El sapiens es consciente de la muerte, prefiere la vida a la no existencia, y busca ávidamente la inmortalidad –o, al menos, posponer la cuestión unos miles de años-. Así que, inaccesible de momento la inmortalidad física, busca una inmortalidad sustitutiva integrándose en entidades más duraderas: una religión, una nación, una sociedad, una raza, una cultura, una ideología… en sus variables más cutres, incluso un equipo de fútbol puede servir de placebo. El caso es que -tribales hasta la muerte y más allá- nuestras inmortalidades Ersatz inmediatamente entran en conflicto, y la intolerancia se desencadena.
Es decir, cuando se nos recuerda la muerte, tendemos a cerrar filas en torno a la entidad en la que aspiramos a ser inmortales, y a reaccionar agresivamente contra las inmortalidades rivales. Por eso los jueces apercibidos reaccionaron con mucha mayor dureza ante los infractores de su sistema de valores; en otro experimento más gamberro se consiguió que, mediante el recordatorio de la muerte, los sujetos dosificaran grandes cantidades de salsa picante a los de religión distinta a la suya, aunque posiblemente hinduistas y católicos mejicanos no lo notaron.
En resumen, esta investigación convierte la búsqueda de la inmortalidad en un camino más -junto al del resentimiento y al de la virtud- hacia la agresión a nuestros semejantes. De paso puede ayudar a explicar la afición de algunos partidos por enarbolar temas relacionados con la muerte tales como el desenterramiento de cadáveres: se trataría de un desesperado y macabro intento de cerrar filas. Por mi parte, a diferencia del esclavo del César, me limito a desearles buen día.
Comentarios
¡ Who wants to live Forever ? !!!
Leí El camino hacia la no libertad.
El cambio de actitud de Putin a partir de 2010 puede que se deba a que los oncólogos le recordaron que es mortal.
Saludos