Sucedía en El Congreso, cuando era diputado. Cuando alguien recordaba a Pablo Iglesias su relación bidireccional con el chavismo –ideólogo del régimen; ideologizado y financiado por él- desde la bancada de Podemos alzaban brazos burlones en un brindis invisible: Venezuela, chupito. Ya está la cantinela de los fachas alarmistas, asustados y cansinos. La maniobra era bastante eficaz: en mayor o menor medida el estigma se asumía inconscientemente por los denunciantes, y aquellos que han contribuido eficazmente a destruir un país volvían a quedar indemnes. Es un mecanismo idéntico al despectivo «España se rompe» –con iguales connotaciones que el «Venezuela, chupito»- que durante mucho tiempo nos dedicaron a los que denunciábamos los peligros del nacionalismo. Los sorprendentes movimientos del sanchismo en relación con la dictadura venezolana –la transformación del presidente encargado Guaidó en líder de la oposición, el vodevil de Ábalos y Delcy Rodríguez en Barajas, los discursos ...
* Todo parece indicar que Navarth es Fernando Navarro, former MP de Ciudadanos por Baleares en la XI y XII Legislatura