo similar. Las que no logran casarse o se casan, ¡qué remedio!, con un "mediocre" insatisfactorio.
Lo que nos llevaría a considerar las dos fuerzas distintas que, me meto en territorio incorrecto, incluso penalmente culpable, que relacionan las relaciones hombre mujer. La atracción del sexo, el cerebro sustituído por gónadas durante bastantes años, versus la atracción de la estabilidad y la descendencia. Hombres y mujeres.
Si tiene en consideración estas diferencias, de género, el mapa que nos pone queda, pienso, mas completo.
Las insatisfechas odian no alcanzar sus objetivos y niegan al macho satisfacer sus perversos deseos, sabiendo que, no lo pueden evitar, los encontrarán por las esquinas.
Unos encontrarán alivios, otras se encontrarán incompletas.
Volviendo a los escarabajos. La naturaleza ha escogido para los hombres que se apareen al máximo hembras atractivas y sanas con machos fetén. Y el resto, que se apañe como pueda. La naturaleza es del mas fuerte, no es de iguales. El pez grande se come al chico. Lo que nos llevaría a la política....