Pero Otegui es un oportunista político: quiere llegar al poder para materializar su visión totalitaria. Sánchez es un oportunista vacío: quiere conseguir el poder por un mero placer narcisista. Serán, por tanto, los oportunistas políticos los que marquen su agenda. Lo más desagradable -y, me temo, lo más perdurable- son los ajustes de disonancia de sus votantes. Al funcionar las siglas como marcador identitario -y una vez estigmatizado el adversario; muchas iniciativas legislativas están orientadas principalmente a este fin- los votantes reordenaran sus posiciones en torno a las evoluciones del líder hueco de su partido. Es decir, quieren seguir votando al PSOE, así que Bildu -que es su socio- no puede ser malo. Lo llaman «mover la ventana de Overton», pero se parece bastante al envilecimiento. Vienen malos tiempo, y se necesita con urgencia un partido de centro izquierda con capacidad para escandalizarse ante estas cosas.
Hoy les traigo los hábitos sexuales del combatiente ( Calidris pugnax ), un pájaro originario de Finlandia que luce un vistoso plumaje superior que recuerda un poco a Mildred Roper con una estola de visión. Este plumaje –ya lo habrán sospechado a estas alturas- cumple una función similar a la cola del pavo real: atraer a las hembras. Y los que desarrollan un plumaje más vistoso, que son los de mayor estatus, más agresivos y con más altos niveles de testosterona, parecen atraerlas más. Exactamente igual que en los humanos. Puesto que el plumaje se transmite genéticamente, también habrán sospechado que está correlacionado con alguna ventaja genética: la hembra que se encapricha del combatiente emplumado está, inconscientemente, escogiendo buenos genes. Pero lo curioso es que, dentro de su competición intrasexual por las hembras, los combatientes machos han desarrollado tres estrategias de apareamiento que se corresponden con tres tipos de plumaje. El biólogo David Lank explica que la m...
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