Pues bien analizando las app de citas Tinder y Hinge se ha comprobado que las hembras heterosexuales afrontan un Gini de 0,324, mientras que los hombres heterosexuales uno de 0,542. ¿Refleja mucha desigualdad? Unos sí y otras no. Si lo comparamos con las desigualdades económicas de los países, el mercado de emparejamiento de las mujeres está en la media. Pero el de los hombres reflejaría más desigualdad que el 95% de las economías mundiales, equivalente al de un país con apartheid. Dicho de otro modo la regla 80/20 de Pareto se cumple dramáticamente para los hombres: ordenados en función de su atractivo para el otro sexo el 20% de los hombres más atractivos acapara la atención del 80% de las mujeres. Y el 80% restante de hombres tiene que conformarse –discúlpenme- con el 20% restante de mujeres. En realidad esto presenta un panorama melancólico para todos excepto el 20% de hombres que están en posición de decidir en régimen de monopolio, algo que no disfrutan ni el 20% de mujeres más atractivas.
Esto refleja varias curiosidades. Para empezar si tenemos en cuenta que el funcionamiento de cada mercado viene definido por las preferencias del otro sexo resulta que las mujeres son menos igualitarias que los hombres. Según la plataforma OKCupid las mujeres califican al 80% de los hombres como menos atractivos que la media, y este 80% recibe sólo un 30% de respuestas a sus avances. En cambio los hombres afinan mucho más y consideran que sólo un 50% de las mujeres son menos atractivas que la media, y aún este 50% recibe un 40% de respuestas. Imaginemos, si esta brecha de libido se produjera a la inversa, el victimismo que estaría produciendo el feminismo de género, que estaría elevando el nomecomounrosquismo a la categoría de opresión patriarcal sistémica y estructural.
Pero además los estudios reflejan una fuerte tendencia humana a la poliginia, que en su forma extrema hace que un escaso número de afortunados acapare todas las posibilidades de emparejamiento. Obviamente somos una especie en perpetua lucha contra su naturaleza mediante la cultura. Y del mismo modo que corregimos las desigualdades económicas que Gini pone de manifiesto en las economías mediante mecanismos de redistribución, también se ha intentado tradicionalmente corregir la poliginia y redistribuir los recursos eróticos -discúlpenme de nuevo- mediante la institución de la monogamia.
Obsérvese por cierto una última paradoja: mientras que los progresistas suelen ser más favorables a la redistribución de riqueza –siempre que no sean nacionalistas-, la medida redistributiva de la monogamia es más defendida por los conservadores. En fin, disfruten del domingo y abandonen ordenadamente Tinder.
Fuente de Alfredo Landa: Vente a Alemania, Pepe
Comentarios
Las diferencias psicológicas (sexuales) entre hombres y mujeres ya las apunta usted. Y asombran, por ser enormes.
Yo lo expresaría así, las mujeres son muchísimo mas clasistas y partidarias de la desigualdad que los hombres, por mucho que quieran disfrazarlo y bla bla bla. Que ya sabemos que con el bla bla bla todos somos la ostia de guais, buenos y solidarios, pero luego a la hora de demostrarlo en la práctica... pues eso.
Y debo decir que no me extraña en absoluto lo que usted nos cuenta.
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Hablando en serio, aquí una partidaria de la monogamia.