¿Quiénes son? Están obsesionados con las estructuras invisibles de poder y la condición de opresores y oprimidos que determinan. Frente a todas las características adaptativas del humano que ellos ignoran, frente a todos sus mecanismos y sesgos, ellos creen que existe sólo uno, con distinto nombres según el colectivo oprimido al que se dirige: machismo, racismo, homofobia… Consideran que es el fruto podrido de una civilización podrida, y con ellos buscan -ésta es realmente la cuestión- un nuevo camino para atacarla. Realmente el machismo les importa un rábano si no sirve para atacar el sistema que emergió triunfante tras la caída del Muro en 1989. El sistema, precisamente, que derrotó el machismo cuando occidente evidenció su anacronismo. Pero con el de otras sociedades no hay ningún problema; lo malo es occidente, la economía de mercado y la democracia liberal. No hay ninguna sinceridad en sus planteamientos. Probablemente ni ellos se dan cuenta.
En fin, los hombres no han conspirado para construir una estructura de poder de la que expulsar a las mujeres. Ha habido unos primates intentando sobrevivir y reproducirse; adaptándose y evolucionando. Y de hecho los que ahora estamos aquí somos los descendientes de los que nuestras antepasadas seleccionaron. Sí, amigos: en el reino animal el sexo que más inversión hace en la progenie es el más selectivo, y en los mamíferos se trata de las mujeres. Y para las relaciones a largo plazo prefieren a los que más seguridad y recursos les pueden aportar, a ellas y su descendencia. ¿Tan mal han elegido? Pues no, la cosa no ha ido mal: la mayoría de los padres quiere a sus mujeres y cuidan a sus hijos.
La afirmación «nos matan por ser mujeres» es difícil de creer: no parece que eso sea una estrategia evolutivamente estable para ninguna especie con dos sexos. Es cierto que los hombres cometen el 90% de los homicidios, pero el 80% de las víctimas son, precisamente, hombres. Y -más significativo aún- esas cifras son prácticamente idénticas en los chimpancés. ¿Tenemos que suponer que éstos también han conspirado y construido su propio heteropatriarcado chimp? Nos matan por ser monas, dirían las hembras.
En realidad la ínfima minoría de hombres que asesinan a sus parejas no lo hacen por ser mujer, este diagnóstico es una estupidez. No están detrás de sus acciones los tentáculos invisibles del heteropatriarcado sino más probablemente los celos –otro mecanismo adaptativo con reverso tenebroso- o la inseguridad. O las adicciones, o la mera maldad. Si erramos en el diagnóstico seremos menos eficaces al prevenir los riesgos, pero a nuestros zelotes todo esto les da igual. Su ignorancia es oceánica y su pesadez insufrible, pero han conseguido convertirse en sacerdotes de una secta y el poder que les proporciona es inmenso: pueden señalizar su virtud y castigar al adversario. Y de paso destruir sociedades.
Comentarios
Y, en animales avanzados, eso crea problemas de convivencia a veces mal resueltos.
Es muy sencillito. Los humanos no son un hormiguero, ni siquiera obedecen unánimamente al elefabnte mas viejo.
Y de esos conflictos de desigualdad, mira por donde, sale un factor de evolución. Justamente esas diferencias son el motor de la misma.
Tocan a la puerta....
Ahora que está de moda analizar cómo el acoso escolar deriva en conductas violentas o suicidios alguien debería plantear estudiar los efectos de la presión intelectual que algunos hombres, mujeres o esa propia sociedad "heteropatriarcal" tan cacareada pueden estar ejerciendo sobre determinados individuos emocionalmente más débiles y si esto podría explicar la diferencia de suicidios entre hombres y mujeres.
Luego, en la sociedad, hay múltiples formas de violenca entre variadas formas de colectivos que se relacionan de alguna manera, hasta, por ejemplo, llegar a los hinchas.
Incluso el asunto del sí es sí puede considerarse una forma de violencia, no física pero sí fuertemente social, de la mujer contra el hombre.
El mismo modo de resolver separaciones y divorcios tiene mucho de violencia de la mujer frente al hombre. En estas situaciones no presumen de igualdad sino de debilidad. O, viceversa, los hombres asumen su fuerza cediendo en "su superioridad". Lo que nos llevaría a estudiar cómo hay hombres, aunque sean de izquierda, que votan a partidos mujeriles en contra de sus propios intereses.
Las sociedades humanas tienen el especial carácter, entre los mamíferos, de ser los mas violentos entre el mismo género y sucesivas clasificaciones. La civilización es el atenuante de esas fieras.