Eguibar ha disculpado el apoyo del PNV al aborto apelando a la ‘evolución’ de la sociedad y a la adaptación a los ‘nuevos tiempos’. Sin entrar a discutir (por aburrimiento) esa afirmación de que la ‘evolución’ o los ‘nuevos tiempos’ exijan la modificación de la Ley del aborto, hay que decir que resulta sorprendente que Eguibar no se dé cuenta de que precisamente él no puede invocar la ‘evolución’ ni los ‘nuevos tiempos’, pues ambos tienen sobre la tribu heptamilenaria un efecto similar al de la exposición del Conde Drácula a los rayos del sol. El PNV sólo puede vivir en una burbuja a salvo del paso del tiempo y la realidad, pues en caso contrario sufriría la misma secuencia experimentada por el pobre Conde cada vez que, inexorablemente, Van Helsing acaba rompiendo una vidriera por la que entra el sol: rápida descomposición, calavera sonriente y restos de polvo que se desvanecen en el aire . De hecho, si la exposición de Eguibar a la palabra ‘evolución’ no lo ha pulverizado es porque su calavera es notablemente más dura que la de Drácula.
Es evidente que la razón aducida por Eguibar no es más que un pretexto para justificar el apoyo remunerado del PNV al PSOE, pero, por favor, tenemos derecho a pretextos más elaborados. El Conde Drácula, que tiene mucha más dignidad, si fuera sorprendido en el acto de abalanzarse sobre una pobre mujer, jamás alegaría una excusa tan absurda como que sólo estaba tomando el sol.
Es evidente que la razón aducida por Eguibar no es más que un pretexto para justificar el apoyo remunerado del PNV al PSOE, pero, por favor, tenemos derecho a pretextos más elaborados. El Conde Drácula, que tiene mucha más dignidad, si fuera sorprendido en el acto de abalanzarse sobre una pobre mujer, jamás alegaría una excusa tan absurda como que sólo estaba tomando el sol.
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