Un magistrado de la Audiencia Nacional ha defendido que tiene “plena justificación” que las Fuerzas del Orden den un chivatazo a una banda armada, conducta que parece incurrir decididamente en el tipo 'colaboración con banda armada', por estar en el marco "de un proceso de negociación política o de un proceso de paz"*. Ha defendido, por tanto, con total naturalidad, que la aplicación del Código Penal puede ser supeditada a una decisión política.
Que un magistrado de la Audiencia Nacional se permita pegar una patada al estado de derecho, con una naturalidad que demuestra que ni siquiera ha sentido la necesidad de disimular, debería hacer sonar las alarmas. No parece que esté ocurriendo a gran escala, y en ello me parece detectar el funcionamiento de un mecanismo peculiar: comprendemos la gravedad del asunto, pero nos vemos incapaces de hacer algo para evitarlo. Nace así una disonancia que, como todas, desencadena un proceso automático de ajuste. Y, ya que no podemos solucionar el asunto, nos convencemos de que carece de importancia. De paso, comenzamos a mirar con antipatía a los que sí se alarman o denuncian el hecho, porque nos presentan un ejemplo molesto. Con el tiempo, el mecanismo genera una especie de etiqueta según la cual, en cuestiones políticas, sudar es de mal gusto, y aquel que se agita es contemplado con desdén y recelo. Eso explica, por cierto, lo fácil que es convertirlo en ‘crispador’.
Ayer estuvo Rosa Díez en Palma presentando a los candidatos de UPyD para las próximas elecciones autonómicas y locales de mayo. Hizo un diagnóstico del calamitoso estado del paciente España, y aportó una serie de medidas terapéuticas para evitar la defunción. Medidas impecablemente razonables, que, sospecho, serían compartidas por una amplia mayoría de los españoles. Pero el problema no está en la complejidad del diagnóstico, sino en los galenos que, previsiblemente, tendrían que aplicar la terapia: el PP y el PSOE**. El caso es que los grandes partidos no están dispuestos alterar un ecosistema en el que viven estupendamente, de modo que, una vez más, se abstendrán de tomar las medidas que sus votantes aplaudirían. No obstante, éstos continuarán votándolos. En parte por consideraciones acerca de la utilidad de su voto. En parte, me temo, por consideraciones como la descrita en el primer párrafo de esta entrada.
Este fue el planteamiento de Rosa Diez: los dos grandes partidos se han convertido en gigantescos paquidermos que cierran, con sus traseros, el acceso de cualquier opción alternativa, e impiden de este modo la aplicación de las terapias necesarias, que son imprescindibles para el paciente pero dolorosas para ellos. El votante se encuentra, por tanto, limitado por una dramática conjunción disyuntiva: o voto a este, que no me acaba de gustar, o al otro, que decididamente me repele. UPyD, en palabras de Rosa Díez, pretende introducir, entre esas dos mastodónticas “oes”, una modesta “y”. Algo que pone nerviosos a los paquidermos, pues a nadie le gusta ver rondando una conjunción copulativa cerca de sus posaderas. Eso contribuye a explicar el apagón informativo que los medios, tan imparciales, le han dedicado.
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* He visto cosas que los demás no soñaríais. Esta claro que el pobre Roy Batty nunca pasó por la España de Zapatero.
** Ni remotamente pretendo equidistar entre ambos partidos. El problema ha sido creado por el PSOE de Zapatero. Pero creo que, desde 2008, Rajoy ha renunciado a presentar batalla.
Que un magistrado de la Audiencia Nacional se permita pegar una patada al estado de derecho, con una naturalidad que demuestra que ni siquiera ha sentido la necesidad de disimular, debería hacer sonar las alarmas. No parece que esté ocurriendo a gran escala, y en ello me parece detectar el funcionamiento de un mecanismo peculiar: comprendemos la gravedad del asunto, pero nos vemos incapaces de hacer algo para evitarlo. Nace así una disonancia que, como todas, desencadena un proceso automático de ajuste. Y, ya que no podemos solucionar el asunto, nos convencemos de que carece de importancia. De paso, comenzamos a mirar con antipatía a los que sí se alarman o denuncian el hecho, porque nos presentan un ejemplo molesto. Con el tiempo, el mecanismo genera una especie de etiqueta según la cual, en cuestiones políticas, sudar es de mal gusto, y aquel que se agita es contemplado con desdén y recelo. Eso explica, por cierto, lo fácil que es convertirlo en ‘crispador’.
Ayer estuvo Rosa Díez en Palma presentando a los candidatos de UPyD para las próximas elecciones autonómicas y locales de mayo. Hizo un diagnóstico del calamitoso estado del paciente España, y aportó una serie de medidas terapéuticas para evitar la defunción. Medidas impecablemente razonables, que, sospecho, serían compartidas por una amplia mayoría de los españoles. Pero el problema no está en la complejidad del diagnóstico, sino en los galenos que, previsiblemente, tendrían que aplicar la terapia: el PP y el PSOE**. El caso es que los grandes partidos no están dispuestos alterar un ecosistema en el que viven estupendamente, de modo que, una vez más, se abstendrán de tomar las medidas que sus votantes aplaudirían. No obstante, éstos continuarán votándolos. En parte por consideraciones acerca de la utilidad de su voto. En parte, me temo, por consideraciones como la descrita en el primer párrafo de esta entrada.
Este fue el planteamiento de Rosa Diez: los dos grandes partidos se han convertido en gigantescos paquidermos que cierran, con sus traseros, el acceso de cualquier opción alternativa, e impiden de este modo la aplicación de las terapias necesarias, que son imprescindibles para el paciente pero dolorosas para ellos. El votante se encuentra, por tanto, limitado por una dramática conjunción disyuntiva: o voto a este, que no me acaba de gustar, o al otro, que decididamente me repele. UPyD, en palabras de Rosa Díez, pretende introducir, entre esas dos mastodónticas “oes”, una modesta “y”. Algo que pone nerviosos a los paquidermos, pues a nadie le gusta ver rondando una conjunción copulativa cerca de sus posaderas. Eso contribuye a explicar el apagón informativo que los medios, tan imparciales, le han dedicado.
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* He visto cosas que los demás no soñaríais. Esta claro que el pobre Roy Batty nunca pasó por la España de Zapatero.
** Ni remotamente pretendo equidistar entre ambos partidos. El problema ha sido creado por el PSOE de Zapatero. Pero creo que, desde 2008, Rajoy ha renunciado a presentar batalla.
Comentarios
Lo dicho, enhorabuena.
es un honor y un placer siempre leerle. Aquí y ca Santiago.
un saludo
PS: póngame una tilde en ese: "...que este ocurriendo a gran escala..."
Entre otras cosas...
Y tiene usted toda la razón, y yo me pregunto: qué podemos hacer para que el resto de la gente sea consciente de lo que usted cuenta, y, sobre todo, actúe en consecuencia...
No solo UPyD sufre bloqueo informativo. Tras su crisis interna pasada ya hace bastante tiempo ( a diferencia del partido de RD, que las sigue teniendo en muchas regiones, la última en Galicia ), hay un partido que piano piano, despacio pero seguro, se está extendiendo por toda España, y no es otro que Ciudadanos.
Entre otros lugares, tiene federaciones ya en las propias Baleares, Comunidad Valenciana, provincia de Málaga y Madrid, donde se presentan a las elecciones locales con nada menos que Victor Domingo, presidente de la Asociación de Internautas, como candidato a la Comunidad.
Ellos sí que están siendo silenciados del todo. No como UPyD, que cuando menos siempre tiene un espacio en Libertad Digital y el resto de medios de FJL. Y lloran mucho menos.
Personalmente no soporto el victimismo, porque es de lo primero que hacen gala todos los partidos nacionalistas, independientemente de que lo que se reivindique sea justo o no, que en el caso que nos ocupa evidentemente lo es.
Y que lo practique uno constitucionalista, supuestamente con más sentido común, pues qué quiere usted que le diga.
Saludos y muchas gracias por su atención.