Dice Sánchez-Cuenca en El País:
”Si algo caracterizó al Gobierno de Zapatero durante los años 2004-08 fue la audacia de muchas de sus iniciativas. Hubo diversos asuntos que hicieron sonar todas las alarmas entre los grupos reaccionarios del país. La lista es bien conocida y no hace falta entrar en muchas explicaciones: 1) retirada de tropas de Irak, 2) aprobación del matrimonio homosexual, 3) proceso de paz para acabar con el terrorismo, 4) revisión del sistema autonómico, 5) Ley de Memoria Histórica, 6) Ley de Dependencia, 7) regularización de los inmigrantes, 8) inversiones masivas en I+D, 9) fin de la manipulación informativa en Televisión Española y Radio Nacional, 10) ley contra la violencia de género, 11) aumento del gasto en cooperación internacional” (la numeración es mía)
Lo más interesante de la lista presentada por Sánchez-Cuenca es su extraordinaria heterogeneidad, pues agrupa en una misma categoría -a la que únicamente proporciona unidad la virtud compartida de “haber hecho sonar todas las alarmas entre los grupos más reaccionarios del país”- asuntos que son humo (1 y 6), infamantes (3), devastadores (4), inoculadores de discordia (5), razonables (2), ya rectificados (7), imaginarios (8), mentira (9), controvertidos (10) o sin resultados perceptibles (11)
¿Y que hay de la crisis? Hay que reconocer que eso lo define muy bien: ”el Gobierno ha puesto todo el énfasis en sus esfuerzos por salir de la crisis”. O, dicho de otro modo, ha centrado su esfuerzo en mostrar al electorado lo preocupado que está. Los resultados son desastrosos, pero eso es secundario. Entre progresistas es frecuente confundir ir deprisa con poner cara de velocidad.
”Si algo caracterizó al Gobierno de Zapatero durante los años 2004-08 fue la audacia de muchas de sus iniciativas. Hubo diversos asuntos que hicieron sonar todas las alarmas entre los grupos reaccionarios del país. La lista es bien conocida y no hace falta entrar en muchas explicaciones: 1) retirada de tropas de Irak, 2) aprobación del matrimonio homosexual, 3) proceso de paz para acabar con el terrorismo, 4) revisión del sistema autonómico, 5) Ley de Memoria Histórica, 6) Ley de Dependencia, 7) regularización de los inmigrantes, 8) inversiones masivas en I+D, 9) fin de la manipulación informativa en Televisión Española y Radio Nacional, 10) ley contra la violencia de género, 11) aumento del gasto en cooperación internacional” (la numeración es mía)
Lo más interesante de la lista presentada por Sánchez-Cuenca es su extraordinaria heterogeneidad, pues agrupa en una misma categoría -a la que únicamente proporciona unidad la virtud compartida de “haber hecho sonar todas las alarmas entre los grupos más reaccionarios del país”- asuntos que son humo (1 y 6), infamantes (3), devastadores (4), inoculadores de discordia (5), razonables (2), ya rectificados (7), imaginarios (8), mentira (9), controvertidos (10) o sin resultados perceptibles (11)
¿Y que hay de la crisis? Hay que reconocer que eso lo define muy bien: ”el Gobierno ha puesto todo el énfasis en sus esfuerzos por salir de la crisis”. O, dicho de otro modo, ha centrado su esfuerzo en mostrar al electorado lo preocupado que está. Los resultados son desastrosos, pero eso es secundario. Entre progresistas es frecuente confundir ir deprisa con poner cara de velocidad.
Comentarios