Somos animales tribales y xenófobos. Somos herederos de aquellos más propensos a tratar bien a los de su grupo, y a desconfiar, temer y eventualmente destruir a los de fuera. Pareto clasificó estos impulsos entre los residuos de la cuarta clase: “residuos relacionados con la sociabilidad” –cuyo género más importante, explicó, es el de la “necesidad de uniformidad”. Gustave le Bon y Gabriel de Tarde descubrieron, además, que cuando la persona se disuelve en una masa su propia psicología se altera. Haidt llama a este mecanismo el “interruptor de la colmena”; yo prefiero llamarlo “interruptor tribal”. Hay factores que contribuyen a activar este interruptor tribal -Aldous Huxley se burlaba de los racionalistas afirmando que ninguno mantendría su individualidad ante el sonido continuado de un tam-tam-. Pero hay uno que contribuye a dejarlo en un estado de extrema sensibilidad, apto para ser activado en cualquier momento: las crisis. Cuando un número suficiente de personas se ven asal...
* Todo parece indicar que Navarth es Fernando Navarro, former MP de Ciudadanos por Baleares en la XI y XII Legislatura