Pronto los incidentes se extendieron a todo el graderío, los BBB acabaron imponiendo su superioridad numérica y asaltaron el terreno de juego. Mientras la policía intentaba infructuosamente contenerlos los jugadores del Estrella Roja se retiraron prudentemente a los vestuarios, pero no así los del Dinamo. El mediocampista Zvonimir Boban, contagiado por la ira desencadenada, propinó un formidable patadón a un policía que intentaba contener a un hooligan local [1]. Allí estaba yo, contaría más tarde, un personaje público preparado para arriesgar la vida, la carrera y todo aquello que la fama me había procurado por un ideal, una causa: la causa croata. Mucha épica para tan poco acto, pero quizás la construcción nacional pueda -o deba- hacerse a patadas. El episodio convirtió a Boban en un héroe local. Más tarde jugaría en el Celta de Vigo.
Uno de los líderes de Delije era Željko Ražnatović, también conocido como Arkan. Hombre de un temperamento inestable -quizás por un exceso de acentos en las consonantes- Arkan había desarrollado una exitosa carrera profesional en el extranjero como atracador de bancos. Aunque había sido detenido en varias ocasiones en Italia, Holanda, Alemania y Suiza, había conseguido siempre fugarse; algunos atribuyen esta sorprendente habilidad a su relación con el ministro del interior yugoslavo Stane Dolanc, a quien Arkan habría prestado servicios ocultos.
El 11 de octubre de 1990 Arkan y otros hinchas de Delije crearon el grupo paramilitar Guardia Serbia de Voluntarios. En 1991, con la guerra propagándose por Yugoslavia, viajaron a Krajina, enclave de mayoría serbia en el interior de Croacia; Arkan fue arrestado por la policía croata, y una vez más misteriosamente liberado. En julio de 1991 la Guardia Serbia de Voluntarios marchó a Bukovar y un año más tarde a Bosnia. Excepcionalmente bien financiados -y excepcionalmente bien armados- fueron conocidos como Los Tigres de Arkan. Perpetraron operaciones de limpieza étnica contra los bosniacos, y participaron en masacres diversas. Para entonces Arkan era considerado un héroe nacional serbio, al que dedicaban canciones épicas y turbo folk.
En 1993 fundó el Partido de Unidad Serbia.
Tras los acuerdos de Dayton que marcaron el fin de la guerra de Bosnia, la Guardia Serbia de Voluntarios fue disuelta. Arkan, que se había hecho rico con el pillaje, adquirió el club de segunda división FK Obilić, que bajo su dirección inició una ascensión meteórica. Entre otras cosas porque entre sus nuevos seguidores estaban antiguos Tigres de Arkan que acostumbraban a apuntar con sus armas a los jugadores rivales, disminuyendo su concentración y rendimiento. De este modo el FK Obilić llegó a ganar la liga 97/98. Como la UEFA amenazó con excluir al club de las competiciones por sus conexiones con el hampa, Arkan encomendó su dirección a su mujer, la cantante Ceca, que también era turbo folk.
Gracias a sus conexiones políticas y con el mundo del crimen -que iban desde el presidente Milosevic hasta la Camorra napolitana- Arkan se convirtió en un personaje inmensamente rico e influyente. En junio de 2000 fue asesinado en el lobby del Hotel Intercontinental de Belgrado. Ese mismo año el Partido de Unidad Serbia que había fundado obtuvo 200.000 votos y 14 escaños en el Parlamento. Un año antes el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia lo había acusado formalmente de crímenes de guerra.
¿A qué viene esta historia? Sirve (o no) para enfatizar una reflexión: el hooliganismo y la política –cada vez más difíciles de distinguir- permiten detectar a los elementos más violentos de la sociedad en tiempos de paz. Cuando el conflicto se desata continúan siendo los peores, pero entonces están en su salsa y ya no hay quien los detenga. Incluso pueden devenir en héroes, como nos demuestra Arkan y ya nos contó Kohout [2]. En todo caso, por favor, no los voten.
[1] Puede verse en el minuto 1:16 del primer vídeo.
[2] Pavel Kohout: La hora estelar de los asesinos.
p.d. Sí, esta entrada está dedicada a Pablo Iglesias.
Comentarios
Y conste, que eso que pasó en Yugoslavia , y lo que pasó en Checoslovaquia, deshaciendo países en taifas que se odiaban , me da muchíssima pena.
Y me espantaría que ocurriera aquí, en España.
Que en este momento, parece que es lo que quieren los del "desgobierno". Y no podemos dejarnos acoquinar.
Interesante historia que, efectivamente, tiene una lectura que no se debe ignorar.
Al margen del rechazo que, de modo natural, produce el Sr. Iglesias a cualquiera con sentido común, no se deberían tolerar actitudes como las que él muestra habitualmente.
Es gravísimo y peligroso, más de lo que parece advertirse, tolerar y hasta reírle las gracias a un tipo tan impresentable.
No deberían aceptarse conductas como las suyas en el terreno político. La deriva es inevitable.
En fin, gracias Naverth, por ponerlo de relieve.
Qué bien me viene que alguien como usted nos traiga este tipo de informes sobre hechos que tienden a olvidarse. Incluso yo, que leo regularmente libros sobre el Gulag, Holocausto y temas semejantes -ultimamente estoy impresionado por el libro "Tierras de Sangre"- agradezco estos artículos tan instructivos.
Soy un lector permanente de su blog, aunque algo remiso en comentar.
Un saludo desde Alemania