En su libro Los principios del gobierno representativo Bernard Manin distingue tres etapas: el parlamentarismo –desde su origen hasta el último tercio del s. XIX-, la democracia de partidos –hasta el último tercio del s. XX-, y la democracia de audiencia -la actual-. Y lo hace en función de lo que considera cuatro características esenciales: la autonomía de los representantes, la toma de decisiones a partir del debate, la celebración periódica de elecciones y la prensa libre.
En el parlamentarismo la autonomía de diputados al tomar decisiones es total. Es el momento del Discurso a los electores de Bristol en el que Burke deja claro que, como representante, no es un mero encargado de transmitir las instrucciones de sus votantes: éstos, confiando en su superior juicio para tratar los asuntos públicos, han delegado en él la toma de decisiones. Más aún: los diputados ni siquiera están constreñidos por un programa político prefijado. El parlamentarismo es, además, el momento en el que las cuestiones pueden ser realmente sometidas a deliberación en el Parlamento, sometiendo las cuestiones debatidas al juicio de los argumentos más poderosos.
En la democracia de partidos la base democrática se ha ampliado, y el conocimiento personal hacia los representantes se desplaza hacia la imagen de marca de los partidos de masas. Esto es posible porque la principal línea divisoria en la sociedad es la posición económica, y se entiende que los partidos se limitan a representar diferentes intereses de clase. Además, aparecen programas electorales que limitan la capacidad de actuación. El debate desaparece del parlamento, que se convierte en mera representación de las diferentes posiciones adoptadas en el interior de los partidos. Los representantes políticos mantienen su autonomía de decisión con respecto a los electores, pero están sujetos por la disciplina del partido a las decisiones emanadas producidas por la oligarquía del partido: éste es el momento de Michels.
En la fase actual, la democracia de audiencia, la imagen de marca del partido se ha trasladado al impacto de líderes mediáticos: esta fase es producto de la gradual transformación del homo sapiens en homo videns. Ahora el votante no es cautivo de una opción política. Como la clase obrera se ha difuminado en una gran clase media, y hay distintas líneas de división en la sociedad, las opciones políticas se esfuerzan por acentuarlas –o crear diferencias artificiales- con el fin de marcar diferencias con el adversario. Los programas electorales, por cierto, también se difuminan. Las decisiones siguen siendo producidas por un grupúsculo en los partidos, en los cuales cobran especial peso los expertos en comunicación y demoscopos. El Parlamento sigue siendo un mero escaparate de las decisiones adoptadas por esos.
¿Dónde está el debate? ¿Quiénes toman las decisiones? En cada partido, reducidos sanedrines en torno al líder mediático –auxiliados por los sacerdotes de los medios y la demoscopia- generan decisiones misteriosas que son trasladadas –a veces no- al resto del partido, los militantes y los votantes. Estas decisiones no están constreñidas por las promesas electorales ni –según vamos viendo- por la necesidad de ajustarse a la verdad.
¿Van viendo ustedes el problema?
Comentarios
Ahora, Ahora estamos peor todavía, porque los que mandan, incluso dentro del Partido, son los más guapos, los que mientan mejor, los que mejor sepan hacerse propaganda y convertirse en "dioses", a base de responsabilizar de todo lo malo a "los otros".
Y, no sé si habrá visto usted algún video reciente de Irene Montero :
Está guapíssima. Y maneja su cascada de pelo negro y brillante, como una consumada estrella de cine. ( Me recuerda mucho a la Jennifer Connelly de hace veinte años ).
¡ Capaz de que acabe siendo ella la que nos someta ! ¡ Y que, conociendo a los españoles , Nos dejemos !
¡¡¡ Porca Miseria !!!
Thompson, sobre el libro de Manin hay varias entradas que se pueden sacar
Eso que escribe usted - "lo digo con envidia "- ¿ sabe como lo llamaba mi madre ?
" Fishing for Compliments "
Y Ahí lo dejo... je,je,je.