Realmente el verdadero fundador del círculo de Chaikovsky no ha sido éste, sino un tal Mark Andreyevich Natanson, que a principios de la década de los 80 ha reunido un grupo de estudiantes en la Escuela de Medicina de la Universidad de San Petersburgo. La ciudad se está convirtiendo en el foco de populismo del momento: una versión dulcificada de las precedentes de Nechayev y Tkachev. Natanson dura tan poco en el grupo que ni siquiera tiene tiempo para darle su nombre. En 1871 es detenido por realizar actividades subversivas, y comienza así una serie de detenciones que acabarán llevándolo a Siberia.
Nikolai Vasilevich Chaikovsky toma el relevo. Está agobiado por profundas dudas existenciales, y busca denodadamente un sentido a su vida. Durante dos años lo busca en el populismo, y llama a su círculo “la Orden” como si de monjes se tratara. Pero finalmente lo encuentra en el deo-humanismo de Alexander Malikov, una religión que a diferencia del populismo se reconoce como tal, y que pretende encontrar a Dios en el interior de cada uno. Más tarde contará uno de sus compañeros del círculo:
“Chaikovsky vio en esta predicación una revelación desde arriba. En un fogonazo solucionó todos los problemas que lo torturaban. Le dio todo lo que estaba buscando, correspondía exactamente a los deseos de su alma, que era honorable, compasiva, y recta. Ya no eran necesarias la conspiración, el secreto, la revolución o la revuelta (...) Él creyó con total fe, y súbitamente se desprendió de sus espaldas el peso de los problemas y las dudas que lo atormentaban. Alcanzó calma y paz de mente, que incluso se reflejó en su estado físico: de ser un estudiante flaco pasó a ser un hombre robusto”.
A partir de ese momento Chaikovsky trata de convertir a sus compañeros a la nueva fe, pero sólo uno, Vasily Alexeyev, ve la luz; el resto continúa apegado a la doctrina populista. En 1874 Chaikovsky, Alexeyev y el propio Malikov emigran a los Estados Unidos y fundan una comuna socialista/deo-humanista en Cedarville, Kansas. Chaikovsky volverá posteriormente a Rusia. En 1917 combatirá a los bolcheviques, y llegará a ser el gobernador delegado de los ejércitos blancos en la provincia de Arcángel. Su discípulo Alexeyev también volverá a Rusia. No habrá encontrado a Dios en su interior, pero al menos habrá hallado el amor en el exterior. Concretamente, en la mujer del maestro Malikov, que se traerá de vuelta con él.
Los Chaikovskistas son extremadamente jóvenes. Uno de sus miembros más viejos (30 años) es Piotr Kropotkin. Perteneciente a la nobleza más antigua de Rusia, y descendiente de la casa de Rurik, ha servido en el exclusivo cuerpo de pajes de Nicolás I. Ha sufrido con su hermano las inquietudes políticas y sociales de la época, y ha quedado destrozado cuando éste, tras ser deportado a Siberia, se ha suicidado. Tras abandonar su brillante carrera militar, entre 1862 y 1867 ha viajado por Siberia en expediciones científicas y geográficas. Después se ha sentido atraído por las prédicas de Bakunin, y ha recalado finalmente en el grupo.
Los Chaikovskistas son los primeros populistas en extender su radio de acción a los obreros. En principio se centran exclusivamente en los de la industria textil, a los que consideran más auténticos y cercanos a los campesinos, y desdeñan a los de la metalurgia, de los que piensan que están irremediablemente corrompidos por la civilización urbana: finalmente, también dentro del proletariado hay clases. Estos encuentros con obreros ocasionan una serie de arrestos, y para el invierno de 1873 el círculo de Chaikovsky está desbandado. Sus miembros acabarán formando otros grupos. Unos Zemlya i Volya -el segundo con este nombre-; otros, como Sofía Perovskaya, Narodnaya Volya.
Pero los Chaikovskyistas no son los organizadores del movimiento “al encuentro del pueblo” que se extenderá de 1873 a 1874. Los narodniki, que es como serán conocidos estos peregrinos, brotan espontáneamente por centenares en las universidades, fruto de décadas de siembra de distintas semillas de populismo. Por primera vez la cosecha populista es masiva, y el fruto es una ideología difusa dominada por una única y sencilla idea: tenemos una deuda con el pueblo. Esta idea provoca un intenso sentimiento de culpa a los narodniki, por lo que puede decirse que, más que al encuentro del pueblo, van en busca de la salvación de su alma. También es posible afirmar esto: el movimiento “al encuentro del pueblo” es una gigantesca superproducción en la que el pueblo no es realmente el protagonista, sino el gigantesco decorado para que 10.000 protagonistas consigan que los relatos de sus vidas tengan sentido y sean emocionantes.
El encuentro de los narodniki con el objeto de sus afanes es decepcionante. El pueblo, entendido como depositario del alma rusa, no aparece por ningún lado. En su lugar encuentran campesinos que no consiguen contagiarse del entusiasmo de los narodniki por su propia salvación, y que parecen escasamente interesados en el socialismo. Miran con desconfianza a los estudiantes, y con frecuencia los denuncian a las autoridades. Su nivel cultural es decepcionante, y su propensión a la bebida alarmante, incluso para los criterios de los propios estudiantes. El movimiento “al encuentro del pueblo” se desvanecerá en cuanto se enfríe el entusiasmo inicial, pero mientras tanto los más contumaces narodniki se ven obligados a simplificar el discurso para adaptarlo a las circunstancias. Un ejemplo de predicación narodniki es éste:
“Al principio Dios creó iguales a todos los hombres y les regaló las tierras, pero luego vinieron los nobles y se apropiaron de las mejores. Y mira por donde, hermano, ahora los campesinos tienen que pagar fuertes contribuciones para que no engorden demasiado. Pero los campesinos olvidan que son cien veces más fuertes que sus opresores. Ahora deben tomar venganza y fundar un imperio campesino en el que sólo reine la fraternidad”
Y otro éste:
“Esta medida de aguardiente la pagas tú ahora a cinco kopeks; pero cuatro de esos cinco kopeks van a parar al bolsillo de aristócratas y usureros; y si se matase a todos los aristócratas y usureros todos podríamos, ¡y tú también, hermano!, beber cinco medidas de aguardiente por cinco kopeks”.
Puesta en funcionamiento la policía zarista se producen detenciones a gran escala, y el movimiento es definitivamente desarbolado. En 1877 tendrá lugar en San Petersburgo el juicio multitudinario contra los narodniki, con resultados inesperados para las autoridades.
Imágenes: 1) Chaikovsky, muchos años después de su aventura populista. 2) Retrato de la madre de Kropotkin. 3) Kropotkin. 4) Sofía Perovskaya.
Nikolai Vasilevich Chaikovsky toma el relevo. Está agobiado por profundas dudas existenciales, y busca denodadamente un sentido a su vida. Durante dos años lo busca en el populismo, y llama a su círculo “la Orden” como si de monjes se tratara. Pero finalmente lo encuentra en el deo-humanismo de Alexander Malikov, una religión que a diferencia del populismo se reconoce como tal, y que pretende encontrar a Dios en el interior de cada uno. Más tarde contará uno de sus compañeros del círculo:
“Chaikovsky vio en esta predicación una revelación desde arriba. En un fogonazo solucionó todos los problemas que lo torturaban. Le dio todo lo que estaba buscando, correspondía exactamente a los deseos de su alma, que era honorable, compasiva, y recta. Ya no eran necesarias la conspiración, el secreto, la revolución o la revuelta (...) Él creyó con total fe, y súbitamente se desprendió de sus espaldas el peso de los problemas y las dudas que lo atormentaban. Alcanzó calma y paz de mente, que incluso se reflejó en su estado físico: de ser un estudiante flaco pasó a ser un hombre robusto”.
A partir de ese momento Chaikovsky trata de convertir a sus compañeros a la nueva fe, pero sólo uno, Vasily Alexeyev, ve la luz; el resto continúa apegado a la doctrina populista. En 1874 Chaikovsky, Alexeyev y el propio Malikov emigran a los Estados Unidos y fundan una comuna socialista/deo-humanista en Cedarville, Kansas. Chaikovsky volverá posteriormente a Rusia. En 1917 combatirá a los bolcheviques, y llegará a ser el gobernador delegado de los ejércitos blancos en la provincia de Arcángel. Su discípulo Alexeyev también volverá a Rusia. No habrá encontrado a Dios en su interior, pero al menos habrá hallado el amor en el exterior. Concretamente, en la mujer del maestro Malikov, que se traerá de vuelta con él.
Los Chaikovskistas son extremadamente jóvenes. Uno de sus miembros más viejos (30 años) es Piotr Kropotkin. Perteneciente a la nobleza más antigua de Rusia, y descendiente de la casa de Rurik, ha servido en el exclusivo cuerpo de pajes de Nicolás I. Ha sufrido con su hermano las inquietudes políticas y sociales de la época, y ha quedado destrozado cuando éste, tras ser deportado a Siberia, se ha suicidado. Tras abandonar su brillante carrera militar, entre 1862 y 1867 ha viajado por Siberia en expediciones científicas y geográficas. Después se ha sentido atraído por las prédicas de Bakunin, y ha recalado finalmente en el grupo.
Los Chaikovskistas son los primeros populistas en extender su radio de acción a los obreros. En principio se centran exclusivamente en los de la industria textil, a los que consideran más auténticos y cercanos a los campesinos, y desdeñan a los de la metalurgia, de los que piensan que están irremediablemente corrompidos por la civilización urbana: finalmente, también dentro del proletariado hay clases. Estos encuentros con obreros ocasionan una serie de arrestos, y para el invierno de 1873 el círculo de Chaikovsky está desbandado. Sus miembros acabarán formando otros grupos. Unos Zemlya i Volya -el segundo con este nombre-; otros, como Sofía Perovskaya, Narodnaya Volya.
Pero los Chaikovskyistas no son los organizadores del movimiento “al encuentro del pueblo” que se extenderá de 1873 a 1874. Los narodniki, que es como serán conocidos estos peregrinos, brotan espontáneamente por centenares en las universidades, fruto de décadas de siembra de distintas semillas de populismo. Por primera vez la cosecha populista es masiva, y el fruto es una ideología difusa dominada por una única y sencilla idea: tenemos una deuda con el pueblo. Esta idea provoca un intenso sentimiento de culpa a los narodniki, por lo que puede decirse que, más que al encuentro del pueblo, van en busca de la salvación de su alma. También es posible afirmar esto: el movimiento “al encuentro del pueblo” es una gigantesca superproducción en la que el pueblo no es realmente el protagonista, sino el gigantesco decorado para que 10.000 protagonistas consigan que los relatos de sus vidas tengan sentido y sean emocionantes.
El encuentro de los narodniki con el objeto de sus afanes es decepcionante. El pueblo, entendido como depositario del alma rusa, no aparece por ningún lado. En su lugar encuentran campesinos que no consiguen contagiarse del entusiasmo de los narodniki por su propia salvación, y que parecen escasamente interesados en el socialismo. Miran con desconfianza a los estudiantes, y con frecuencia los denuncian a las autoridades. Su nivel cultural es decepcionante, y su propensión a la bebida alarmante, incluso para los criterios de los propios estudiantes. El movimiento “al encuentro del pueblo” se desvanecerá en cuanto se enfríe el entusiasmo inicial, pero mientras tanto los más contumaces narodniki se ven obligados a simplificar el discurso para adaptarlo a las circunstancias. Un ejemplo de predicación narodniki es éste:
“Al principio Dios creó iguales a todos los hombres y les regaló las tierras, pero luego vinieron los nobles y se apropiaron de las mejores. Y mira por donde, hermano, ahora los campesinos tienen que pagar fuertes contribuciones para que no engorden demasiado. Pero los campesinos olvidan que son cien veces más fuertes que sus opresores. Ahora deben tomar venganza y fundar un imperio campesino en el que sólo reine la fraternidad”
Y otro éste:
“Esta medida de aguardiente la pagas tú ahora a cinco kopeks; pero cuatro de esos cinco kopeks van a parar al bolsillo de aristócratas y usureros; y si se matase a todos los aristócratas y usureros todos podríamos, ¡y tú también, hermano!, beber cinco medidas de aguardiente por cinco kopeks”.
Puesta en funcionamiento la policía zarista se producen detenciones a gran escala, y el movimiento es definitivamente desarbolado. En 1877 tendrá lugar en San Petersburgo el juicio multitudinario contra los narodniki, con resultados inesperados para las autoridades.
Imágenes: 1) Chaikovsky, muchos años después de su aventura populista. 2) Retrato de la madre de Kropotkin. 3) Kropotkin. 4) Sofía Perovskaya.
Comentarios
Si el criterio lo llegan a establecer los estudiantes actuales (algunos, no generalicemos) aquellos pobres campesinos serían considerados abstemios. Fijo.
A la espera de los resultados y gracias por sus siempre interesantes escritos.
Me recuerda a Asimov y su facilidad para contar de manera interesante cualquier tema.
Por cierto, muchas gracias por sus amables palabras ayer en la Argos. Saludos.
Chaikovsky, Malikov, Alexeyev: Al encontronazo del pueblo.
Un cordial saludo.
Un cordial saludo.
Semejante metamorfosis de Chaikovsky debería haberle merecido más adeptos.
Lo que era bueno para el gurú bien podía serlo para el pueblo ruso en pleno: mens sana in corpore sano, o el bienestar sin esfuerzo… aparente. (El acto de fe «total y súbito» no parece estar al alcance de cualquiera.)
Es notable la querencia de los chaikovistas por los obreros de la industria textil, como actividad más ‘sana’. Coincide con el punto de vista de los valdense y cátaros de la Edad Media; y conviene recordar que a este movimiento se le atribuyen en parte orígenes eslavos (bogomilos, bougres o búlgaros...).