Artículo 8. I. El Estado asume y promueve como principios ético-morales de la sociedad plural: ama qhilla, ama llulla, ama suwa (no seas flojo, no seas mentiroso ni seas ladrón), suma qamaña (vivir bien), ñandereko (vida armoniosa), teko kavi (vida buena), ivi maraei (tierra sin mal) y qhapaj ñan (camino o vida noble).
Este fin de semana lo hemos pasado con una amiga boliviana, que se ha encargado de ponernos al tanto de la situación política en su país (vive allí, así que lo conoce de primera mano) Después de contarnos anécdotas pintorescas de Evo Morales, como un discurso en el que afirmo solemnemente que a lo largo de la historia los aymaras (la tribu de Evo) habían resistido victoriosos los sucesivos intentos de invasión de españoles, ingleses, y el Imperio Romano (tal cual), comenzó a hablarnos de la nueva Constitución, que ha entrado en vigor a principios de 2009. Como lo que nos contaba era muy difícil de creer (y eso que vivimos en la España de Zapatero) he conseguido una copia, y realmente no parece tanto una Constitución como el testamento político de un país que, a semejanza de los lemmings*, ha decidido tirarse alegremente por un barranco. Hoy empiezo el análisis con la parte telúrico-cursi. Luego vendrán partes más siniestras.
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¿Qué es Bolivia? El Preámbulo nos lo aclara:
En tiempos inmemoriales se erigieron montañas, se desplazaron ríos, se formaron lagos. Nuestra amazonia, nuestro chaco, nuestro altiplano y nuestros llanos y valles se cubrieron de verdores y flores. Poblamos esta sagrada Madre Tierra con rostros diferentes, y comprendimos desde entonces la pluralidad vigente de todas las cosas y nuestra diversidad como seres y culturas. Así conformamos nuestros pueblos, y jamás comprendimos el racismo hasta que lo sufrimos desde los funestos tiempos de la colonia.
Observen dos detalles** que se desprenden de este primer párrafo: 1) Deja inmediatamente claro quienes son los malos de la película (los colonizadores, evidentemente) y 2) Los acusa de lo que va a poner en práctica a continuación (el racismo). De hecho fíjense como los de ascendencia europea quedan fuera de la exhaustiva (y francamente heterogénea) enumeración del artículo 3 (y valoren la correción de género):
Artículo 3. La nación boliviana está conformada por la totalidad de las bolivianas y los bolivianos, las naciones y pueblos indígena originario campesinos, y las comunidades interculturales y afrobolivianas que en conjunto constituyen el pueblo boliviano.
Si, han leído bien: aquí no hay ciudadanos, sino un batiburrillo de agregaciones de personas de las que sólo parecen quedar excluidos los clubs de fútbol. Y de los “pueblos indígena originario campesinos” hablaremos adelante. Entretanto
Cumpliendo el mandato de nuestros pueblos, con la fortaleza de nuestra Pachamama y gracias a Dios, refundamos Bolivia.
(continuará, me temo)
* Cortesía de Freddie Mac & Fannie Mae.
** Hay un tercer aspecto digno de mención: su cursilería recuerda un poco al Estatuto catalán, primer intento de encarnación de la Era Aquarius en un texto legal (la segunda y definitiva es la que nos ocupa). De hecho, no descarto emprender un estudio de derecho comparado de ambos textos.
Este fin de semana lo hemos pasado con una amiga boliviana, que se ha encargado de ponernos al tanto de la situación política en su país (vive allí, así que lo conoce de primera mano) Después de contarnos anécdotas pintorescas de Evo Morales, como un discurso en el que afirmo solemnemente que a lo largo de la historia los aymaras (la tribu de Evo) habían resistido victoriosos los sucesivos intentos de invasión de españoles, ingleses, y el Imperio Romano (tal cual), comenzó a hablarnos de la nueva Constitución, que ha entrado en vigor a principios de 2009. Como lo que nos contaba era muy difícil de creer (y eso que vivimos en la España de Zapatero) he conseguido una copia, y realmente no parece tanto una Constitución como el testamento político de un país que, a semejanza de los lemmings*, ha decidido tirarse alegremente por un barranco. Hoy empiezo el análisis con la parte telúrico-cursi. Luego vendrán partes más siniestras.
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¿Qué es Bolivia? El Preámbulo nos lo aclara:
En tiempos inmemoriales se erigieron montañas, se desplazaron ríos, se formaron lagos. Nuestra amazonia, nuestro chaco, nuestro altiplano y nuestros llanos y valles se cubrieron de verdores y flores. Poblamos esta sagrada Madre Tierra con rostros diferentes, y comprendimos desde entonces la pluralidad vigente de todas las cosas y nuestra diversidad como seres y culturas. Así conformamos nuestros pueblos, y jamás comprendimos el racismo hasta que lo sufrimos desde los funestos tiempos de la colonia.
Observen dos detalles** que se desprenden de este primer párrafo: 1) Deja inmediatamente claro quienes son los malos de la película (los colonizadores, evidentemente) y 2) Los acusa de lo que va a poner en práctica a continuación (el racismo). De hecho fíjense como los de ascendencia europea quedan fuera de la exhaustiva (y francamente heterogénea) enumeración del artículo 3 (y valoren la correción de género):
Artículo 3. La nación boliviana está conformada por la totalidad de las bolivianas y los bolivianos, las naciones y pueblos indígena originario campesinos, y las comunidades interculturales y afrobolivianas que en conjunto constituyen el pueblo boliviano.
Si, han leído bien: aquí no hay ciudadanos, sino un batiburrillo de agregaciones de personas de las que sólo parecen quedar excluidos los clubs de fútbol. Y de los “pueblos indígena originario campesinos” hablaremos adelante. Entretanto
Cumpliendo el mandato de nuestros pueblos, con la fortaleza de nuestra Pachamama y gracias a Dios, refundamos Bolivia.
(continuará, me temo)
* Cortesía de Freddie Mac & Fannie Mae.
** Hay un tercer aspecto digno de mención: su cursilería recuerda un poco al Estatuto catalán, primer intento de encarnación de la Era Aquarius en un texto legal (la segunda y definitiva es la que nos ocupa). De hecho, no descarto emprender un estudio de derecho comparado de ambos textos.
Comentarios
Por lo demás, esperemos más noticias sobre el parto de la Pancha Mamá.
Saludos.
Y el desierto y la puna que se jodan, que allí no hay quien pare.
Y de los salares, mejor ni mentarlos.
Evo, el primer hombre: un incansable horticultor (de coca)
YAPOCO, me di cuanta de lo de la hora poco después de reírme de Candela porque ella tenía en su blog la hora de Tombuctú. Así que me pasé de listo, y tendré que cambiarlo en algún momento.