«Si dice paradigma… deshaz el match» (Proverbio de TINDER)
«Estamos cambiado el paradigma. Estamos dejando atrás la ley del suelo de 1998 y el modelo liberal que trajo especulación, corrupción y mucho dolor social». Con esto Sánchez parece decir que en vivienda todo se ha hecho mal hasta ahora. Y así enmienda a los malvados neoliberales, a los gobiernos socialistas que lo precedieron e incluso a sí mismo, que no ha hecho nada en sus cinco años de gobierno y ha tenido a sus ministros diciendo que lo que ahora acaban de aprobar no funciona. En un ambiente moderadamente racional todo esto chirriaría bastante –para empezar, habría que concluir que Sánchez está reconociendo haber mantenido la especulación, la corrupción y mucho dolor social estos cinco años- pero no estamos en ese ambiente. Sánchez sabe que basta con denunciar escandalizado un problema para que sus menguantes –y con frecuencia menguados- adeptos entiendan inmediatamente que la culpa es del PP. El señalamiento de todo lo que le queda a la derecha ha sido la principal estrategia de Sánchez en su mandato, y cinco años de sustitución de la realidad por el relato van dando sus frutos. El caso es que la argumentación está en retroceso y el relato actual está tan simplificado que ya ni siquiera tiene guion, lo que facilita la ausencia de coherencia. Ahora no es más que una sucesión inconexa de imágenes, un álbum Hoffman como los que usamos para torturar a nuestros infortunados amigos. Sánchez añade ahora la foto de la vivienda a su book de gobierno que empezó con la foto del Falcon, con gafas de sol y acompañado del pobre Albares a lo Austin Powers como contrapunto. A raíz de eso Albares se cortó el pelo y Bolaños se despeinó el suyo, pero estamos divagando.
La ley de vivienda de Sánchez no va a mejorar el mercado de la vivienda, pero es que no está pensada para eso. Se trata -como decía ayer Eloy García en El Confidencial- de una «ley volitiva». Una mera declaración -similar a las que suelen formular las sucesivas Miss Venezuela (¡chupito!)- cuya única finalidad es exhibir los buenos sentimientos del emisor, pero sin pretender alcanzar resultados concretos. Mera «señalización de virtud» o «postureo» como se dice ahora. Desgraciadamente aunque la ley no está pensada para producir buenos resultados está perfectamente preparada para generar malos: como todo el mundo sabe topar los precios nunca ha funcionado -«aparte de un bombardeo es una de las técnicas más eficientes para destruir ciudades»-, debilitar el derecho de propiedad hace sociedades más pastueñas, y criminalizar al propietario difícilmente mejorará el mercado de alquiler.
«Queremos convertir la vivienda en el quinto pilar del Estado del bienestar». Pues ni siquiera este eslogan es original: lo enunció la ministra María Antonia Trujillo hace ya 16 años. Lo hizo cuando Zapatero promulgó su particular Ley Miss Venezuela de vivienda y suelo, que Sánchez olvidó mencionar. El entonces presidente aseguró que la ley permitiría cumplir «el mandato constitucional de ofrecer una vivienda digna a los ciudadanos» y «concluir con la anomalía de la gran cantidad de viviendas desocupadas y plantar cara a la corrupción y a la especulación». ¿Les suena? Tampoco consiguió alcanzar esos objetivos, y tampoco lo pretendía. Y es que la principal razón por la que padecemos esta época tan penosa para la política, por la que se imponen la farsa, el relato, las fotos, las leyes vacías, la siembra de discordia, las declaraciones altisonantes y la mentira, es nuestra falta de memoria.
Comentarios
Y los cuatro estupendérrimos.
Yo estoy que echo humo, con lo de la nueva Ley de la Vivienda, y la protección a los okupas. Porque precisamente, soy autónoma y me dedico justamente al alquiler de viviendas y locales de negocio de mi propiedad .
Y nos brean con toda clase de normas de mantenimiento y de inspecciones. Y si vemos que por causa del Covid han tenido problemas y les perdonamos parte de su deuda, lo consideran donación, y nos brean por ello.
Y ahora van a copiarle a Franco , que congeló los alquileres incluso de los pisos de lujo. Y hubo algún propietario, que pudo sobrevivir haciéndose portero de la casa de su propiedad, fregando las escaleras, repartiendo el correo a sus inquilinos llenos de pieles y de cochazos, y ganando más por las propinas al subirles la compra y así , que por el alquiler.
Tuvieron que llegar los socialistas en el 82, a arreglar el asunto con Boyer y su nueva LAU, ( con el apoyo indudable de Alfonso Guerra, que si no es por él, Boyer sólo no se hubiera atrevido a tocar el tema ).
Puestos a copiar a Franco, podían haber construido pisos sociales para parejas jóvenes, como hizo él.
Grrrrr.