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LOS PIQUETES DE PADRÓN


No hace ni un año que el Gobierno despenalizaba la actuación de los piquetes violentos y ahora los tiene enfrente. No le hace ninguna gracia, y es normal: los gobiernos de izquierda se han acostumbrado a tener a los sindicatos «de clase» como una muleta electoralista, y les desconcierta que surjan otros que incluso podrían acabar representando a los trabajadores. El Gobierno ha recurrido al expediente habitual: es que éstos son de extrema derecha. No parece que esta vez vaya a colar: el comodín del fascismo también está sometido a utilidad marginal decreciente, y parece haber alcanzado cierta saturación.

El caso es que hace mucho tiempo que partidos y sindicatos no representan a una clase –y en todo caso ¿cómo se definen actualmente las clases?-. La adscripción actual a partidos de izquierda no parece provenir tanto de motivos económicos como religiosos, de modo que incluso podría ocurrir –digamos- que una banquera se identificase con la izquierda. Todo esto provoca tensiones, claro. Previsiblemente, cuando pierdan el monopolio sindical, los partidos de izquierda dejarán de ver con tanta simpatía a los sindicatos, y puede que la única posibilidad de supervivencia a medio plazo de los sindicatos «de clase» sea reconvertirse en sacerdotes de la religión posmoderna en las empresas. Quizás estén ya en eso.

A mí, personalmente, todos los piquetes violentos me parecen mal. Muy mal. Pero vete tú a decirlo a los que defendían a Bódalo.

Comentarios

viejecita ha dicho que…
¡ Qué raro !
Esta mañana sí que había un comentario, y, si no recuerdo mal, Una respuesta de Don Navarth. ¿ Estará ya en marcha la censura en blogger ? Naaaa Seguro que me he confundido de hilo...
viejecita ha dicho que…
¡ Pues Claro ! Me había confundido con el hilo del 11M !

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