Sin duda Weinstein obró mal, y había personas directamente damnificadas por su actuación. Para empezar, todas las actrices que rechazaron sus propuestas y vieron cómo sus carreras cinematográficas sufrían en detrimento de las de aquellas que sí aceptaron los términos del rijoso productor. Porque con la sumisión de las decisiones de Weinstein a un órgano inadecuado la competición se alteró: no fueron elegidas necesariamente las mejores, sino las menos escrupulosas. En este sentido Weinstein debía una explicación a sus empleadores, y quizás al arte cinematográfico en general. Además, para que no queden dudas, lo que hizo este pájaro fue detestable: abusó de una situación de poder para acceder al sexo.
Pero las que aceptaron las propuestas de Weinstein también se portaron mal. Ellas fueron cómplices en el fraude en la competición por los papeles cinematográficos. Sin duda fue un mal trago y su dignidad sufrió por ello, pero fue su decisión. Y si ustedes tienen la tentación de equiparar mentalmente a la pobre actriz con una especie de Anita la Huerfanita, obligada a ceder para alimentar a sus siete hermanitos, acudan a contemplar la mansión de la mencionada Alyssa Milano (ejem) y tengan un espejo a mano para contemplar la cara de tonto o tonta que se les pone.
En resumen con el #MeToo aquellas que se beneficiaron de un acuerdo tramposo intentaron a) vengarse del golfo y b) expiar, de nuevo con trampas, sus culpas: ésta no se pretendía alcanzar por reconocimiento del error, sino por exhibición de victimismo y virtud. En cuanto al deseo de venganza, nada que objetar salvo que las vengadoras tendrían que aceptar también, contra sí mismas, el de aquellas que perdieron el papel por su culpa. Pero lo que resulta muy, muy cargante es la expiación virtuosa. Tanto más porque en su altar se quemaron la presunción de inocencia, la decencia y el sentido del ridículo. ¿Tiene todo esto algo que ver con Jack Sparrow? Pues no sé, pero me alegro por él.
Comentarios
Lo nuevo es el uso de los media para seguir obteniendo ventajas de aquél intercambio sexual (más precio, más recompensas, quizas venganza contra quien la hizo sentirse despreciable) algo que está solo al alcance de una de las partes de la coyunda
Dicho sea de paso, hoy las lagrimas deben inundar el ministerio de la cosa igualdad. Hoy no hay tartas, solo llanto
La cuestion fundamental es la victima oculta, las que no accedieron ni a la intimacion deshonesta ni a los trabajos que podrian haber merecido. A esas, que sostuvieron la presión, ¿quien les pide excusas?
Kantarepe
Pero me indigna pensar que por negarse a esas prácticas, Ashley Judd, una actriz estupenda y en su mejor momento haya visto su carrera parada ... Y pienso en la cantidad de películas que debería haber hecho ella , que dijo " NO ", y que hicieron en su lugar algunas de las del "me too", y ya digo, esas me dan grima. Y las considero tan culpables como los Weinstein de turno.
Ya siento.