El País, el palimpsesto global en español, continúa con su infatigable tarea de reescribir la historia. Parece que lo que buscaba ETA con la sucesión de bombas era a ”una ciudadanía clamando ante las instituciones para que pongan fin al terror a cualquier precio y unas instituciones que, por su parte, se revelaran incapaces de contrarrestar el desistimiento de la ciudadanía.
De este modo El País nos revela que el peligro está en la reacción de la ciudadanía, y esto explica que, cuando Zapatero se largó de puntillas del Pacto por las Libertades para negociar con ETA escondido en las cloacas, el Gobierno lo negara airadamente y echara la culpa al PP: se trataba de evitar que la ciudadanía histérica desistiera y claudicara frente a ETA… antes que el Gobierno.
Y continúa diciendo: ”Los ciudadanos han aprendido (…) que contra el terrorismo no existen recetas mágicas, ni al margen de la ley ni por la vía de intentar entrar en razones con ellos”. De este modo El País nos recuerda que fueron los ciudadanos los que organizaron el GAL, la “receta mágica al margen de la ley”, que fue la ciudadanía la que pidió permiso al Parlamento para negociar con ETA, y que fue la ciudadanía la que se sentó en Loyola.
Pero entonces ¿no hay nada que recriminar al Gobierno?. Bueno, está bien, reconoce El País a regañadientes. También han aprendido la lección “el Gobierno y la oposición”.
Tengan un buen día.
De este modo El País nos revela que el peligro está en la reacción de la ciudadanía, y esto explica que, cuando Zapatero se largó de puntillas del Pacto por las Libertades para negociar con ETA escondido en las cloacas, el Gobierno lo negara airadamente y echara la culpa al PP: se trataba de evitar que la ciudadanía histérica desistiera y claudicara frente a ETA… antes que el Gobierno.
Y continúa diciendo: ”Los ciudadanos han aprendido (…) que contra el terrorismo no existen recetas mágicas, ni al margen de la ley ni por la vía de intentar entrar en razones con ellos”. De este modo El País nos recuerda que fueron los ciudadanos los que organizaron el GAL, la “receta mágica al margen de la ley”, que fue la ciudadanía la que pidió permiso al Parlamento para negociar con ETA, y que fue la ciudadanía la que se sentó en Loyola.
Pero entonces ¿no hay nada que recriminar al Gobierno?. Bueno, está bien, reconoce El País a regañadientes. También han aprendido la lección “el Gobierno y la oposición”.
Tengan un buen día.
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