«Nunca tantos debieron tanto a tan pocos». Churchill se refería así a los valerosos pilotos de la RAF que en la batalla de Inglaterra habían desarbolado a la imponente Luftwaffe, disipando la amenaza de invasión. El agradecimiento debería incluir a Hugh Dowding, artífice del complicado sistema de vigilancia, radar y comunicación con los pilotos. Quizás, también, a Beppo Schmid.
Beppo usaba un método infalible para prosperar: decir siempre lo que Göring deseaba oír. Así, cuando en una incursión la RAF derribaba 20 de sus bonitos Messerschmitt Bf 109, Beppo reducía el número a la mitad. Y cuando la Luftwaffe atacaba satisfactoriamente un aeródromo, destruyendo un número estimado de 20 Spitfire, Beppo doblaba inmediatamente la cifra. De este modo Göring iba ganando la batalla de Inglaterra, pero sólo en el relato de Beppo.
A corto plazo la táctica de Beppo le permitía progresar, pero a medio plazo llevaba a su jefe y a él mismo al desastre. Posiblemente no lo sabía hacer mejor: era como un pez piloto torpe pero agradador, capaz de mantener a su tiburón contento y desorientado. Su mayor activo –quizás el único- eran unas antenas que le permitían detectar los deseos del jefe y anticiparse. Como ven, Beppo era un tipo universal, aunque no especialmente glorioso: Hervías junto a Rivera, Teodoro junto a Casado, Smithers junto a Burns. Es una coalición que se repite inexorablemente porque el líder -también inexorablemente- acaba volviéndose tarumba y convenciéndose de que es necesario como el alcalde de "Amanece que no es poco". A partir de ese momento pasa a simpatizar con los que comparten esa visión, y desconfía de los que continúan apegados a la realidad.
Y es que ese es el problema: el líder, para hacer cosas constructivas, tiene una ventana de actuación corta: después lo veremos perdiéndose por cualquier horizonte –normalmente las ciénagas de la «realpolitik»- acompañado por el fiel Beppo de turno. Y por eso habría que diseñar instituciones para evitarlo: sería necesario un diseño madisoniano que habilitase cauces para la formación de inteligencia colectiva, y que trasladase al interior de los partidos los mecanismos de la democracia liberal. Pero qué sé yo.
Comentarios
Lo malo es que el líder, no es sólo el lider del gobierno, con su pez guía dándole la razón aunque no la tenga, Lo malo es que los partidos, incluso los partidos nuevos, que nunca habían gobernado antes, y que se habían creado con afán regenerador, y democrático, esos se escudan en la necesidad de presentar un frente unido, para conseguir votos, y sólo dan opción a "la militancia" para obedecer a la cúpula.
Y, las cúpulas, en cuanto tienen poder, aunque sólo tengan poder dentro de su partido, se creen elegidas por los dioses y en posesión de la verdad , y con el deber sagrado de imponerla a los demás.
Vargas Llosa , en "El pez en el Agua" , donde contaba su campaña para presidir el Perú, decía que Fujimori le había derrotado por culpa de las listas abiertas, porque los candidatos de Sus listas, se hacían la competencia unos a otros, en vez de centrarse contra los de la candidatura rival... Yo , a pesar de ello, pienso que mientras no haya democracia dentro de los partidos, y mientras no haya candidatos únicos por parte de cada partido, y para cada circunscripción, y que estos , una vez elegidos en su circunscripción , tengan que dar cuentas ante sus representados, ( como en el UK ), en vez de ante la jerarquía de su partido, seguiremos siendo pisados por los "líderes" de todo tipo, y sus camarillas.