Llegué a este libro gracias a una critica de Vargas Llosa, aparecida hace algunas semanas, creo, en El País. El enigmático título es el acrónimo de Himmlers Hirn heisst Heydrich, el cerebro de Himmler se llama Heydrich. Narra el atentado organizado desde Inglaterra, y perpetrado por comandos checoeslovacos, contra el todopoderoso Protector (magnífico eufemismo) de Bohemia y Moravia.
Estamos acostumbrados a que el narrador sea omnisciente, aséptico y neutral, pero el autor, Laurent Binet, no es ninguna de estas cosas. Titubea y duda al contar los sucesos, y en ocasiones relata una cosa que desmiente un par de capítulos más adelante reconociendo su error. Toma partido por los personajes, y no se molesta en absoluto en disimular sus afectos y fobias. Además se entromete continuamente en la historia contándonos la suya propia. Todo esto podría ser una técnica deliberada (el propio Borges aconseja que el narrador simule dudar para proporcionar mayor verosimilitud), pero produce más bien la impresión de naturalidad. El lector acaba cogiendo simpatía a Binet, y termina contagiado por su entusiasmo.
Aunque la historia, por sí misma, merece todo el entusiasmo. Heydrich es quizás una de las personas más malvadas que ha existido, capaz de destacar incluso entre la maldad absoluta que representa el nazismo. Uno no puede dejar de sentir la misma simpatía que el propio autor por los comandos checos que organizaron el atentado, y al final se ve irremisiblemente envuelto en el relato. No se lo pierdan.
Imagen 1. Heydrich recibiendo las 7 llaves de Praga del presidente-títere Hácha.
Imagen 2. Gabcík y Kubis (no en este orden).
Comentarios
Yo pasaba por aquí y...
Como siempre un placer su prosa.
Un abrazo
me lo apunto. Por cierto, siguiendo la misma línea, ¿se ha leído las memorias de Albert Speer? Si es el caso, ¿son recomendables?
Saludos,
Laslo a.s., sea bienvenido como siempre.
Mr. Psykoactive, no he leído las memorias de Speer. Empecé las ‘Conversaciones con Albert Speer’ de Fest, pero me aburrió y lo dejé. De Fest tampoco me acabó de gustar el famoso “Yo no”. Me pareció que el joven Fest despreciaba a los nazis, sí, pero más por soberbia intelectual que por las atrocidades (que él admite que eran conocidas) que perpetraban en el este. Esta soberbia lo acompaña incluso cuando cae prisionero de los americanos, que, obviamente, no distinguían entre los nazis y el cultivado Fest pues todos ellos combatían en el mismo bando. Por favor, si lee usted las memorias de Speer transmítanos su opinión.
Si Benja, he leído el libro. Lo recomendaste en el blog de SG y lo compré.
En el capítulo de ayer intercalaban imágenes de Hitler acariciando y besande a sus pastores alemanes con otras de asesinatos masivos de "subhumanos" rusos, de linchamientos de judíos y también de las tropas alemanas muriendo de frío y de hambre en Rusia.
El Libro de Pavel Kohout me encantó. El de Fest, "Yo no", me decepcionó. Sin embargo El Hundimiento me pareció buenísimo, igual que la película.