Cristina López Schlichting ha entrevistado al presidente de Galicia.
En un tono francamente áspero, como si su paciencia hubiera sido llevada al límite, Feijoo ha intentado explicar la ruptura de su promesa electoral diciendo que, en realidad, lo que a él lo vincula es el programa. Habría estado bien que, a continuación, detallara por qué realizó entonces promesas que contravenían, según él, su programa electoral, pero la explicación racional ya había finalizado, y comenzaba el momento del folklore y las emociones. No era, ya la hora de las personas sino de los pueblos, y por eso, cuando se le ha planteado el penoso asunto de la libertad, él se ha puesto a detallar lo hermosa que era la convivencia entre el gallego y el castellano, y la belleza de ver a los gallegos en los bares hablando indistintamente una u otra lengua . Una inmensa mayoría de los gallegos habla las dos lenguas, y sólo un pequeño porcentaje habla (se obstina en hablar) únicamente el gallego o el castellano, ha afirmado (lo que parece constituir, sencillamente, una mentira descarada*). Soy contrario a la inmersión en castellano, ha llegado a decir de forma virtuosa, y ha finalizado con la suprema estupidez: “las lenguas son para unir, no para separar”. Un discurso muy conocido, por tanto, aunque no es frecuente verlo en boca de alguien del PP, cuyos dirigentes regionales se limitan a practicarlo de forma subrepticia.
* Desconozco la realidad de Galicia, pero extrapolando la de Mallorca me atrevo a suponer que hay un 50% que sólo habla la lengua común, un 50% que habla la común y la autóctona. No hay nadie que sólo hable la autóctona, y presentar esa supuesta simetría es una falsedad malintencionada.
En un tono francamente áspero, como si su paciencia hubiera sido llevada al límite, Feijoo ha intentado explicar la ruptura de su promesa electoral diciendo que, en realidad, lo que a él lo vincula es el programa. Habría estado bien que, a continuación, detallara por qué realizó entonces promesas que contravenían, según él, su programa electoral, pero la explicación racional ya había finalizado, y comenzaba el momento del folklore y las emociones. No era, ya la hora de las personas sino de los pueblos, y por eso, cuando se le ha planteado el penoso asunto de la libertad, él se ha puesto a detallar lo hermosa que era la convivencia entre el gallego y el castellano, y la belleza de ver a los gallegos en los bares hablando indistintamente una u otra lengua . Una inmensa mayoría de los gallegos habla las dos lenguas, y sólo un pequeño porcentaje habla (se obstina en hablar) únicamente el gallego o el castellano, ha afirmado (lo que parece constituir, sencillamente, una mentira descarada*). Soy contrario a la inmersión en castellano, ha llegado a decir de forma virtuosa, y ha finalizado con la suprema estupidez: “las lenguas son para unir, no para separar”. Un discurso muy conocido, por tanto, aunque no es frecuente verlo en boca de alguien del PP, cuyos dirigentes regionales se limitan a practicarlo de forma subrepticia.
* Desconozco la realidad de Galicia, pero extrapolando la de Mallorca me atrevo a suponer que hay un 50% que sólo habla la lengua común, un 50% que habla la común y la autóctona. No hay nadie que sólo hable la autóctona, y presentar esa supuesta simetría es una falsedad malintencionada.
Comentarios
Cuando me dio por decir que el hórreo es otro importante bien cultural y no por ello están obligados a utilizarlo casi se sube por las paredes a la vez que decía "eso es argumento de la derecha eso es argumento de la derecha", pero sin entrar a valorar el argumento en sí.
Con Rodríguez y su banda, hasta los sensatos (considero como tal a esta persona, cuyas ideas sobre la enseñanza van en la línea de fomentar la rutina del esfuerzo, la autoridad del profesor, etc) pierden el norte cuando enfrente tienen a un pepero defendiendo cualquier medida o acción, por razonada o sensata que sea.
Disculpe el ladrillo y saludos.
Puedo estar de acuerdo con su amigo el profesor en que el gallego es un bien cultural. Como el hórreo (fue usted cruel) o como tocar el piano. Pero, como usted dice, el Gobierno no puede eliminar la libertad de las personas para obligarles a estudiar gallego, poner hórreos en el jardín o tocar el piano, todas ellas causas muy nobles (en Baleares sería la xirimía, que suena como un gato torturado)
Pero, para ser sinceros, creo que el argumento de la cultura no es más que una mascara para ocultar que la imposición de la lengua es, en realidad, una herramienta política. De hecho, en Baleares, lo que está provocando, innegablemente, es un empobrecimiento cultural.
En fin, este es un tema sobre el que se puede hablar largo y tendido (para lo que siempre será bienvenido) Saludos.
Lo dicho, ya puede un dirigente del Pp afirmar que llueve bajo un diluvio, que habrá quien se lo discuta.
Y lo del hórreo lo tuve que soltar (sabiendo que sí era algocruel) porque hubo un momento en que le oí hablar de la lengua gallega como si fuera una pobre criatura necesitada de amor y cariño.
Saludos.